La democracia tambi¨¦n se hizo en el campo: un libro desmonta los estereotipos del sur de Espa?a
Una investigaci¨®n desarma el t¨®pico que vincula el medio rural al subdesarrollo y revisita su papel en la Transici¨®n
La realidad agraria andaluza se ha etiquetado y asociado con el atraso, la inercia, la apat¨ªa, la dependencia, el subdesarrollo o el caciquismo. Sin embargo, esos estereotipos han entrado en permanente contradicci¨®n con la modernidad, el avance y el progreso del medio agrario y rural andaluz en las ¨²ltimas d¨¦cadas, como ponen de manifiesto las cifras macroecon¨®micas y demuestra una investigaci¨®n realizada por Salvador Cruz Artacho, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad de Ja¨¦n.
¡°El espacio agrario y la sociedad rural andaluza ofrecieron durante todo el siglo XX una imagen bien diferenciada de aquella fotograf¨ªa que la defin¨ªa y caracterizaba en t¨¦rminos de atraso, dependencia e inmovilismo¡±, sostiene el profesor y autor del libro Ni rebeldes, ni primitivos, que analiza la evoluci¨®n del sindicalismo agrario en Andaluc¨ªa y su contribuci¨®n a la construcci¨®n de la democracia.
Cruz Artacho admite que durante buena parte del pasado siglo se constataron episodios de rebeld¨ªa y expresiones violentas de protesta que profundizaron en el viejo estereotipo de la ¡°rebeld¨ªa primitiva¡± asociada en buena medida a la historia de la movilizaci¨®n rural. ¡°Pero estos episodios no fueron ni la norma, ni lo m¨¢s destacado de unas movilizaciones que ofrecieron durante este largo per¨ªodo no s¨®lo una imagen m¨¢s plural y poli¨¦drica, sino tambi¨¦n cambios y adaptaciones en sus formas de expresi¨®n¡±.
El libro, editado por la Fundaci¨®n para el Desarrollo de los Pueblos de Andaluc¨ªa (Fudepa) y el sindicato UGT, examina el papel que tuvieron las protestas y movilizaciones campesinas y jornaleras en la apertura de espacios de libertad, conquista de derechos y cambio en los comportamientos pol¨ªticos y electorales en la Andaluc¨ªa de las primeras d¨¦cadas del siglo XX.
¡°Se demuestra que tambi¨¦n aqu¨ª existe una historia oculta de la democracia que bien vale la pena destapar y destacar, por la relevancia real que tuvieron estas zonas oscuras en la promoci¨®n de espacios, h¨¢bitos y culturas democr¨¢ticas, as¨ª como en la conquista y construcci¨®n formal de la democracia¡±, indica el autor de esta investigaci¨®n, que apuesta por un relato renovado de la historia de la Andaluc¨ªa contempor¨¢nea, ¡°convenientemente alejada de t¨®picos y mitos del pasado¡±.
¡°Estos clich¨¦s, muy arraigados en el imaginario cultural e identitario espa?ol, siguen apareciendo en los relatos sobre el pasado, colocaron a Andaluc¨ªa en un lugar subalterno de la modernidad y a¨²n se resisten a desaparecer¡±, subraya.
Las caracter¨ªsticas hist¨®ricas de Andaluc¨ªa, durante mucho tiempo una regi¨®n agraria y d¨¦bilmente industrializada, la convirtieron en el paradigma de ese relato. ¡°El latifundismo, la miseria, el analfabetismo y la polarizaci¨®n social incapacitaron a sus habitantes para la participaci¨®n pol¨ªtica, estando ausentes de los procesos de democratizaci¨®n a lo largo del siglo XX. Un territorio dominado por se?oritos indolentes, despreocupados de las innovaciones agrarias, que llevaban una gesti¨®n rutinaria de sus ingentes patrimonios y que fueron el sost¨¦n principal de los reg¨ªmenes autoritarios dominantes en el panorama pol¨ªtico espa?ol¡±, explica Cruz Artacho.
Ni rebeldes, ni primitivos supone, pues, un golpe definitivo a los t¨®picos que han marcado la historia pol¨ªtica de Andaluc¨ªa y, en buena medida de Espa?a. La investigaci¨®n pone de relieve varias evidencias emp¨ªricas que reflejan un panorama m¨¢s complejo del campo andaluz, menos estereotipado del descrito por la historiograf¨ªa espa?ola, y que se extienden a la lucha por la democracia en los ¨²ltimos a?os del r¨¦gimen franquista.
