La doble velocidad de los albergues de temporeros en Lepe: funcionan los que no son p¨²blicos
El alojamiento gestionado por migrantes lleva funcionando desde 2021, mientras que el municipal a¨²n no ha abierto por las trabas burocr¨¢ticas y la lentitud del resto de administraciones en sumarse a buscar alternativas a los asentamientos
Son las 11 de la ma?ana y en el albergue para temporeros de la asociaci¨®n Asnuci en Lepe (Huelva) apenas hay trasiego, porque la mayor¨ªa de sus 36 inquilinos se ha ido a trabajar bajo los invernaderos de frutos rojos. A esa hora solo Mor Niang, de 31 a?os, y Demba, de 27, deambulan en el interior. El primero, de Senegal, ha finalizado la temporada de la naranja y, en breve, se reenganchar¨¢ en un restaurante en la costa. El segundo, de Gambia, cuenta los d¨ªas para enlazar con otra campa?a agr¨ªcola. Para ambos, como para el resto de sus compa?eros de residencia, d¨®nde dormir ha dejado de ser un problema. Su preocupaci¨®n m¨¢s inmediata es seguir encadenando empleos para pagar su alojamiento y ahorrar para alquilar una vivienda en el futuro.
¡°Esto es mucho mejor que el cortijo en el que estaba en Almer¨ªa¡±, cuanta Niang desde el sof¨¢ de la planta baja del albergue, que hace dos a?os abrieron los propios temporeros de la mano de Asnuci, ante la pasividad de las administraciones que miraban para otro lado mientras los trabajadores de la fresa malviv¨ªan en los asentamientos chabolistas diseminados alrededor de este municipio onubense de 28.617 habitantes. ¡°Demostramos que todo es cuesti¨®n de voluntad¡±, dice con firmeza Seydou Diop, que lleva al frente de la residencia desde que se abri¨® en marzo de 2021. ¡°En unos pocos meses y gracias a una campa?a de crowdfunding recaudamos 110.000 euros y pudimos ponerlo en marcha¡±, explica. Ahora se sufraga gracias a los 125 euros que cada uno de los residentes abona mensualmente y que incluyen, adem¨¢s de la habitaci¨®n, agua, luz, wifi, servicio de cocina y el material para hacer la colada y la limpieza. ¡°Esto no es caridad, ellos trabajan y pueden pagar y, de hecho, as¨ª es como se sienten bien, sabiendo que pueden asumir el coste de su vivienda. Nadie quiere vivir en una chabola para ahorrar, el problema es que no pueden vivir en una casa porque no hay oferta¡±, a?ade.
Solo las bicicletas apostadas en la puerta de una nave del pol¨ªgono industrial El Chorrillo, a las afueras de Lepe, delata que en sus 313 metros cuadrados viven 36 personas, ocho mujeres y el resto hombres de cinco pa¨ªses distintos, todos en situaci¨®n de vulnerabilidad y que han sido elegidos meticulosamente por los responsables de Asnuci. ¡°Todos vienen de asentamientos o de dormir en la calle, est¨¢n en situaci¨®n irregular y les cuesta acceder a una vivienda digna, y se comprometen a cumplir con todas las normas de convivencia, porque vivir en un albergue no es f¨¢cil. Hay muchas nacionalidades, cada uno tiene su forma de ser, su educaci¨®n¡¡±, indica Diop.
Un amplio sal¨®n con una televisi¨®n flanqueada por sof¨¢s donde las moscas dormitan el sopor del mediod¨ªa, dos mesas y una nevera dan la bienvenida en la planta baja. Al lado, varias habitaciones, un ba?o con duchas, una sala con cocinas y otra para lavadoras. Las escaleras del fondo llevan al resto de habitaciones de la planta alta, donde se alinean cuartos de cuatro y seis literas, de los que asoman tendales de donde cuelgan las toallas y la ropa de faena que a¨²n desprende aroma a detergente. Ni rastro de desorden. Todos tienen asignadas tareas semanales que incluyen la limpieza de las zonas comunes, el piso de arriba, los cuartos que comparten¡
De uno de ellos sale Demba con un t¨²per con el desayuno. Su habitaci¨®n ejemplifica el derecho a la vivienda adecuada recogido en la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que para las alrededor de 1.000 personas que viven en los 17 asentamientos chabolistas leperos es una quimera. Lepe, Moguer, Lucena del Puerto y Palos de la Frontera concentran los 30 poblados de infraviviendas de la provincia, que en los momentos ¨¢lgidos de la campa?a llegan a concentrar en torno a 3.100 personas en total, de acuerdo con los datos recogidos por Huelva Acoge en su ¨²ltimo informe sobre los Asentamientos onubenses en 2022, publicado en abril de este a?o. En ¨¦l se constata que para el 90% acceder a una vivienda es el mayor obst¨¢culo, incluso aunque est¨¦n en situaci¨®n administrativa regular, porque los propietarios o no les quieren alquilar o destinan sus pisos para el turista de playa.
