Un pa¨ªs de baj¨®n: qu¨¦ origen y efectos tiene el c¨®ctel de desconfianza, pesimismo y nostalgia
La dana agudiza una enquistada tendencia al ¨¢nimo social sombr¨ªo. Estudios y expertos coinciden en que sale ganando el populismo derechista
Antes del trauma que acaba de experimentar, el paciente ya pasaba por un mal momento. Ahora el golpe agrava el baj¨®n. El pron¨®stico es incierto, pero no pinta bien, sobre todo porque algunas causas de su abatimiento siguen ah¨ª, corregidas y aumentadas. ?De qu¨¦ hablamos? El paciente ser¨ªa ¡ªsi se permite la licencia¡ª la sociedad espa?ola, tomada como si fuera un solo sujeto. La experiencia traum¨¢tica es la dana, que ha vigorizado emociones negativas, especialmente dirigidas contra la pol¨ªtica, seg¨²n la ¨²ltima encuesta de 40dB.
Una es la desconfianza. M¨¢s de la mitad de los encuestados ha perdido confianza en las instituciones. Otra, el pesimismo. Casi un 92% cree que Espa?a est¨¢ poco o nada preparada para episodios clim¨¢ticos extremos. El trabajo muestra una sociedad que se debate entre un ramillete de sentimientos oscuros hacia la pol¨ªtica, sobresaliendo el enfado y la frustraci¨®n. Y lo diagnosticado no es m¨¢s que un agravamiento de lo que exist¨ªa. Las emociones post-dana ya estaban antes presentes en el c¨®ctel an¨ªmico, bien surtido de tres ingredientes: desafecci¨®n pol¨ªtica, pesimismo y nostalgia.
La desafecci¨®n se ve en las tablas del CIS. En su primer bar¨®metro tras la dana, la pol¨ªtica se colocaba como el primer problema del pa¨ªs, una tendencia que se consolida en los datos de este mes. Un 12,2% responde en diciembre que ¡°el Gobierno y los partidos concretos¡± son los m¨¢s graves, seguidos de ¡°los problemas pol¨ªticos en general¡± (10,8%) y el ¡°mal comportamiento de los pol¨ªticos¡± (10,5%). Todos por encima de la vivienda, el paro y la inmigraci¨®n.
A la percepci¨®n de la pol¨ªtica como problema se suma la desconfianza en las instituciones, puesta de relieve desde 2021 por las encuestas anuales Tendencias sociales. En noviembre la desconfianza ha tocado suelo. Si 1 es m¨ªnima confianza y 10 m¨¢xima, las notas est¨¢n as¨ª: en los partidos: 3,19; en los sindicatos: 3,47; en el Gobierno: 3,59; en el Parlamento: 3,65; en los medios: 4,02; en la justicia: 4,67; en la Constituci¨®n: 6,07. Son las puntuaciones m¨¢s bajas de la serie para los siete casos. Es un cuadro coherente con una encuesta de julio de la OCDE que retrat¨® a Espa?a como un pa¨ªs con menos confianza en las instituciones que la media.
El agujero por el que se ha perdido buena parte de la visi¨®n favorable a la pol¨ªtica se fue ensanchando con la gran recesi¨®n, la corrupci¨®n destapada la pasada d¨¦cada y los periodos de bloqueo pol¨ªtico con repeticiones electorales. Entre 2008 y 2016 la confianza en ¡°los pol¨ªticos¡± cay¨® casi un tercio, seg¨²n un an¨¢lisis demosc¨®pico de la Fundaci¨®n BBVA. El ¨¢nimo positivo de la Espa?a pre-crisis nunca lleg¨® a recuperarse. Ahora los datos tras la dana muestran un empeoramiento, algo que no sorprende a Luis Miller, soci¨®logo e investigador del CSIC, sobre todo porque ¡°la t¨®nica ha sido la confrontaci¨®n pol¨ªtica en vez de la b¨²squeda coordinada de soluciones¡±. ¡°Si la crispaci¨®n partidista, ya disparada desde la pandemia, sigue as¨ª tras un acontecimiento tan excepcional, es previsible que la desafecci¨®n vaya a m¨¢s¡±, a?ade el autor de Polarizados. La pol¨ªtica que nos divide, para quien la ramificaci¨®n m¨¢s preocupante es lo que los soci¨®logos llaman ¡°insatisfacci¨®n democr¨¢tica¡±.
El ¨²ltimo estudio en el que el CIS pregunt¨® por esta cuesti¨®n es de septiembre. Solo un 34,5% se mostraba ¡°muy satisfecho¡± o ¡°m¨¢s bien satisfecho¡± con ¡°el funcionamiento de la democracia¡±, frente a un 62,7% que estaba ¡°no muy satisfecho¡± o ¡°nada insatisfecho¡±. Hay un empeoramiento con respecto al anterior dato, de febrero, cuando ambos grupos bordeaban el 50%. El cambio es m¨¢s dr¨¢stico al comparar con 2007, cuando el 57,8% estaba en las escalas altas de satisfacci¨®n. Es un declive que ha tenido una cocci¨®n lenta, con origen ¡ªotra vez¡ª en la dura salida de la gran crisis. Una investigaci¨®n del doctor en Ciencia Pol¨ªtica Alejandro Tirado publicada en la revista Democratization identifica a Espa?a como uno de los tres ¨²nicos pa¨ªses de la UE ¡ªjunto a Grecia y Chipre¡ª que en 2019 a¨²n no hab¨ªan recuperado los niveles de satisfacci¨®n democr¨¢tica anteriores al desplome econ¨®mico. M¨¢s tarde, en 2021, el Pew Research Center identific¨® a Espa?a como el segundo pa¨ªs m¨¢s insatisfecho de los 17 analizados, solo tras Grecia.
