Las tortugas marinas ponen la toalla en la Mar Bella
La puesta de 77 huevos en la playa barcelonesa se suma a otros episodios que muestran un cambio de h¨¢bitos de la especie
Las tortugas no saben de distancias sociales en las playas. Una de ellas, una tortuga marina (Cheloniidae), ha depositado en la de la Mar Bella, en Barcelona, la friolera de 77 huevos, en un episodio ins¨®lito que cuando llegue la feliz eclosi¨®n, en un mes y medio, llenar¨¢ de tortuguitas la arena.
El ejemplar, una tortuga boba (Caretta caretta), apareci¨® el martes pasado por la noche y fue llevada al mar de nuevo por un grupo de voluntariosos j¨®venes que pensaron que el animal estaba varado y en apuros. Afortunadamente, informaron por las redes sociales del hallazgo con un v¨ªdeo y t¨¦cnicos del Centro de Recuperaci¨®n de Animales Marinos (CRAM) pudieron establecer la verdadera finalidad de la excursi¨®n terrestre de la tortuga y actuar en consecuencia para proteger la puesta.
El nido hab¨ªa sido excavado demasiado cerca del mar para la seguridad del mismo y lo primero que hicieron fue trasladar los huevos unos veinte metros m¨¢s arriba y establecer un per¨ªmetro de seguridad alrededor que r¨ªete t¨² de la Zona Verde de Bagdad, con vigilancia las 24 horas. La instalaci¨®n, con cercado de madera, im¨¢genes y una reproducci¨®n a tama?o natural de una tortuga marina, se ha convertido en una verdadera atracci¨®n en la playa. ¡°Apareci¨® hacia las 2 de la madrugada y los j¨®venes que la vieron, desconocedores de la biolog¨ªa de estas tortugas, pensaron que se encontraba herida o desorientada y la condujeron de vuelta al mar¡±, explica el t¨¦cnico del CRAM y miembro de su equipo de rescate Guillem Figueras. ¡°Por suerte ya hab¨ªa realizado la puesta¡±. Figueras advierte que de encontrarnos una tortuga marina en la playa, hayamos bebido lo que hayamos bebido, y aunque nos creamos Gerald Durrell, siempre hemos de pensar que es probable que est¨¦ poniendo huevos y es mejor no tocarla ni molestarla.
De los 77 huevos, 17 han sido llevados al CRAM para incubarlos y estudiar y monitorizar a las cr¨ªas antes de liberarlas al cabo de un a?o. All¨ª en el centro las peque?as encontrar¨¢n a veteranas como 4x4, de 78 kilos, nacida a finales de los 60 y que no puede ser liberada ¡ªal rev¨¦s que la feliz Fortunata¡ª al haber crecido en cautividad, y algunas otras tortugas que esperan a recuperarse de heridas, enredos con redes, hipotermias y otros problemas.
El resto de los huevos permanecen en la playa mientras la naturaleza sigue su curso. A finales de verano se producir¨¢ el espect¨¢culo de las cr¨ªas corriendo rumbo al mar, aunque en este caso no habr¨¢ el dramatismo de los documentales con las fragatas y otras aves marinas depredando a las tortuguitas. ¡°Las protegeremos¡±, afirma Figueras. No obstante, y aunque la ratio de eclosi¨®n de las tortugas bobas es alta, se calcula que solo 1 de cada 200 cr¨ªas de tortuga, ay, llegar¨¢ a adulta.
La puesta en la Mar Bella se suma a una larga cadena de episodios similares en nuestras costas, cuando hace cinco a?os no hab¨ªa apenas. Se vincula el fen¨®meno al calentamiento de zonas del Mediterr¨¢neo por el cambio clim¨¢tico, lo que hace que las tortugas var¨ªen sus puntos de puesta. ¡°Vamos a ir viendo c¨®mo aumenta la presencia de tortugas en nuestras playas¡±, advierte Figueras, que recalca la importancia de contar con protocolos muy bien establecidos para afrontar la situaci¨®n. ¡±Sobre todo hay que llamar al 112, no molestar al animal, no atosigarlo, y si se encuentran cr¨ªas protegerlas y avisar a los especialistas¡±.
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