Cuando una chabola no es el peor sitio para dormir en Lepe
Decenas de temporeros llegados al municipio onubense para la temporada de la fresa o la naranja duermen en la calle ante la falta de techo
En el vest¨ªbulo de la estaci¨®n de autobuses de Lepe (Huelva, 28.293 habitantes) se apilan decenas de maletas y bolsas con mantas. No son de viajeros que esperan un autocar, sino de temporeros que guardan all¨ª sus pocas pertenencias durante el d¨ªa, cuando los que pueden van a trabajar a la fresa o a la recogida de la naranja, para luego recoger lo b¨¢sico y buscar un lugar ¡°en lo oscuro del pol¨ªgono¡± para dormir al raso. Desde que comenz¨® la campa?a agr¨ªcola de frutos rojos, alrededor de medio centenar de jornaleros pasan las noches en la calle ante la falta de techo. No solo no hay viviendas en alquiler, sino que falta espacio en los asentamientos chabolistas del municipio, que no pueden crecer porque el Ayuntamiento ha prohibido reconstruir las infraviviendas quemadas en incendios de temporadas pasadas.
Ama, senegal¨¦s de 34 a?os, se est¨¢ tomando un caf¨¦ con leche junto a otros compa?eros en una mesa de la estaci¨®n. Mira de reojo sus bultos apoyados en el cristal de la sala de espera antes de ir a recogerlos para irse a dormir en alg¨²n hueco o soportal del pol¨ªgono El Chorrillo. ¡°Llevo 20 d¨ªas durmiendo en la calle. Antes est¨¢bamos en el centro del pueblo, pero nos sacaron, luego en la estaci¨®n, pero tampoco nos dejan¡±, explica. Ama busc¨® cama en alguna chabola de los cuatro asentamientos que actualmente hay en Lepe, de acuerdo con la informaci¨®n facilitada por el municipio, algunos en pie desde hace 20 a?os. ¡°Me pidieron 200 euros por dormir en una¡±, explica. Cuando alg¨²n agricultor lo contrata, lo hace por 44 o 45 euros por nueve horas de trabajo.
¡°Exigimos una respuesta inmediata. Esto es un problema humanitario¡±, se?ala Seydou Diop, portavoz de la ONG ASNUCI Nuevos ciudadanos por la interculturalidad. ¡°Cuando estall¨® la guerra en Ucrania vimos con asombro crecer el n¨²mero de camas disponibles. Es un ejemplo claro de que a nosotros nos ven solo como trabajadores, no lo hacen ni como vecinos y mucho menos como seres humanos. Es racismo puro¡±, denuncia Diop, que no se cansa de reclamar a las instituciones que act¨²en: ¡°Cada una mira para otro lado, las administraciones, la autoridad, los empresarios¡ Queremos actuaciones realistas¡±. Su asociaci¨®n abri¨® hace un a?o, gracias al crowfunding, abri¨® hace un a?o un albergue para 40 personas, en un ejemplo de que se pueden aportar soluciones efectivas si hay voluntad.
A escasos metros de la estaci¨®n se levantan las paredes blancas de lo que en principio iba a ser un albergue municipal para los temporeros de Lepe, pero que el Ayuntamiento dej¨® abandonado a medio construir en 2011, tras una inversi¨®n de m¨¢s de un mill¨®n de euros. Desde entonces, sus estancias han sido ocupadas por jornaleros y en su patio exterior, hasta este a?o, se acog¨ªa a los compa?eros que no pod¨ªan encontrar otro sitio mejor. Desde hace unas semanas, los vigilantes jurados contratados por el consistorio hacen guardia en la puerta y solo permiten acceder a los que figuran en un listado.
Un albergue p¨²blico
La semana que viene, los ocupantes, alrededor de 80, de acuerdo con los datos facilitados por el Ayuntamiento, van a ser trasladados a unos m¨®dulos para que se puedan acometer las obras de reacondicionamiento y habilitar el edificio, esta vez s¨ª, para alojar a temporeros la pr¨®xima campa?a. Se trata de una iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa para ofrecer ¡°soluciones habitacionales¡± a los alrededor de 3.000 migrantes que trabajan en las campa?as agr¨ªcolas en la provincia y que no tienen vivienda. El plan prev¨¦ la construcci¨®n de dos albergues p¨²blicos, uno en Lepe (en el que ya est¨¢ en pie) para 152 personas en 38 m¨®dulos de cuatro plazas, cada uno, y otro en Lucena del Puerto, con cabida para 60 personas y que contar¨¢ con servicios de cocina y lavander¨ªa. Para cada uno se han destinado 300.000 euros.
¡°A mediados del mes pasado se cens¨® a las personas del albergue para evitar que entraran m¨¢s y facilitar el traslado a los m¨®dulos¡±, explica una portavoz del Ayuntamiento. Aunque la rehabilitaci¨®n de ese edificio forma parte de un proyecto subvencionado por la Junta, la instalaci¨®n de m¨®dulos supone la primera fase de un proyecto municipal que pretende realojar a 500 temporeros, con un coste total de 600.000 euros, pero para el que sigue sin haber financiaci¨®n desde que se aprobara el a?o pasado. ¡°No solo basta la implicaci¨®n de Lepe, hay otros municipios de la zona donde trabajan los jornaleros que duermen aqu¨ª y que tambi¨¦n deber¨ªan implicarse¡±, abunda.
