La elevada factura de limpiar los garajes tras la dana: 5.000 euros al d¨ªa por vaciar el fango y las aguas fecales
Cientos de vecinos de los municipios afectados sacan a mano los s¨®tanos llenos de lodo, comida podrida, gasolina y aguas negras tres semanas despu¨¦s. Algunas empresas de limpieza hacen caja con la tragedia
En el portal del n¨²mero 11 de la calle doctor Fleming de Paiporta se concentraba, a peque?a escala, la desesperaci¨®n de un pueblo. Tratando de calmar los ¨¢nimos hab¨ªa un capit¨¢n y un cabo del Ej¨¦rcito de Tierra con barro hasta las orejas, mientras dos bomberos de la UME con una manguera parada encog¨ªan los hombros. Hab¨ªa tambi¨¦n seis t¨¦cnicos enviados por el Ayuntamiento tomando muestras del fango y cuatro voluntarios dispuestos con cubos y palas. Frente a todos ellos, seis vecinos que les gritaban: ¡°Ah¨ª abajo lo que tenemos es mierda, se?ores. Y no podemos m¨¢s¡±. La realidad que viven estos d¨ªas los pueblos anegados por la dana del 29 de octubre que arras¨® el sur de Valencia se palpa en este rinc¨®n, pero se repite en cientos de esquinas. Hay todav¨ªa al menos 428 s¨®tanos en solo seis municipios ¡ªseg¨²n las cifras de los administradores de fincas¡ª con los garajes llenos de lodo mezclado con comida podrida, gasolina y aguas fecales, sin que exista un plan coordinado para vaciarlos. Son los vecinos quienes deben adelantar cantidades disparatadas por hacerlo. Y se sienten, una vez m¨¢s, solos ante el reto no ya de sobrevivir a una riada, sino de hacerlo con un m¨ªnimo de dignidad.
La urgencia de vaciar los garajes no es una cuesti¨®n solo de salubridad. Hasta que no se vac¨ªe el fango, los fontaneros o electricistas no pueden hacer los arreglos pertinentes para dotar de los servicios de agua y luz a las instalaciones; tampoco un perito puede acceder a valorar el estado de las fincas. El lodo bajo sus pies retrasa cualquier tipo de avance hacia una vida medio normal. Adem¨¢s, seg¨²n los expertos consultados, ni siquiera se puede determinar el grado de deterioro que puede provocar la inundaci¨®n de los garajes para los cimientos o la estructura, tampoco si cada d¨ªa que pasa, todo puede empeorar. Los gritos cada vez son m¨¢s fuertes. Despu¨¦s del miedo, de la pena y el duelo, la rabia de sentirse abandonados contin¨²a: ¡°Nadie ha venido a ayudarnos. Los militares nos dicen que no pueden sacar esta porquer¨ªa a mano porque es mucho. Hacen falta m¨¢quinas, ?d¨®nde est¨¢n? Nos piden que las paguemos nosotros, que hemos perdido tanto. Es incre¨ªble¡±, se queja este mi¨¦rcoles Carmen, vecina de 75 a?os.
Algunos ayuntamientos, consultados por este diario, alegan carecer de m¨¢quinas disponibles y piden paciencia. Aunque coinciden en que esta es la urgencia principal estos d¨ªas. ¡°Primero, los servicios de emergencia se concentraron en buscar v¨ªctimas; despu¨¦s, en despejar las calles; luego, en resolver la red de alcantarillado que sigue colapsada; pero esto no se ha podido atender todav¨ªa por la falta de medios¡±, reconoce el concejal de Urbanismo de uno de los municipios m¨¢s da?ados, Catarroja, Mart¨ª Raga.
Otro de los problemas que plantea el lodo es que no hay tampoco un plan para el vertido de residuos, que eval¨²an con los t¨¦cnicos el nivel de toxicidad. En algunos municipios alertan de los riesgos de tirarlos a la calle, por el problema de salud p¨²blica que puede acarrear. Y han registrado c¨®mo algunos camiones est¨¢n vaciando el barro de nuevo en el barranco, con la problem¨¢tica ambiental que eso puede generar. Lo han denunciado al Seprona y hay hasta 45 puntos detectados por la Guardia Civil, seg¨²n fuentes municipales.
El presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Valencia y Castell¨®n, Sebasti¨¢n Cucala, explica que el principal problema que han enfrentado las fincas de vecinos han sido los cambios de criterio desde la administraci¨®n p¨²blica de cada municipio en cuanto a qu¨¦ se ten¨ªa que hacer con el lodo de los garajes una vez extra¨ªdo: ¡°Hab¨ªa poblaciones que permit¨ªan a los vecinos que lo extrajeran por su cuenta, con compa?¨ªas privadas; mientras en otros lugares no estaba claro y los vecinos, sin ver avances p¨²blicos, se han arremangado y lo han sacado de los garajes. Y otros, que cuando contrataban a una empresa, el Ayuntamiento les prohib¨ªa sacar los residuos por un peligro sanitario¡±.
