Catalu?a poscolonial
Importar las tesis ling¨¹¨ªsticas de Ng?g? wa Thiong¡¯o a Espa?a, como hizo el presidente Torra en la entrega del Premi Internacional Catalunya al escritor keniata, es chapucero
El 3 de septiembre se entreg¨® el XXXI Premio Internacional Catalu?a a Ng?g? wa Thiong¡¯o. Quim Torra, que presidi¨® el acto, nos ofreci¨® un s¨ªmil original. Seg¨²n el president, ¡°la libertad de expresi¨®n est¨¢ amenazada¡± tanto en el ?frica poscolonial como en el Estado espa?ol. El paralelismo es tan burdo que la prensa le dirigi¨® todas las cr¨ªticas. Pero m¨¢s interesante fue la coletilla final del president: Descolonizar la mente (1986), un ensayo del escritor keniano, es su libro preferido. Pues veamos qu¨¦ dice.
Tras d¨¦cadas publicando en ingl¨¦s, Ng?g? decidi¨® escribir exclusivamente en kikuyu, una lengua de Kenia hablada por ocho millones de personas. En Descolonizar la mente explica los motivos de este cambio. 34 a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n, el ensayo se ha convertido en un cl¨¢sico de los estudios poscoloniales anglosajones.
Desde la aparici¨®n de Things Fall Apart [Todo se desmorona] (1958) de Chinua Achebe, ha surgido un corpus riqu¨ªsimo de literaturas africanas en lenguas europeas. Sobre todo ingl¨¦s (Wole Soyinka, Nadine Gordimer, J. M. Coetzee; los tres con Premio Nobel), franc¨¦s (Mariama B?) y portugu¨¦s (Ondjaki). Tambi¨¦n castellano (Donato Ndongo), aunque en menor medida.
Pues bien, la tesis central de Ng?g? es que este tesoro no forma parte de la literatura africana. ?El motivo? No haber sido escrito en kikuyu, w¨®lof, yoruba, suajili o zul¨². Seg¨²n Ng?g?, ¡°la literatura africana solo puede escribirse en lenguas africanas¡±. Los africanos que adoptan las ¡°lenguas imperiales¡± producen ¡°literatura afroeuropea¡±, una nueva tradici¨®n h¨ªbrida y transitoria. ?frica no se descolonizar¨¢ mentalmente hasta que no se deshaga de las lenguas europeas. El argumento tiene un regusto a ingenier¨ªa social marxista, ideolog¨ªa que Ng?g? ha defendido durante d¨¦cadas.
Siguiendo la l¨®gica de Descolonizar la mente, R. K. Narayan y Salman Rushdie no han producido literatura india. Poco importa que sean dos de los novelistas m¨¢s importantes de su pa¨ªs. Haber escrito en ingl¨¦s los descalifica. Por otra parte, los filipinos se equivocaron en la elecci¨®n de su novela nacional, Noli me tangere de Jos¨¦ Rizal, escrita en castellano, no en tagalo. Y olvid¨¦monos del boom latinoamericano (mejor dicho, euroamericano). La ¨²nica literatura americana digna de este nombre es la quechua o la n¨¢huatl.
La tesis central del libro es de un extremismo espeluznante. Ng?g? se erige en expedidor de africanidad. No admite la posibilidad de que un texto refleje identidades m¨²ltiples. Tampoco concibe que un libro pueda ser producto del mestizaje ling¨¹¨ªstico. El propio Ng?g? escrib¨ªa en un ingl¨¦s espl¨¦ndido, e imagino que su kikuyu tambi¨¦n debe de serlo. Uno puede destacar en dos o m¨¢s lenguas o culturas. No son compartimentos estancos.
Si Ng?g? no hubiera escrito nunca en ingl¨¦s, no lo conocer¨ªamos. Este idioma le dio una proyecci¨®n internacional que ¨¦l utiliz¨® para promover el kikuyu. Sin embargo, Ng?g? no parece estar agradecido a la ¡°lengua imperial¡±. Al contrario. Durante la entrega del premio, pidi¨® perd¨®n a su difunta madre por haber escrito en ingl¨¦s (!). No tenemos constancia de ninguna respuesta desde el m¨¢s all¨¢, pero s¨ª desde la desventurada Catalu?a, donde Torra celebr¨® esta obsesi¨®n por la pureza identitaria y ling¨¹¨ªstica.
