Daltonismo judicial
Hay que mimar al poder judicial y librarlo de inducciones urdidas por grupos ultras chantajistas que pervierten la acusaci¨®n popular, y de presiones y asedios para ganar en la Justicia lo que otros pierden en el Parlamento
Cierta oposici¨®n juega con ¡°las cartas marcadas¡± en algunos asuntos judiciales, sostiene el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez. Si eso significa que el Partido Popular intenta con denuedo condicionar, manipular o cercar a la judicatura (a veces con ¨¦xito), acierta. Es un fen¨®meno evidente. Certificado por la historia reciente.
Recordemos los empe?os de Federico Trillo-Figueroa, cuando era portavoz de Justicia (y despu¨¦s), vali¨¦ndose de toda suerte de relaciones, en fraguar configuraciones de tribunales sensibles a su causa. O la intensa labor del enjuiciado ministro del Interior Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz ¡ªdirectamente o mediante su equipo de la ¡°polic¨ªa patri¨®tica¡±¡ª para fabricar pruebas falsas que inculpasen a nacionalistas y/o indepes catalanes: brindando a los jueces, si conven¨ªa, elementos ¡°afinados¡± por fiscales amigos.
O el mensaje enviado por el senador Ignacio Cosid¨® (noviembre de 2018), que narr¨® el intento de ¡°controlar¡± la sala penal del Tribunal Supremo ¡°desde detr¨¢s¡±, aupando al juez Manuel Marchena a la presidencia de la corte, a la que, dignamente, renunci¨®. Una informaci¨®n reciente indica que Cosid¨® solo reenvi¨® un texto elaborado por otro ministro de Justicia, Rafael Catal¨¢ (¡°Todo atado y bien atado¡±, Ernesto Ekaizer, El Peri¨®dico de Catalunya, 8/12/2024).
A ello se a?ade el regocijo del jefe de gabinete de Isabel D¨ªaz Ayuso, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, que, anticipando resoluciones judiciales con la chusca expresi¨®n ¡°p¡¯alante¡±, pespuntea connivencia, conexi¨®n o complicidad con profesionales del tercer poder, ignoramos de qu¨¦ nivel. O la avinagrada insistencia del presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, en augurar en el Congreso a su rival una severa ¡°agon¨ªa judicial¡± (16/10/2024), que revela un paso demasiado firme para personaje tan inseguro.
Hay que mimar al poder judicial. Y librarlo de inducciones urdidas por grupos ultras chantajistas que pervierten la acusaci¨®n popular. Y de presiones y asedios para ganar en la Justicia lo que otros pierden en el Parlamento.
Sostiene con guante de seda Ignacio S¨¢nchez-Cuenca que algunos jueces practican un ¡°celo excepcional¡± en denuncias que afectan al Gobierno, respecto a otras (¡°Jueces en celo¡±, EL PA?S, 3/12/2024). Ampliemos el foco: y con querellas velozmente admitidas a tr¨¢mite y enseguida desechadas: una veintena de acusaciones a la ya exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y decenas de procedimientos contra l¨ªderes de Podemos, am¨¦n de contra indepes de toda laya. No hace falta compartir ninguna idea de los perseguidos para lamentar esas ins¨®litas paradojas.
El exceso de celo es conducta (subjetiva). Su raigambre objetiva parece enraizarse con una suerte de daltonismo (judicial), ese d¨¦ficit (estructural) que impide distinguir los colores aflorados en los hechos acaecidos y en los actos cometidos por las personas. Tiene menos que ver con las ideas pol¨ªticas de cada juez, progresistas o conservadoras: bienvenidas todas, mientras no da?en la calidad de sus resoluciones. Y, en cambio, mucho m¨¢s con la inercia hist¨®rica, no en vano la primera mujer presidenta del Supremo, Isabel Perell¨®, accede al cargo 212 a?os despu¨¦s de su creaci¨®n.
Los militares, progres o carcas, se modernizaron aprendiendo ingl¨¦s en la OTAN y en operaciones de ayuda humanitaria. Hoy, muchos jueces desconocen el derecho de la UE (que prima sobre el interno), la legislaci¨®n internacional sobre derechos humanos y la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Estrasburgo.
¡°La espectacular protesta de los jueces en toga en la puerta de los tribunales contra el simple anuncio de una posible ley de amnist¨ªa de los independentistas catalanes condenados, y la actual, preocupante persecuci¨®n judicial del fiscal general del Estado y de la fiscal jefe de Madrid, son s¨ªntomas inquietantes de la indebida politizaci¨®n de una parte relevante de la magistratura espa?ola¡±, clamaba el prestigioso jurista Luigi Ferrajoli (La Jurisdicci¨®n en el Estado constitucional de derecho, EL PA?S, 9/12/2024). Necesitamos ¡°una jurisdicci¨®n independiente¡± para afianzar la democracia. Una judicatura imparcial, sabia, ejemplar.
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