El paso al lado de Manuel Marchena, el juez m¨¢s influyente
El magistrado deja la presidencia de la Sala Penal, que durante su mandato ha multiplicado el protagonismo del Supremo en la agenda pol¨ªtica
Manuel Marchena era un magistrado de larga trayectoria, pero pr¨¢cticamente desconocido fuera del ¨¢mbito judicial, cuando fue elegido presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, en septiembre de 2014. Diez a?os despu¨¦s, es considerado el juez m¨¢s influyente de Espa?a. Quiz¨¢ de toda la reciente etapa democr¨¢tica. El pr¨®ximo jueves dejar¨¢ el cargo al terminar su segundo mandato, el m¨¢ximo permitido. Se quedar¨¢ como magistrado, sin el poder que da presidir la sala que investiga y juzga a los aforados y que tiene la ¨²ltima palabra sobre los grandes casos de corrupci¨®n, pero manteniendo, seg¨²n auguran quienes le tratan a diario, un enorme peso en las decisiones de ese ¨®rgano.
Parte del influjo que ha acumulado Marchena (65 a?os) es inherente al cargo que ha ocupado en la ¨²ltima d¨¦cada. Pero jueces, fiscales y juristas consultados coinciden en que su peso al frente de la Sala Penal y el protagonismo de esta en la agenda pol¨ªtica se han agigantado por una mezcla de factores, entre los que destacan su ascendencia sobre el resto de magistrados y una amplia red de relaciones, tan invisible como s¨®lida, dentro y fuera de la judicatura. Marchena, casado con una funcionaria del Estado y padre de dos hijos (una fiscal y un abogado), dice tener en el periodismo una vocaci¨®n frustrada, a lo que se une una reconocida atracci¨®n por la pol¨ªtica que le llev¨® incluso a matricularse en Ciencias Pol¨ªticas en Madrid mientras estudiaba Derecho en Deusto, aunque lo acab¨® dejando porque no pod¨ªa ir a clase. Estos dos intereses, periodismo y pol¨ªtica, le han servido para manejarse en un puesto de alta repercusi¨®n medi¨¢tica, pero donde el trabajo se hace casi siempre a la sombra.
Cuando lleg¨® a la presidencia de la Sala Penal ya era considerado como uno de los hombres de confianza del PP en la c¨²pula judicial. Fiscal de carrera y nombrado jefe de la Secretar¨ªa T¨¦cnica de la Fiscal¨ªa General en tiempos de Jes¨²s Cardenal, se convirti¨® en magistrado del Supremo en 2007 por el turno reservado a juristas de reconocida competencia. La formaci¨®n conservadora lo propuso en 2013 para dirigir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Supremo, pero el PSOE se neg¨®. Cinco a?os despu¨¦s los socialistas s¨ª aceptaron su nombre para ese puesto a cambio de que el bloque progresista tuviera dos vocales m¨¢s que el conservador. ¡°Marchena no va a necesitar ni un pleno para darle la vuelta a esa mayor¨ªa¡±, advert¨ªan entonces algunos magistrados del Supremo, en referencia al poder de convicci¨®n y persuasi¨®n que casi todos le atribuyen.
Marchena renunci¨® despu¨¦s de que se difundiera un whatsapp del portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosid¨®, en el que se jactaba de que, con ese acuerdo, los populares seguir¨ªan controlando ¡°por detr¨¢s la Sala Segunda¡±, donde estaba a punto de iniciarse el juicio a los l¨ªderes del proc¨¦s. ¡°Jam¨¢s he concebido el ejercicio de la funci¨®n jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opci¨®n pol¨ªtica para controlar el desenlace de un proceso penal¡±, apunt¨® en su carta de renuncia. Ese movimiento le priv¨® de ocupar el cargo m¨¢s alto de la c¨²pula judicial, pero donde dif¨ªcilmente habr¨ªa tenido m¨¢s capacidad de influir en la pol¨ªtica espa?ola del que ha gozado al frente de la Sala Penal.