La visi¨®n sombr¨ªa sobre las capacidades de la democracia alcanza aspectos concretos. En junio, la encuesta Desigualdades y tendencias sociales del CIS detect¨® que hasta un 37,4% cree que el sistema democr¨¢tico perjudica el reparto equitativo de la riqueza. En diciembre del a?o pasado, el porcentaje era del 19,2. Son 18 puntos m¨¢s en medio a?o.
La expresi¨®n m¨¢s cruda de insatisfacci¨®n es la preferencia por el autoritarismo. El bar¨®metro de septiembre de 40dB. cifraba en un 73% la poblaci¨®n que cree que la democracia siempre es preferible al autoritarismo. Es cierto que es un dato mejor que el de 2013, en lo peor de la crisis, pero a¨²n est¨¢ 12 puntos por debajo del dato de 2009. Est¨¢ por ver c¨®mo afectan la dana y su resaca pol¨ªtica a la satisfacci¨®n con la democracia y a la preferencia por la misma. Los datos de 40dB. no invitan a predicciones al alza.
Pesimismo y nostalgia
Las encuestas anuales Tendencias sociales, la ¨²ltima del mes pasado, muestran que el pesimismo predomina sobre el optimismo, en un fen¨®meno que va a m¨¢s. Los encuestados se inclinan a pensar que en 10 a?os habr¨¢ menos natalidad (72,7%), menos cuidado familiar a los mayores (60,1%) y menos lazos familiares (55,4%); tambi¨¦n, que habr¨¢ m¨¢s soledad (79,9%), peor medio ambiente (58,9%) y m¨¢s delincuencia (54,9%). La relaci¨®n entre los que creen que habr¨¢ m¨¢s protecci¨®n social del Estado y los que creen que habr¨¢ menos favorece a los pesimistas (31,2 frente a 25,2), al igual que cuando se pregunta por la igualdad de oportunidades (31,7 frente a 26,8). El pron¨®stico se ha oscurecido desde el inicio de la serie en 2021.
El reverso de la moneda es la nostalgia. ¡°?Cree que existen m¨¢s o menos desigualdades que hace 10 a?os?¡±, pregunta el CIS para el trabajo Desigualdades y tendencias sociales, de hace medio a?o. El 47,9% cree que m¨¢s, el 35,8% que menos. El dato muestra una visi¨®n m¨¢s indulgente con el pasado que con el presente. Es la misma t¨®nica que al pedir opini¨®n ¡ªpara la encuesta H¨¢bitos democr¨¢ticos, de hace un a?o¡ª por c¨®mo funciona la democracia ahora (4,99 de nota media) y c¨®mo lo hac¨ªa hace 10 a?os (6,11). Adem¨¢s, los encuestados se recuerdan a ellos mismos m¨¢s confiados que hace cinco a?os, en una tendencia que se agudiza desde 2021.
¡°Espa?a no escapa a una tendencia que se da en muchos pa¨ªses. La nostalgia es un problema porque muestra una p¨¦rdida de capacidad para proyectarnos positivamente hacia el futuro, atrapados en una especie de miedo¡±, afirma Aina Gallego, profesora de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona. ?Miedo a qu¨¦? ¡°Es una mezcla de factores¡±, explica, y cita el cambio clim¨¢tico, el ambiente b¨¦lico, la aceleraci¨®n tecnol¨®gica... ¡°Todo eso crea incertidumbre, y la salida est¨¢ siendo hacia una idealizaci¨®n del pasado¡±, afirma Gallego, que cree que eventos traum¨¢ticos como la dana ¡ªigual que antes, en otra escala, el covid¡ª pueden incrementar esta sensaci¨®n.
Los j¨®venes preocupan especialmente a los soci¨®logos. Son diversas las evidencias de des¨¢nimo que afloran con mayor intensidad en las primeras cohortes, entre 18 y 44 a?os. No es una regla sin excepciones, pero s¨ª una pauta general que afecta a la confianza, al pron¨®stico, a la satisfacci¨®n. Numerosos estudios lo acreditan, sobre todo desde la pandemia. Una encuesta del Centro de Estudios de Opini¨®n (CEO) de Catalu?a detect¨® en 2020 que el segmento de 18 a 35 a?os es el que ¡°m¨¢s padece por su futuro¡±. Metroscopia capt¨® en 2021 que el 80% de los nacidos entre 1986 y 2003 se ve desasistido por el Estado. Un a?o m¨¢s tarde, en 2022, el Centro Reina Sof¨ªa public¨® que casi la mitad de los menores de 30 piensa que aumentar¨¢n las diferencias sociales y se deteriorar¨¢n las opciones de futuro. Estos datos pueden anudarse a los presentados en septiembre por 40dB., que desvelan que, a mayor juventud, mayor proclividad a aceptar que ¡°en algunas circunstancias, el autoritarismo puede ser preferible a la democracia¡±. El s¨ª a esta afirmaci¨®n roza el 26% entre los varones de la generaci¨®n Z (18-26 a?os).