As¨ª, el autor pone de manifiesto el papel activo que el campo andaluz jug¨® durante los primeros a?os de la Transici¨®n. Las llamativas modalidades de movilizaci¨®n jornaleras en pos de la reforma agraria fueron las de mayor resonancia p¨²blica, pero tampoco contribuyeron a desterrar los mitos.
¡°La lucha por mejores condiciones de vida y por la tierra, asociada muchas veces a la pelea por el logro de fondos para el empleo comunitario y el subsidio agrario fueron utilizadas para perpetuar el mito creando otro similar, el mito de la Andaluc¨ªa subsidiada¡±, escribe en el pr¨®logo del libro el historiador Manuel Gonz¨¢lez de Molina, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. A su juicio, ¡°el papel clave que las movilizaciones, no solo jornaleras, jugaron en la democratizaci¨®n efectiva del pa¨ªs, contribuy¨® decisivamente al desmontaje del andamiaje pol¨ªtico y clientelar que sosten¨ªa el r¨¦gimen franquista y desempe?aron tambi¨¦n un papel fundamental en el logro de la autonom¨ªa plena para Andaluc¨ªa¡±.
Transformaci¨®n del campo andaluz
El campo andaluz ha sufrido profundas transformaciones desde comienzos de los a?os noventa, justo cuando entr¨® en vigor la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC) y el destino de la agricultura andaluza se uni¨® al del resto de la agricultura comunitaria. ¡°Estas transformaciones han acabado cambiando no s¨®lo la faz de la agricultura andaluza, sino tambi¨¦n el tama?o y la composici¨®n de los pueblos de Andaluc¨ªa¡±, se?ala Gonz¨¢lez de Molina, tras precisar la orientaci¨®n neoliberal de la PAC.
El crecimiento de la agricultura andaluza en las ¨²ltimas d¨¦cadas se pone de manifiesto con datos como que la producci¨®n de la rama agraria representa el 2,9% de la producci¨®n total de la Uni¨®n Europea y el 25,1% de la estatal. Adem¨¢s, es la primera comunidad por valor exportado de productos agroalimentarios y la que m¨¢s trabajadores mantiene ocupados en el sector agrario.
Ahora bien, los autores de esta investigaci¨®n advierten de que la agricultura andaluza, como la espa?ola, se encuentran en una encrucijada, enfrentadas a la emergencia clim¨¢tica y a la crisis irreversible del modelo industrial que ha predominado en las ¨²ltimas d¨¦cadas. ¡°Un modelo que ha demostrado su incapacidad para proporcionar un ingreso suficiente a los agricultores y, al mismo tiempo, est¨¢ deteriorando la base de los recursos naturales sobre el que se asienta¡±, indican.
El sector agrario ha crecido y sigue creciendo a costa de la destrucci¨®n de empleo, principalmente por culpa de la mecanizaci¨®n del campo. Pero la ca¨ªda laboral ha sido tambi¨¦n producto del abandono de la actividad y de la desaparici¨®n de explotaciones. Los titulares de explotaciones agrarias est¨¢n cada vez m¨¢s envejecidos, con una media de edad de 61,4 a?os, y lo peor es que no hay relevo generacional. ¡°Este proceso de destrucci¨®n de explotaciones familiares es el que explica en buena medida la despoblaci¨®n rural y la llamada Espa?a vac¨ªa, fen¨®meno que tambi¨¦n afecta a Andaluc¨ªa¡±, indica Manuel Gonz¨¢lez de Molina.
Para el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, Luis Planas, durante d¨¦cadas se ha omitido la aportaci¨®n del sindicalismo agrario del sur de Espa?a a la construcci¨®n de un sistema de convivencia democr¨¢tica. Y resalta que ¡°el ostracismo form¨® parte de la represi¨®n que los trabajadores rurales organizados sufrieron, tanto durante la guerra como en la cruenta dictadura posterior¡±. Adem¨¢s, tiene un recuerdo especial hacia las mujeres del campo que, a su juicio, ¡°ocupan el lugar del olvido dentro del olvido¡±.
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