Dos a?os para involucrar a la Junta y al Gobierno en poner fin al chabolismo
La cifras de Huelva Acoge son similares a las recogidas en el Plan de Erradicaci¨®n del Chabolismo que el consistorio lepero aprob¨® por unanimidad en 2020 y que ha necesitado casi dos a?os para que las administraciones auton¨®mica y central se involucren para empezar a ejecutarlo. Primero fue la Junta de Andaluc¨ªa la que en enero de 2022 firm¨® un acuerdo con Lepe para reacondicionar el albergue municipal para temporeros, abandonado desde 2011 tras una inversi¨®n de m¨¢s de un mill¨®n de euros; y el pasado verano se firm¨® un protocolo con el Gobierno andaluz y el central para levantar nuevas infraestructuras habitacionales a las afueras de la localidad para los jornaleros que viven en asentamientos. ¡°El problema del chabolismo es complejo, pero el Ayuntamiento solo no puede solucionarlo, tienen que involucrarse las administraciones competentes en inmigraci¨®n, la central, y en vivienda, la regional, pero tambi¨¦n los municipios lim¨ªtrofes, porque muchos de los temporeros que viven en las chabolas de aqu¨ª, trabajan all¨ª. Esto requiere la coordinaci¨®n de todas las administraciones. Pero lo que no puede ser es que en el siglo XXI haya personas que sigan viviendo as¨ª¡±, apunta Ana Delgado, la teniente de alcalde.
En el albergue de Asnuci apenas hay actividad, pero ese escaso movimiento contrasta con la quietud que se desprende del edificio impolutamente blanco justo en la acera de enfrente. Es el albergue municipal que se ha reacondicionado gracias a dos ayudas de la Junta de 300.000 y 140.000 euros ¡ªestos para equipamiento¨D para alojar en la pr¨®xima campa?a a 152 temporeros y que cuenta tambi¨¦n con espacios comunes para actividades formativas y culturales. Las trabas burocr¨¢ticas han impedido su apertura esta campa?a, pese a estar concluido desde finales de 2022, al estar pendientes de resoluci¨®n algunas licitaciones para dotarlo de mobiliario. ¡°Nunca hubo una fecha concreta de apertura porque dependemos de dos subvenciones para terminar el edificio, en el caso del equipamiento hay licitaciones que han quedado desiertas y eso ralentiza el proceso¡±, indica Delgado.
M¨¢s all¨¢ de que los futuros inquilinos de la residencia municipal para temporeros tendr¨¢n que estar viviendo en chabolas y deben comprometerse a destruirla si quieren residir all¨ª, no hay todav¨ªa criterios fijados para su ingreso. ¡°Eso depender¨¢ de la entidad que vaya a gestionarlo¡±, reconoce Delgado. El Ayuntamiento quiere externalizar la gesti¨®n. Una opci¨®n que genera cierto recelo. ¡°Aqu¨ª ha jugado un papel el tema de la inexperiencia en Huelva a la hora de gestionar este tipo de recursos y de cara a las nuevas edificaciones habr¨ªa que ver si esta metodolog¨ªa de las ayudas y las licitaciones es lo m¨¢s r¨¢pido y efectivo¡±, se?ala Roc¨ªo Mart¨ªn, presidenta de Huelva Acoge.
La integraci¨®n debe ser la meta
Tanto ella como Javier P¨¦rez, subdirector de la Fundaci¨®n Cepaim en Andaluc¨ªa, dan la bienvenida a las nuevas iniciativas que tanto Lepe, como Moguer y Lucena est¨¢n impulsando gracias a la colaboraci¨®n del resto de las administraciones. Pero las residencias no pueden ser la ¨²nica respuesta, advierten. ¡°No podemos limitarnos a levantar albergues, porque esta es una soluci¨®n temporal, el protocolo firmado entre el Gobierno y la Junta establec¨ªa la obligaci¨®n de un seguimiento para lograr la integraci¨®n total¡±, se?ala Mart¨ªn. ¡°El albergue debe servir como un paso intermedio para poder acceder a una vivienda digna y en el que se trabaje para que puedan mejorar sus perspectivas laborales: los temporeros no tienen por qu¨¦ resignarse a encadenar campa?as, pueden aprovechar el verano para trabajar en la hosteler¨ªa¡¡±, apunta P¨¦rez.
Es lo que Niang ha conseguido gracias a ese apoyo integral que les brinda Asnuci. ¡°El a?o pasado estuve trabajando en un restaurante en la costa y en enero, cuando empec¨¦ con la fresa, el due?o me dijo que contaba conmigo para este verano¡±, explica. ¡°A los que est¨¢n en el albergue, pero tambi¨¦n a quienes no han podido entrar les damos clases de espa?ol, les explicamos cu¨¢les son sus derechos laborales, les ayudamos en la tramitaci¨®n de su documentaciones, procuramos que pasados seis meses puedan acceder a un piso y hacemos un seguimiento. Tenemos que darles una oportunidad, porque todos tienen much¨ªsimo inter¨¦s en integrarse¡±, abunda Diop, que cuestiona ese mismo grado de compromiso en las administraciones.
El Plan de Erradicaci¨®n del Chabolismo de Lepe, tambi¨¦n contempla trabajar en la integraci¨®n, pero su puesta en pr¨¢ctica est¨¢ siendo mucho m¨¢s lenta. El proyecto convenido con el Gobierno, que ha aportado 1,8 millones, y la Junta, que expira en 2024, a¨²n est¨¢ en fase incipiente. ¡°Se prev¨¦ construir en principio 150 viviendas, que pueden ampliarse¡±, explica Delgado.
La mirada de Diop se posa en la mole blanca que se levanta en la otra acera con escepticismo. ¡°Cuando abrimos pens¨¦ que no iba a haber excusas para que el resto de empresarios y administraciones hicieran algo similar, pero desde marzo de 2021 somos la ¨²nica iniciativa que funciona. Y no es un problema de dinero, aqu¨ª hay demasiado, es un problema de voluntad y de inter¨¦s y no hay verdadera preocupaci¨®n por la vida que llevan los seres humanos que viven aqu¨ª¡±, sostiene Diop.
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