Alcal¨¢ de Guada¨ªra se sacude los bulos y prejuicios sobre la acogida de migrantes
El recelo inicial de algunos vecinos se disipa una semana despu¨¦s de la llegada de 85 solicitantes de asilo subsaharianos al municipio sevillano. ¡°No somos peligrosos¡±, afirma un refugiado malin¨¦s
Ha pasado una semana desde que la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR) pusiera en funcionamiento en Alcal¨¢ de Guada¨ªra (Sevilla, 76.839 habitantes) un dispositivo de acogida humanitaria para atender a 85 migrantes subsaharianos solicitantes de asilo. Los vecinos de la plaza de la Zarzuela donde se ubica el hotel en el que est¨¢n alojados, han dejado de hacer corrillos para intercambiar su parecer sobre su llegada y ahora intercambian saludos con los refugiados que est¨¢n sentados en los bancos del parque aleda?o.
¡°?C¨®mo me van a molestar? Llevo 20 a?os viviendo frente al hotel y por aqu¨ª han entrado y salido todo tipo de personas sin que nadie levantara la voz. El revuelo que se ha formado ha sido por absoluta desinformaci¨®n¡±. As¨ª resume Sergio Blanco, mientras saca a pasear a su perro del portal que est¨¢ en la acera contigua del hotel, la inquietud y en algunos casos la alarma que cundi¨® entre algunos habitantes del municipio sevillano cuando se conoci¨® la inminente llegada de este grupo de migrantes.
El Ayuntamiento, gobernado por el PSOE, asegur¨® que no hab¨ªa recibido informaci¨®n oficial de su instalaci¨®n y comunic¨® que hab¨ªa pedido una cita con el Ministerio de Inclusi¨®n para conocer en detalle el proceso. No ayud¨® que el d¨ªa 9, el mismo lunes de su llegada, la consejera andaluza de Inclusi¨®n Social, Loles L¨®pez, lamentara que el traslado se hubiera hecho ¡°con informaci¨®n oficial cero y sin coordinaci¨®n¡±, llegando a acusar al Gobierno de ¡°repartir a los migrantes como si fueran paquetes de Amazon¡±. Sus declaraciones avivaban el caldo de cultivo que se hab¨ªa cocinado un d¨ªa antes, cuando un centenar de vecinos se concentraron frente al hotel en repulsa por la llegada del contingente, y que ese mismo lunes hab¨ªa caldeado tambi¨¦n el diputado de Vox en el Parlamento andaluz, C¨¦sar Gavira, puntualizando que todos eran ¡°adultos y corpulentos¡±. Los insultos y amenazas a la alcaldesa a cuenta de este dispositivo empezaron a circular por las redes sociales.
¡°Se trata de uno de los muchos dispositivos de acogida que CEAR tiene abiertos en toda Espa?a, tambi¨¦n en la provincia de Sevilla¡±, explicaba la semana pasada a este diario Lourdes Navarro, coordinadora de la entidad. Los migrantes que han llegado a Alcal¨¢ de Guada¨ªra estaban en otro centro de Granada y han pasado ya por otros dispositivos de CEAR en la pen¨ªnsula por lo que ¡°tienen ya un grado de integraci¨®n y conocimiento de nuestro pa¨ªs¡±. La mayor¨ªa provienen de Mal¨ª, Senegal o Mauritania y est¨¢n pendientes de que se les conceda el asilo, despu¨¦s de huir de conflictos b¨¦licos enquistados en muchos casos.
Durante los pr¨®ximos cuatro meses ¡ªest¨¢ previsto que el centro de acogida de Alcal¨¢ cierre sus puertas el 31 de diciembre de este a?o¨D el equipo de t¨¦cnicos de CEAR continuar¨¢ tramitando sus permisos de trabajo, imparti¨¦ndoles clases de espa?ol y buscando los cursos de formaci¨®n que les permitan su plena inserci¨®n laboral. ¡°En los centros que tenemos en el resto de la provincia la integraci¨®n ha funcionado a la perfecci¨®n, estoy segura de que en Alcal¨¢ va a pasar lo mismo¡±, aseguraba Navarro.
¡°No somos peligrosos, hemos venido a buscar protecci¨®n internacional, no a hacer cosas que no est¨¢n bien. Como cualquier otra persona, queremos mejorar nuestras vidas¡±. As¨ª se dirige Bocar a quienes los se?alan por ser de otra raza y est¨¢n cargados de prejuicios y odio. Bocar lleg¨® hace 11 meses al centro que CEAR tiene en Guillena, junto con otros 30 migrantes subsaharianos. En su caso, su presencia en el municipio sevillano no gener¨® inquietud. ¡°Todos nos saludamos, no hay problema¡±, indica. Abandon¨® Mal¨ª a los 16 a?os, despu¨¦s de que los yihadistas quemaran las tierras de cultivo de su familia. Estuvo seis a?os en Mauritania donde trabaj¨® como alba?il y cuidando de un ni?o, pero las malas condiciones econ¨®micas, la inseguridad, mucho peor cuando, como ¨¦l, se vive en la calle, le impuls¨® a cruzar el Atl¨¢ntico en patera hasta las Islas Canarias en 2023.