El consistorio no da cifras de cu¨¢ntas personas pueden estar viviendo en sus asentamientos, pero un estudio realizado por sus Servicios Sociales en 2020 cifraba en 577 los que resid¨ªan de forma permanente en los poblados de Lepe. La portavoz recuerda que el consistorio tambi¨¦n ha impulsado la residencia temporal en fincas de empresarios agr¨ªcolas, aunque reconoce que no hay una soluci¨®n a corto plazo para ¡°el n¨²cleo residual de los que acaban de llegar¡± y duermen a la intemperie.
Anochece y Marcial, camerun¨¦s de 32 a?os, empieza a extender cartones sobre unos pal¨¦s todav¨ªa h¨²medos de la lluvia que no ha parado de caer en todo el fin de semana. Lleg¨® de Madrid hace un mes y le prohibieron el paso al albergue. ¡°Est¨¢n sentados en la puerta y deciden qui¨¦n entra a lo que no es m¨¢s que otro basurero¡±, explica, ir¨®nico, en referencia al estado del albergue, que est¨¢ justo enfrente. Bajo el techo de uralita de un aparcamiento desvencijado se apilan unos colchones donados por una ONG de Ayamonte. Sobre el de Mustaf¨¢ reposa una caja de cart¨®n. ¡°Duermo dentro con unas mantas¡±, dice sonriente. Ten¨ªa una chabola en un poblado a escasos metros, pero cuando regres¨® de otro municipio a d¨®nde hab¨ªa ido a trabajar, le hab¨ªan quitado todo lo que ten¨ªa. ¡°Venimos aqu¨ª a apoyar la econom¨ªa de este peque?o pueblo y encima que nos expulsan al ¨²ltimo rinc¨®n del ¨²ltimo pol¨ªgono y a¨²n nos dicen que no podemos estar aqu¨ª¡±, explica Marcial, en alusi¨®n a los guardas jurados que muchas noches les impiden dormir en el aparcamiento. ¡°Somos personas, no venimos a robar, lo m¨ªnimo ser¨ªa que nos acondicionaran un espacio¡±, abunda.
El sol de la tarde ha paliado la humedad de tantos d¨ªas de lluvia agravada por el riachuelo que bordea el pol¨ªgono. El fin de semana el agua, que provoc¨® muchas incidencias en el centro del municipio, aneg¨® varias chabolas, obligando a sus residentes a levantar tiendas de campa?a junto a las que otros compa?eros ya hab¨ªan instalado d¨ªas antes, al no poder desplegarlas en el centro de la ciudad. ¡°Hemos denunciado la situaci¨®n, pero nadie ha venido a interesarse. Tampoco lo hicieron hace un a?o cuando la riada de la gota fr¨ªa. Entonces habilitaron el pabell¨®n con camas, pero ?para qui¨¦nes? Para los blancos¡±, denuncia Diop, que recuerda que tampoco se hizo nada cuando en 2019 un incendio asol¨® un asentamiento de 200 infraviviendas o en el que el a?o pasado quem¨® medio centenar.
El centro de d¨ªa que ASNUCI tiene en el mismo pol¨ªgono se llena de temporeros cuando termina la jornada. Acuden all¨ª para conversar, recibir ayuda y asesoramiento o guardar su documentaci¨®n, pero, sobre todo, para cargar los m¨®viles y poder estar al tanto a trav¨¦s de Internet de lo que pasa en sus pa¨ªses y hablar con sus familiares. Ni en las chabolas, pero menos en las calles, hay electricidad. Algo de lo que s¨ª dispone Ababak¨¢ que comparte un piso de alquiler con cuatro compa?eros por el que paga 110 euros.
Una excepci¨®n, como explica Raquel Mui?o, trabajadora social y coordinadora de programas de la Fundaci¨®n Europea para la Coorperaci¨®n Norte-Sur (FECONS) que en Lepe gestiona un comedor social y un programa de mediaci¨®n para el alquiler de viviendas a temporeros. ¡°La escasez de oferta es brutal y m¨¢s conforme se acerca el verano, porque muchos prefieren alquilar las casas como destino vacacional y hay muchos prejuicios¡±, explica. Ahora mismo tienen 12 viviendas alquiladas en casas para cuatro y seis personas. No es necesario que los inquilinos tengan documentaci¨®n, basta con que confirmen que tienen ingresos, aunque FECONS asume la garant¨ªa del impago.
La luz se ha fundido entre las nubes de Lepe. Marcial acaba de colocar su tienda de campa?a sobre el colch¨®n. ¡°Hasta el domingo viv¨ªa al raso, pero cuando vi el panorama la compr¨¦ por Amazon, que es m¨¢s barata que en las tiendas del pol¨ªgono¡±, cuenta. ¡°Parece un hotel de cuatro estrellas¡±, bromea cuando la compara con el cart¨®n destartalado de Mustaf¨¢. ¡°Al menos yo tengo una caja, ¨¦l dorm¨ªa sin nada¡±, responde se?alando a Adam, un senegal¨¦s de 50 a?os, que lleg¨® a Huelva hace 12 d¨ªas. ¡°Ven¨ªa de Lleida y Murcia, all¨ª viv¨ªa en habitaciones, en casas¡±, explica. Hasta para los que duermen peor que en una chabola hay categor¨ªas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.