De hecho, seg¨²n el President, el discurso de Ng?g? ¡°se puede extrapolar tambi¨¦n a nuestra casa y a la lengua catalana¡±. El escritor keniano mencion¨® de pasada la situaci¨®n de Catalu?a bajo Franco. Se notaba que hablaba de o¨ªdas. Sin embargo, el President aprovech¨® la oportunidad para denunciar el genocidio cultural franquista, como si el dictador hubiera muerto anteayer. Me record¨® a Trump hablando de la esclavitud: ¡°Boy, that is just not good¡± [Muchacho, eso no est¨¢ nada bien]. Denunciar opresiones pasadas que ya nadie defiende aporta poco al debate p¨²blico. No es muestra de valent¨ªa sino de inanidad.
Aunque sus recetas son cuestionables, las cr¨ªticas de Ng?g? al legado colonial brit¨¢nico est¨¢n justificadas. Ahora bien, importarlas a Espa?a como hizo el President es pintar con brocha gorda. Torra lleva ya tiempo denunciando una supuesta situaci¨®n ¡°colonial¡±. En el documental de Netflix Two Catalonias (2018), dice textualmente: ¡°Los catalanes hemos recibido muy a menudo un trato colonial por parte del Estado espa?ol¡±. Tambi¨¦n lo ha puesto por escrito.
Catalu?a no es ¨C evidentemente ¨C una colonia. Nunca lo fue. Todo lo contrario: nos industrializamos en parte gracias al imperio colonial espa?ol. Pretender que vivimos bajo un r¨¦gimen colonial supone pervertir una palabra que deber¨ªa usarse con m¨¢s cuidado. De hecho, el discurso de Torra es un insulto para quienes s¨ª han sido sujetos coloniales, como el propio Ng?g?.
Y aqu¨ª no terminan las contradicciones del President. Dejemos de lado a Ng?g? por un momento y retrocedamos al 19 de julio, el d¨ªa despu¨¦s de la muerte de Juan Mars¨¦. Aquella ma?ana Torra alab¨® su legado de ¡°decenas de obras de una calidad excepcional¡±. En paralelo, TV3 emiti¨® un clip sobre el escritor que empezaba as¨ª: ¡°Por m¨¢s vueltas que diera su vida, ¨¦l siempre tuvo que responder a la misma pregunta: ?Por qu¨¦ no escrib¨ªa en catal¨¢n si era su lengua materna?¡±.
En el fondo, TV3 fue mucho m¨¢s honesta que el President. Los escritores catalanes en castellano molestan al nacionalismo. M¨¢s a¨²n si escriben novelas como ?ltimas tardes con Teresa (1966), una cr¨ªtica de cierta burgues¨ªa barcelonesa de ra¨ªces catalanas profundas que no solo no combati¨® el franquismo, sino que vivi¨® muy c¨®modamente durante la dictadura, haci¨¦ndose la v¨ªctima.
Anticip¨¢ndose al obituario de TV3, Mars¨¦ mencion¨® la cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica en su discurso de aceptaci¨®n del Premio Cervantes (2008): ¡°Soy un catal¨¢n que escribe en lengua castellana. Yo nunca vi en ello nada anormal. [¡] hay sin embargo quien piensa que se trata de una anomal¨ªa, un desacuerdo entre lo que soy y represento, y lo que deber¨ªa haber sido y haber quiz¨¢ representado¡±.
Si aplicamos la propuesta de Ng?g?, tan alabada por Torra, Mars¨¦ es una anomal¨ªa absoluta: los catalanes que adoptan la ¡°lengua imperial¡± ponen su talento al servicio del opresor. Enriquecen una cultura ajena sin contribuir a la propia. Forman parte de una tradici¨®n h¨ªbrida, minoritaria y transitoria que acabar¨¢ cuando alcancemos la independencia. Solo nos descolonizaremos expulsando al castellano. Etc. He aqu¨ª el resultado de aplicar a Catalu?a el discurso poscolonial del escritor keniano.
Descolonizar la mente es un ensayo problem¨¢tico pero interesante en su contexto. Ahora bien, quien vea posible aplicarlo a Catalu?a deber¨ªa recapacitar. La cultura catalana tiene una historia muy diferente y se puede entender mejor, desde los tiempos de los Reyes Cat¨®licos, por el biling¨¹ismo de sus ¨¦lites. Si queremos promover el catal¨¢n, habl¨¦moslo, escrib¨¢moslo, pero por favor dej¨¦monos de teor¨ªas poscoloniales que no vienen a cuento.
Luis Castellv¨ª Laukamp es profesor de literatura espa?ola en la Universidad de Manchester. Ha publicado el libro ¡®Hispanic Baroque Ekphrasis: G¨®ngora, Camargo, Sor Juana¡¯ (Legenda, 2020).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.