El supervisor de la c¨¢rcel de Huelva envenenado tres veces por su compa?era de trabajo: ¡°Ha sido una pesadilla en la que no sabes cu¨¢ndo llega el final¡±
Domingo Camacho sufri¨® en 2018 tres intoxicaciones por culpa supuestamente de una enfermera de su servicio que le introduc¨ªa metadona y otras sustancias en las comidas y que ahora afronta 23 a?os de c¨¢rcel
Domingo Camacho (Huelva, 49 a?os) ha protagonizado una historia real de suspense y terror que a¨²n no se ha cerrado del todo, pero a la que ha sobrevivido sin secuelas aparentes. El supervisor de la enfermer¨ªa de la c¨¢rcel de Huelva fue supuestamente envenenado en 2018 tres veces con metadona y otros medicamentos por su compa?era Elena Mart¨ªnez, enjuiciada el pasado octubre y que afronta 23 a?os de c¨¢rcel por siete delitos de lesiones dolosas.
¡°Ha sido una pesadilla, un thriller en el que no sabes cu¨¢ndo llega el final y qui¨¦n va a ser el malo. Incluso sabiendo qui¨¦n es el malo ?c¨®mo lo vamos a probar? Sobre todo siento incredulidad y mucha rabia. No ¨¦ramos los mejores compa?eros del mundo, pero ?qu¨¦ iba a conseguir aparte de quitarme de en medio?¡±, rememora este lunes tras el infierno atravesado.
En dos ocasiones distintas durante el verano de hace cuatro a?os, Camacho prob¨® sus comidas caseras en las fiambreras y sab¨ªan amargas, pero nunca sospech¨® que la compa?era que ansiaba su puesto le hab¨ªa puesto presuntamente un c¨®ctel de metadona (opi¨¢ceo sustituto de la hero¨ªna), nordiazepam (un tranquilizante) y pregabalina (medicamento para el dolor neurop¨¢tico), que combinados disparan su efecto.
El 9 de noviembre el m¨¦dico de la prisi¨®n llev¨® lentejas para comer ¡ªcomo el enfermero jefe¨D y sufri¨® la misma intoxicaci¨®n aguda. Ambos siguieron sin intuir los delitos que hab¨ªa detr¨¢s hasta que el 15 de noviembre seis enfermeros sintieron mareos y v¨®mitos tras desayunar juntos. Se hicieron tests de drogas y descubrieron que todos hab¨ªan sido envenenados a trav¨¦s del caf¨¦. Denunciaron, Instituciones Penitenciarias y la polic¨ªa abrieron sendas investigaciones, un mes despu¨¦s Mart¨ªnez fue detenida y en la enfermer¨ªa empezaron a respirar algo aliviados.
¡°Hay gente mala y punto, no todo el mundo tiene una patolog¨ªa. No hay que darle m¨¢s vueltas. Como sociedad no somos capaces de asumir que hay gente mala sin traumas y que no tienen tratamiento¡±, lamenta. Mart¨ªnez, casada con un guardia civil, con dos hijos, y que reside en la comarca sevillana del Aljarafe, carece de patolog¨ªas mentales y niega los hechos por los que se ha sentado en el banquillo. En diciembre de 2018 se dio de baja m¨¦dica, m¨¢s tarde pidi¨® el traslado a la prisi¨®n de la capital andaluza, y el pasado enero el instituto armado la detuvo en la Operaci¨®n Estempel por falsificar recetas de Muface tras suplantar la identidad de una m¨¦dica.
¡°Mi vida estuvo en riesgo, pero si al principio en el hospital me hubieran hecho un test y ven metadona en mi cuerpo, a ver c¨®mo justifico yo eso. O pude haber atropellado a alguien con la moto, o que la detectaran en un control rutinario¡¡±. Camacho recuerda c¨®mo tras las sospechas de todos los compa?eros y al haberla acusado ante sus superiores, la supuesta envenenadora no les llam¨® para rebatir las acusaciones. ¡°Hab¨ªamos trabajado juntos 15 a?os y ven¨ªa desde Sevilla a diario en coche compartido con otras compa?eras que ya eran amigas. Cuando ingresaron en el hospital, les pregunt¨® c¨®mo estaban, pero luego nada, se cort¨® toda comunicaci¨®n¡±, cuenta a¨²n perplejo.
