Trabajadoras de un macroburdel: ¡°Nos quedamos, literal, con la maleta en la calle¡±
Decenas de mujeres que ejerc¨ªan la prostituci¨®n en el macroburdel Paradise son expulsadas de la pensi¨®n donde viv¨ªan
El Paradise, uno de los prost¨ªbulos m¨¢s conocidos y m¨¢s grandes de Europa, cerr¨® el 13 de marzo las puertas por la pandemia del coronavirus. En su pensi¨®n en La Jonquera (Girona) viv¨ªan decenas de mujeres. ¡°Unas 90¡±, asegura una de ellas. De la noche a la ma?ana, se vieron sin nada: ¡°Nos quedamos, literal, con la maleta en la calle¡±. Su due?o, Jos¨¦ Moreno, ha presentado un ERTE que afecta a 69 empleados. Entre estos no consta ninguna trabajadora sexual, con las que no le une ning¨²n v¨ªnculo laboral formal.
¡°El primer d¨ªa en la calle parec¨ªa que hubiera un incendio, o una guerra de zombies. Estaba vac¨ªa¡±, explica esta mujer, sobre lo que vio al salir de la pensi¨®n, con la maleta en la mano y sin saber ad¨®nde ir. ¡°No tuvimos tiempo ni para pensar¡±. Retrata un escenario de hoteles cerrados, calles en silencio y nadie a quien recurrir en La Jonquera, la frontera entre Francia y Espa?a, extra?amente desierta estos d¨ªas, sin sus habituales colas en los supermercados y en las tiendas.
El Paradise es un macroburdel de 2.700 metros cuadrados y 80 habitaciones. Muchas de las mujeres que trabajan all¨ª tambi¨¦n viven en ¨¦l. Hacen ¡°plaza¡±, teniendo que estar como m¨ªnimo 21 d¨ªas para garantizarse un sitio en el club. ¡°Primero nos dijeron que nos ¨ªbamos a quedar ah¨ª 15 d¨ªas¡±, explica una de ellas, por tel¨¦fono y pidiendo anonimato, desde el piso donde la han acogido. Admite que sinti¨® cierta desconfianza: ¡°Sospech¨¦ con lo de que no cerraba [la pensi¨®n]. Se comentaba que el due?o no era solidario. Esto es un negocio y ¨¦l es un hombre de negocios¡±.
Al d¨ªa siguiente, s¨¢bado, las mamis (mujeres que gestionan las habitaciones) confirmaron sus temores: deb¨ªan irse. Como m¨¢ximo, el domingo a mediod¨ªa ten¨ªan que estar fuera. ¡°Por lo menos que nos hubiese dicho ¡®qu¨¦dense¡¯ y que cada uno se busque la comida¡±, lamenta esta treinta?era. Moreno asegura que no ten¨ªa m¨¢s opci¨®n que cerrar y alega que mantener el establecimiento supone unos costes muy elevados, motivo por el que ha presentado el ERTE. "Hemos sobrevivido hasta ahora, veremos qu¨¦ pasa de ahora en adelante¡±, afirma.
¡°Todo el mundo empez¨® a mirar de ir para donde sea. La mayor¨ªa, para sus casas. Las que no ten¨ªamos familia aqu¨ª, no sab¨ªamos qu¨¦ hacer. Nos quedamos mirando para el cielo¡±, sigue la mujer, sin alterarse, pero muy preocupada por su situaci¨®n. ¡°No nos ha ofrecido absolutamente nada¡±, a?ade. Algunas se mudaron a pisos a Figueres, algunas regresaron a Rumania, otras viajaron a Francia¡ La ¨²nica ayuda que recibieron fue de las ¡°mamis de la cocina¡±: ¡°Nos ofrecieron su casa, pero ellas tienen un salario b¨¢sico. Una no puede ir a comerse su comida¡±.
Ella viaj¨® a Espa?a exclusivamente para trabajar en el Paradise tres meses y volver a su pa¨ªs. El billete de regreso ha sido cancelado. Tampoco tiene dinero para comprarse un vuelo cuando sea posible. El ¨²ltimo con el que pod¨ªa haberse marchado costaba 4.000 euros. ¡°Mi familia no me puede ayudar, yo les ayudo a ellos¡±, se?ala. Se plantea acercarse al consulado de su pa¨ªs. ¡°Pero est¨¢n pendientes de las personas enfermas, y lo entiendo¡±, subraya.
Las trabajadoras sexuales del Paradise pagan 80 euros por la habitaci¨®n (75 de alquiler m¨¢s 5 de luz). El precio incluye la comida y la cena. Las mujeres que bajan al club despu¨¦s de las seis de la tarde tienen que pagar 90 euros. ¡°El trabajo estaba muy mal, solo se trabajaba dos d¨ªas por semana. Y t¨² ten¨ªas que pagar s¨ª o s¨ª la habitaci¨®n. Conseguirte los 90 euros no era f¨¢cil¡±, alega, sobre los motivos por los que no ha podido ahorrar nada. ¡°Es aterrador¡±, dice, sobre la situaci¨®n actual. Pero bajo ninguna circunstancia se plantea saltarse la ley y ejercer por su cuenta en pisos.
¡°?Ad¨®nde van esas mujeres? ?A qu¨¦ servicios sociales recurren a pedir ayuda? La de su zona de referencia, les dicen. ?Cu¨¢l es su zona de referencia? Nunca han tenido ninguna porque tienen muchas dificultades para empadronarse¡±, lamenta Clarisa Velocci, de la asociaci¨®n Genera, que estos d¨ªas atienden por tel¨¦fono a las trabajadoras sexuales que se ven afectadas por el par¨®n y la orden de confinamiento. Genera les recomienda que en ning¨²n caso trabajen. ¡°No hay ninguna forma de que sea seguro¡±, repite Velocci, que subraya que muchas de ellas est¨¢n al l¨ªmite y les trasladan una ¡°angustia muy grande¡±.
¡°Garantizaremos cualquier necesidad que tengan, ya sea de alojamiento o de alimentaci¨®n¡±, defiende la alcaldesa de La Jonquera, S¨°nia Martinez. Y asegura que la polic¨ªa local no ha detectado que ninguna de ellas viva en la calle. Hasta el momento, dice, nadie les ha pedido ayuda. Velocci replica que las mujeres han tenido que ingeni¨¢rselas solas para salir adelante. "El sector est¨¢ pr¨¢cticamente parado, como en todas las econom¨ªas¡±, a?ade Velocci. Critica la ¡°criminalizaci¨®n bestial¡± que est¨¢n sufriendo y pide una mayor protecci¨®n: ¡°Flexibilizar al m¨¢ximo las ayudas econ¨®micas para mujeres en esta situaci¨®n¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- El mapa del coronavirus: as¨ª crecen los casos d¨ªa a d¨ªa y pa¨ªs por pa¨ªs
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada comunidad
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.