La semana que viene Bocar obtendr¨¢ su permiso de trabajo. Tambi¨¦n empezar¨¢ un curso de inform¨¢tica y en noviembre otro de alba?iler¨ªa. Quiere quedarse en Sevilla, quiz¨¢s como alba?il o cuidando a ni?os, como hac¨ªa en Mauritania. Tambi¨¦n le gustar¨ªa retomar los estudios que dej¨® aparcados cuando tuvo que huir de su pa¨ªs. Pero antes que nada quiere aprender bien castellano. Las clases de tres horas semanales le ayudan, tambi¨¦n las fiestas locales, donde baila con otros vecinos, y los partidos de f¨²tbol que los fines de semana disputa con equipos de Guillena y del resto de la provincia. ¡°He tratado hasta de buscarme novia¡±, bromea.
¡°Todo es desconocimiento. Con los ucranios esto no pas¨®¡±
Bocar tiene buena parte del camino recorrido, est¨¢ plenamente integrado en Guillena, donde ha intervenido en programas de la radio local. Su compatriota Moussa, de 23 a?os, ¡ªpide no dar su nombre real¨D acaba de empezar a andarlo, y lo hace cojeando, la secuela de un disparo en el pie durante una refriega de los yihadistas y que lo conmin¨® a huir. Todo el trayecto de unos cuatro meses hasta Canarias lo hizo con la herida. Lleva nueve meses en Espa?a y esta es su primera semana en Alcal¨¢ de Guada¨ªra. ¡°Estoy contento aqu¨ª, me gusta¡±, dice mientras se sienta en el banco del parque.
Delante de ¨¦l pasan apresurados los chavales que acuden al colegio de primaria que est¨¢ al final de la calle. Cuando arrancaba el curso escolar, la consejera de Desarrollo Educativo, Catalina Garc¨ªa, quiso trasladar a los padres calma sobre la presencia de los refugiados en un hotel cercano. Otro comentario que incit¨® a la inquietud de unos padres que, como aseguraba el director del colegio hace una semana a este diario, ellos no les hab¨ªan trasladado. ¡°Han sido las asociaciones de vecinos, las familias han podido preguntar por muchos temas, pero no por el dispositivo¡±, explicaba.
¡°Nunca he tenido ning¨²n reparo¡±, corrobora una madre, que prefiere no dar su nombre, despu¨¦s de dejar a su hijo en el centro. ¡°Somos todos seres humanos¡±, abunda otro progenitor. ¡°El miedo que puedan tener algunos padres, porque algunos s¨ª lo tienen, es por puro desconocimiento, porque con los ucranios esto no pas¨®, quer¨ªan hasta adoptarlos¡±, se?ala con una sonrisa de circunstancias.
Lourdes Rodr¨ªguez regenta una panader¨ªa cercana al hotel donde residen los migrantes y es la presidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos Plaza de los Ni?os. Ella era una de los alcalare?os que recelaba de la llegada de los refugiados. ¡°Los vecinos tenemos cierto temor por la ignorancia, nadie nos hab¨ªa informado de nada. Son muchos hombres, que han venido solos. El miedo no es al color de su piel, sino a que han venido muchos¡±, dec¨ªa Rodr¨ªguez el 10 de septiembre. Una semana despu¨¦s, su recelo ha amainado: ¡°Estamos mucho m¨¢s tranquilos, pero alertas¡±, explica. ¡°Ellos no han dado ning¨²n problema, al rev¨¦s, son algunos ni?os de pandillas los que les insultan y ellos se levantan y se meten en el hotel¡±, reconoce.
Las asociaciones de vecinos, como la de Rodr¨ªguez, y otras ONG de Alcal¨¢ van a reunirse en los pr¨®ximos d¨ªas con los responsables de CEAR para coordinar la cooperaci¨®n y el apoyo que puedan brindar. Tambi¨¦n se han acercado hasta el hotel muchos alcalare?os que quieren colaborar como voluntarios. Moussa se levanta del banco y se dirige con otros compa?eros al hotel. Se cruzan con Baimor, de Senegal, que lleva una camiseta de una carrera solidaria del D¨ªa de la Mujer de Alcal¨¢ de Guada¨ªra. Ha salido a airearse antes de regresar para las clases de espa?ol porque, como Bocar, sabe que es esencial. ¡°Para poder trabajar y hacer cualquier otra cosa, tengo que aprender bien el idioma¡±, asegura con un amago de sonrisa.
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