Hacer caja con la tragedia
La desesperaci¨®n de los vecinos se ha convertido en un terreno f¨¦rtil para que algunas empresas hagan caja con la tragedia. Este diario cuenta con algunas facturas. Una de ellas pide 4.840 euros al d¨ªa por un servicio de extracci¨®n de lodo en un s¨®tano en Paiporta con 150 plazas. Una cantidad que se debe multiplicar, como m¨ªnimo, por 10 d¨ªas de limpieza, unos 48.400 euros. ¡°Es una cifra que al menos triplica un precio razonable¡±, apunta un perito con d¨¦cadas de experiencia en cat¨¢strofes naturales. Unos precios elevados pese a que cuentan con decenas de voluntarios y miembros del Ej¨¦rcito y bomberos para colaborar gratis.
Este diario ha pedido presupuestos en algunas empresas de limpieza, que aseguran que ni siquiera est¨¢n dispuestas a vaciar el lodo, por el peligro de rotura de las m¨¢quinas. Aconsejan que los vecinos llamen cuando est¨¦ retirado ¡°lo gordo¡±. O sea, que lo retiren a mano. Una vez que eso suceda, el precio por d¨ªa ronda los 2.740 euros, para un garaje mediano, con dos m¨¢quinas y seis operarios. ¡°Estamos trabajando en una finca desde hace cuatro d¨ªas y no avanzamos. Es inviable. No estamos dando presupuesto con lodo porque tendr¨ªamos que facturar precios estratosf¨¦ricos¡±, cuenta la encargada de una empresa de la Comunidad Valenciana.
El problema que plantean estas cantidades, algunas inasumibles para fincas modestas, es que ni siquiera est¨¢n seguros de si se lo van a devolver despu¨¦s desde el Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros (CCS), la entidad encargada de cubrir los riesgos por desastres naturales. ¡°El Consorcio tiene un l¨ªmite del 4% de la cifra asegurada para el desembarre. Podr¨¢n hacer excepciones, pero si se multiplican de esta manera los precios, puede que sean los vecinos los que tengan que hacerse cargo del exceso¡±, se?ala el perito. Estas comunidades adem¨¢s tienen que cargar estos d¨ªas con otras derramas importantes, como los ascensores (unos 50.000 euros por ascensor, se?alan los administradores). Y son vecinos que han perdido ya demasiado, la mayor¨ªa no tienen ni siquiera un veh¨ªculo con el que moverse.
El CCS ha recibido en tan solo dos semanas casi 175.000 solicitudes de indemnizaci¨®n. Un volumen de expedientes que supera al que normalmente tramita el CCS en un a?o y que amenaza con colapsar su sistema. De acuerdo con las primeras estimaciones, los pagos superar¨¢n los 3.500 millones de euros, convirti¨¦ndose en el mayor siniestro asumido jam¨¢s por el seguro espa?ol. El gran problema ahora es la capacidad del Consorcio para tramitar de forma ¨¢gil los miles expedientes: 83.000 por veh¨ªculos de motor, 44.000 solicitudes por da?os en viviendas, 2.500 por riesgos industriales. Y la cifra sigue en aumento.
La coordinadora de administradores de fincas de Paiporta y Albal, Asunci¨®n Rausell, explica el caos que se vive estos d¨ªas. ¡°Estamos tratando de coordinarnos con los ayuntamientos, pero los municipios est¨¢n saturados, no tienen capacidad para resolver la situaci¨®n¡±, se queja. ¡°La UME y los bomberos iban a retirar el lodo, los coches y el agua de los garajes, pero esa decisi¨®n del viernes el lunes ya no era operativa y ha desbordado a los ayuntamientos. Nos hicieron recabar autorizaciones para la retirada de los coches y luego autorizaci¨®n para entrar en los edificios. Hemos remitido todas y estamos a la espera. Pero los vecinos est¨¢n muy nerviosos y piden soluciones¡±, cuenta.
Los gritos de las calles de Paiporta no parec¨ªa que se escucharan en Madrid. A ning¨²n vecino le importaba este mi¨¦rcoles en el n¨²mero 11 de la calle doctor Fleming el futuro de Teresa Ribera, ni la retah¨ªla de insultos en el Congreso, ni siquiera mencionan ya la dimisi¨®n de su presidente, Carlos Maz¨®n. La desesperaci¨®n de los pueblos de la huerta valenciana, arrasados hace m¨¢s de 22 d¨ªas, se canaliza con algo m¨¢s inmediato: no respirar podredumbre, que no se les caigan sus casas. ¡°Al final ser¨¢n los propios vecinos los que acaben retirando el lodo de los garajes¡±, se resigna Rausell. Temen que cada d¨ªa que pasa haya menos voluntarios, que el fango se acabe secando y puede que cueste m¨¢s trabajo sacarlo.
Frente al grupo de militares, bomberos y t¨¦cnicos, una vecina que escuchaba paciente c¨®mo nadie pod¨ªa hacer nada todav¨ªa, acababa de tomar una decisi¨®n: ¡°Miren lo que les digo, se?ores. Este mismo s¨¢bado vamos a sacar toda esa porquer¨ªa nosotros, con nuestras manos. Y la vamos a tirar en la calle. Si luego nos multan, ya veremos. No s¨¦ si lo entienden, son nuestras casas y no vamos a esperar m¨¢s¡±. No ha sido la ¨²nica. En casi cada calle de Paiporta hay grupos de vecinos armados de palas y cubos arrastrando fango ya s¨®lido de sus s¨®tanos sin que una autoridad los interrumpa. Una de las lecciones aprendidas a la fuerza de esta tragedia es que no pueden permitirse esperar a la coordinaci¨®n del Estado ni un minuto m¨¢s.
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