Envenenamiento prolongado
El enfermero jefe aport¨® a los jueces de la Audiencia de Huelva un an¨¢lisis de su pelo que demostr¨® que hab¨ªa ingerido metadona durante el verano de 2018, mucho antes de los tests realizados en noviembre, lo que reforzaba la tesis de que los episodios de envenenamiento se prolongaron durante meses. Tiene tres fechas localizadas porque sufri¨® secuelas, pero pueden haber sido m¨¢s. Siempre sucedieron en ma?anas y mediod¨ªas en las que la enfermera procesada estaba saliente de guardia y pod¨ªa acceder sin testigos al armario donde se guardaba la metadona. ¡°La prueba del pelo me dio la pauta de que yo ten¨ªa metadona en el cuerpo desde los meses anteriores que estaba relatando¡±, explica.
No hubo c¨¢maras ni pruebas de las dosis exactas ingeridas, pero los indicios resultaron suficientes para que la Fiscal¨ªa acuse a la enfermera por siete delitos de lesiones y reclame que indemnice a sus v¨ªctimas con 61.840 euros. La acusaci¨®n particular a?ade un delito contra la salud p¨²blica y eleva la petici¨®n a 34 a?os de c¨¢rcel. Dado que la investigaci¨®n no pudo determinar las dosis exactas, fue imposible durante la instrucci¨®n dilucidar si la intenci¨®n era causar lesiones o varios asesinatos frustrados.
?Qu¨¦ s¨ªntomas tuvo? ¡°Mareos impresionantes, s¨ªndromes vertiginosos raros y v¨®mitos, muchos d¨ªas aturdido. En la segunda intoxicaci¨®n estuve dos d¨ªas perdido. S¨¦ que me montaron en un coche, pero no s¨¦ c¨®mo llegu¨¦ al hospital y no s¨¦ lo que me pusieron o me dejaron de poner. Luego en casa estuve durmi¨¦ndome y despert¨¢ndome, estaba totalmente perdido, no tengo conciencia de qu¨¦ pas¨® durante esos dos d¨ªas. Los m¨¦dicos me hicieron estudios, pero ninguno de drogas¡±. M¨¢s tarde, la recuperaci¨®n psicol¨®gica fue m¨¢s lenta: ¡°Todos hemos pasado por fases con dificultad para dormir, ansiedad y un poco de miedo de venir al trabajo. Una compa?era diab¨¦tica lo ha pasado peor¡±.
Envenenamiento coral
En la enfermer¨ªa de la c¨¢rcel onubense conviven 13 enfermeros, cinco auxiliares y tres m¨¦dicos. ?El comportamiento de la enfermera procesada pudo hacer presagiar este desenlace? ¡°Nunca. Tuvo roces con todos los compa?eros porque le costaba acatar las normas y cuando me hice cargo de la supervisi¨®n de la enfermer¨ªa, pues los roces se enfocaron m¨¢s conmigo. Ella hab¨ªa ansiado el puesto y hab¨ªa optado¡ Si me dices que voy a ganar 1.000 euros m¨¢s, se podr¨ªa entender meterse en ese berenjenal tan grande, pero [el salario extra] llega a 20 euros al mes, m¨¢s los problemas de organizar la plantilla¡±. La ¨²nica persona que sospech¨® de la comida fue su esposa: ¡°Me dijo ¡®a ti te est¨¢n echando algo en la comida¡¯, y yo le contestaba ¡®d¨¦jate de tonter¨ªas, si alg¨²n interno se entretuviera conmigo, me dar¨ªa una pu?alada o una hostia¡±.
Despu¨¦s del envenenamiento coral que afect¨® a los seis enfermeros, todos sospecharon de Mart¨ªnez, pero hasta un mes despu¨¦s no fue detenida. En ese tiempo, nadie se separaba de sus botellas de agua y todos evitaban por cautela dejar sus tarteras en el frigor¨ªfico com¨²n de la enfermer¨ªa. Ahora la cafetera es de c¨¢psulas individuales.
Camacho transmite entereza y desde el principio ha pedido que actuara la justicia, aunque luego la pandemia retras¨® sobremanera la investigaci¨®n en el Juzgado de Instrucci¨®n 2 de Huelva. ¡°No tengo pruebas de que nadie metiera las pastillas de metadona, pero hay un fiscal y un juez que lo han visto claro. No siento odio, sencillamente quiero que si una persona me intent¨® matar, que lo pague¡±, resume.
Preguntada al respecto, Instituciones Penitenciarias no aclara si Mart¨ªnez ha estado trabajando en la c¨¢rcel de Sevilla, a la que pidi¨® el traslado tras su baja m¨¦dica. ¡°Los superiores de Instituciones Penitenciarias que investigaron el caso me relataron que nunca hab¨ªan visto un asunto as¨ª, de un envenenamiento entre compa?eros, es algo ins¨®lito¡±, concluye el enfermero jefe. La sentencia de la Audiencia de Huelva se har¨¢ p¨²blica previsiblemente a lo largo de este mes.
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