Ganadores y perdedores
Miller, del CSIC, ve interconectados desafecci¨®n, pesimismo y nostalgia. ¡°En los j¨®venes se ve con claridad. Y hay que relacionarlo tambi¨¦n con que se hayan vuelto m¨¢s conservadores¡±, se?ala. ?Puede decirse entonces que todo este c¨®ctel an¨ªmico favorece a la derecha? ¡°Hay una evidencia: a lo largo de todo este ciclo pol¨ªtico, el ¨²nico partido que se ha consolidado es Vox. Ni Ciudadanos, ni Podemos¡±, responde. Y a?ade: ¡°La desafecci¨®n y el ¨¢nimo social negativo suelen castigar al que est¨¢ en el poder, tanto ahora como cuando gobernaba el PP. En este caso, el PSOE puede verse favorecido por otro factor, la polarizaci¨®n, que genera mucha adherencia del voto. Ahora bien, los ¨²ltimos datos disponibles s¨ª apuntan a una mayor desmovilizaci¨®n progresista, sobre todo de Sumar¡±.
El polit¨®logo Camil Ungureanu, profesor en la Universidad Pompeu Fabra, cree que el malestar abona el terreno a ¡°alternativas autoritarias salvacionistas¡±. ¡°Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del CEO, de finales de noviembre, la gran mayor¨ªa de los catalanes desconf¨ªan del actual sistema democr¨¢tico. No es casualidad que, al mismo tiempo, crezca la popularidad de Alian?a Catalana¡±, explica. Con matices, es la visi¨®n m¨¢s extendida entre los entrevistados. Compa?ero de Ungureanu en la Pompeu, Ignacio Lago se?ala que, en contextos de fuerte desafecci¨®n, la propensi¨®n tradicional del electorado ha sido hacia una mayor abstenci¨®n, si bien su inclinaci¨®n ahora es cada vez m¨¢s hacia el voto protesta. ¡°Es el paso del exit al voice¡±, se?ala Lago, que cita el art¨ªculo Participaci¨®n electoral, desafecci¨®n pol¨ªtica y ascenso de la derecha radical populista, publicado en 2021, cuyos autores vinculan el auge de la desafecci¨®n con la bonanza del extremismo derechista en Alemania. ¡°Son este tipo de fuerzas las que m¨¢s alientan, y a su vez mejor aprovechan, las emociones negativas¡±, sostiene Lago.
¡°Cuando el futuro da miedo y se extiende el descontento, prosperan los autoritarismos reaccionarios que prometen una vuelta al pasado¡±, afirma Aina Gallego, en l¨ªnea con los tres autores de La nostalgia nacional como nuevo marco maestro de los partidos populistas de derecha radical (Journal of Theoretical Social Psychology, 2021), que afirman en dicho estudio: ¡°La nostalgia nacional refleja el agravio por la p¨¦rdida percibida de la comunidad moral ¨¦tnica y culturalmente homog¨¦nea. El partido populista de derecha radical moviliza estos agravios para justificar y aumentar la persuasi¨®n¡±.
¡°El deterioro de la confianza en las instituciones, un elemento b¨¢sico de la desafecci¨®n, favorece el crecimiento del populismo¡±, apunta el investigador Mariano Torcal, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Pompeu y autor de De votantes a hoolingans. La polarizaci¨®n pol¨ªtica en Espa?a, que cita para sostener su afirmaci¨®n estudios sobre voto en Europa del Este y Pa¨ªses Bajos.
Si Miller destaca c¨®mo desde la gran crisis el partido nuevo que mayor grado de consolidaci¨®n ha alcanzado es Vox, la ¨²ltima encuesta de 40dB. deja claro qu¨¦ formaci¨®n es la principal beneficiaria de la dana: tambi¨¦n Vox. ¡°Es ir¨®nico que la extrema derecha est¨¦ aprovech¨¢ndose¡± electoralmente de la dana de Valencia, se?ala Camil Ungureanu, en referencia a que es una cat¨¢strofe relacionada con el cambio clim¨¢tico, que Santiago Abascal y los suyos desde?an. Ir¨®nico, pero innegable, como tampoco se le escapa a Ungureanu, para quien la dana desvela un ¡°abismo entre la pol¨ªtica y la sociedad¡±, especialmente ¡ªdice¡ª por seguir Carlos Maz¨®n (PP) en el cargo de president, en una falta de aceptaci¨®n de responsabilidad que ¡°alimenta la desafecci¨®n, un ¨¢nimo anti-sistema y las opciones radicales¡±.
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