El juicio y la sentencia del ¡®proc¨¦s¡¯
La vista del proc¨¦s, retransmitida ¨ªntegramente en directo y presidida por ¨¦l, le dio a conocer al gran p¨²blico. Y la sentencia que vino despu¨¦s resume, seg¨²n coinciden varios juristas, algunas de las marcas de su mandato. ¡°Hay un dominio de dogm¨¢tica penal, pero tambi¨¦n una manipulaci¨®n jur¨ªdica. Todos los tribunales manipulan la ley, pero en este caso es una manipulaci¨®n muy conservadora¡± se?ala Nicol¨¢s Garc¨ªa Rivas, catedr¨¢tico de Derecho Penal de la Universidad de Castilla-La Mancha, que siempre se opuso a la acusaci¨®n por rebeli¨®n por la que el Supremo apost¨® durante la instrucci¨®n del caso y que se desvaneci¨® en la sentencia. Ante la falta de consenso para una condena por rebeli¨®n, el tribunal acab¨® inclin¨¢ndose por la sedici¨®n ¨Dun delito con penas elevadas, pero menos¨D, para lo cual arm¨® una tesis ¨Del refer¨¦ndum unilateral fue un mero ¡°se?uelo¡± para movilizar a la poblaci¨®n¨D que dej¨® descolocado no solo al entorno secesionista, sino tambi¨¦n a sus opuestos.
¡°Tiene una enorme capacidad de trabajo y profund¨ªsimo conocimiento de la materia¡±, se?ala otro penalista, que prefiere no dar su nombre y que apunta a otro rasgo que, en su opini¨®n, resulta decisivo para que, salvo excepciones, casi todas las resoluciones de calado de la Sala Penal en los ¨²ltimos a?os hayan salido adelante por unanimidad, lo que ha dado consistencia a decisiones controvertidas: ¡°Es un l¨ªder. Me asombra c¨®mo consigue llevarse a su terreno a los m¨¢s moderados. Ha logrado uniformar mucho la l¨ªnea de la Sala Segunda¡±. A esta situaci¨®n ha contribuido el carisma de Marchena, pero tambi¨¦n los cambios en la composici¨®n de ese ¨®rgano que, con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) dominado hasta julio pasado por vocales propuestos por el PP, han dado como resultado una sala m¨¢s conservadora. Solo cuatro de sus 15 miembros actuales son de tendencia progresista.
La b¨²squeda de consenso es una de las m¨¢ximas de Marchena, sobre todo en aquellos casos que sabe que van a ser m¨¢s cuestionados desde fuera. As¨ª salieron tambi¨¦n adelante sin oposici¨®n los informes contrarios a indultar a los condenados del proc¨¦s, en los que el tribunal calific¨® de ¡°soluci¨®n inaceptable¡± la medida de gracia para los l¨ªderes independentistas. Este dictamen no era vinculante, por lo que el Gobierno pudo aprobar los indultos. Sin embargo, otras decisiones del Supremo s¨ª que han dinamitado varias iniciativas del Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez, como la rebaja de penas o la concesi¨®n de la amnist¨ªa para todos los condenados por malversaci¨®n en el proc¨¦s.
Cr¨ªticas por decisiones de impacto pol¨ªtico
Estas decisiones, junto a otras como la retirada del esca?o del diputado de Podemos Alberto Rodr¨ªguez, han alimentado las cr¨ªticas hacia el Supremo por parte de los socios de investidura del PSOE, para quienes el tribunal se ha convertido en un operador pol¨ªtico contra el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez y sus aliados. La sala presidida por Marchena desactiv¨® pol¨ªticamente al independentismo, hiri¨® al socio minoritario del Gobierno privando del esca?o al que fuera su secretario de Organizaci¨®n y ahora investiga al fiscal general del Estado por la supuesta filtraci¨®n de un correo electr¨®nico que desmontaba una mentira difundida por el entorno de la presidenta madrile?a Isabel D¨ªaz Ayuso. Los socialistas han mantenido hasta ahora en p¨²blico su defensa a la independencia del Supremo, aunque en privado algunos dirigentes han admitido su malestar por algunas de estas resoluciones.
La causa abierta a ?lvaro Garc¨ªa Ortiz, tambi¨¦n por unanimidad de los cinco magistrados que debatieron su admisi¨®n, es el ¨²ltimo frente por el que se ha se?alado al Supremo como un agente pol¨ªtico contra el Gobierno. El tribunal presidido por Marchena no ha logrado un acuerdo un¨¢nime para encausarle por la difusi¨®n de la nota de prensa que provoc¨® la querella de Alberto Gonz¨¢lez Amador, pareja de la presidenta madrile?a e imputado por fraude fiscal. Pero, en su defecto, ha consensuado una v¨ªa para seguir adelante con la investigaci¨®n que caus¨® sorpresa incluso dentro del Supremo: la supuesta filtraci¨®n de un correo enviado por el abogado de Gonz¨¢lez Amador a la Fiscal¨ªa para proponer un pacto que le librara de la c¨¢rcel.
Mercedes Garc¨ªa Ar¨¢n, catedr¨¢tica de Derecho Penal de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, comparte esa sensaci¨®n. ¡°Como jurista, la sala me merece todo el respeto y su presidente, tambi¨¦n. Pero las ¨²ltimas decisiones sobre la malversaci¨®n de la amnist¨ªa o el fiscal general me parecen francamente preocupantes y carentes de fundamento. No me las explico¡±, admite.
La pugna entre la Sala Segunda del Supremo con el Gobierno, sobre todo cuando lo ha presidido el PSOE, no es nueva, y algunos juristas consultados citan casos como los GAL o Filesa. Pero la mayor¨ªa coincide en que ese choque nunca fue tan intenso como lo ha sido en los ¨²ltimos a?os, aunque tampoco era tan fuerte como ahora el enconamiento pol¨ªtico.
De esta situaci¨®n suelen quejarse miembros de la sala, donde est¨¢ extendida la sensaci¨®n de que la polarizaci¨®n de la sociedad espa?ola se proyecta en las cr¨ªticas a su trabajo, con una h¨ªperexposici¨®n p¨²blica. Los magistrados consideran injustas las cr¨ªticas que explican sus resoluciones en clave pol¨ªtica. Y, sobre todo, se quejan de que se saquen conclusiones precipitadas sobre decisiones de enjundia jur¨ªdica que exigen un amplio conocimiento de la materia. ¡°Se pasa del debate sobre la crisis del Real Madrid a una opini¨®n jur¨ªdica sobre una sentencia de 500 folios¡±, lamentaba recientemente un miembro del tribunal.
El Supremo ha plasmado en algunas resoluciones en los ¨²ltimos a?os sus quejas hacia la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica y ha llegado a cuestionar el papel de las acusaciones populares ejercidas por organizaciones -en su mayor¨ªa de clara tendencia conservadora e incluso ultraderechista- que est¨¢n detr¨¢s de muchas de las querellas que llegan a la mesa de la Sala Penal. La sala reivindica su independencia porque se han archivado querellas contra l¨ªderes de todos los partidos, desde Pablo Iglesias e Ione Belarra a Pedro S¨¢nchez o Pablo Casado.
La repercusi¨®n del fin del mandato de Marchena ser¨¢ mayor o menor seg¨²n qui¨¦n le suceda, apuntan magistrados consultados, a la espera de que el CGPJ elija entre los dos aspirantes: Andr¨¦s Mart¨ªnez Arrieta, considerado moderado, o Ana Ferrer, de tendencia progresista y que ha suscrito votos particulares contrarios a algunas de las decisiones recientes de m¨¢s impacto, como la condena por malversaci¨®n al expresidente andaluz Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n o la negativa a aplicar la amnist¨ªa por ese mismo delito a los l¨ªderes del proc¨¦s. Marchena ha transmitido a su entorno que su intenci¨®n es quedarse en la sala los siete a?os que restan hasta su jubilaci¨®n. Ni aspira a ir al Tribunal Constitucional, donde algunos le sit¨²an, ni a dar el salto a la Abogac¨ªa, una salida frecuente en magistrados del Supremo. ¡°Estar¨¢ en segundo plano, pero seguir¨¢ influyendo mucho porque sobresale¡±, augura un magistrado del tribunal.
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