El a?o de la pandemia
El virus que provoc¨® una crisis total en Catalu?a: 17.000 fallecidos, ciudades sin turistas, emergencias sociales, una econom¨ªa bajo m¨ªnimos
A media tarde del 25 de febrero, el entonces secretario de Salud P¨²blica de la Generalitat, Joan Guix, anunciaba ¡°el primer caso de coronavirus¡± en Catalu?a: una mujer de 36 a?os que hab¨ªa viajado a Italia, donde estaba haciendo estragos una enfermedad que ni siquiera ten¨ªa nombre conocido, porque lo de covid-19 vino despu¨¦s. Era ¡°como una gripe¡±, dec¨ªan. Pero, en pocas semanas, fueron miles de casos, los hospitales rozaron el colapso y Catalu?a se encerr¨® tras una mascarilla y litros de gel hidroalcoh¨®lico.
Seg¨²n los datos de la Generalitat, ya van m¨¢s de 387.000 infectados y 17.000 fallecidos. No era solo una gripe. No para los miles de enfermos que han entrado en el hospital casi sin poder respirar. Ni para las vidas que se quedaron por el camino, encerradas en la soledad de una residencia.
Catalu?a lleg¨® tarde, como buena parte del mundo, a la primera batalla contra el virus. En esos inciertos d¨ªas de marzo, los sanitarios pusieron patas arriba los hospitales para hacer hueco al m¨¢ximo de pacientes. Hasta 1.528 llegaron a estar ingresados en las UCI, m¨¢s del doble de la capacidad del sistema. Las residencias de ancianos se llevaron la peor parte y la mitad de las muertes se produjeron all¨ª, sin recursos para protegerse.
Salir a la calle era un lujo, un riesgo y un horror para los m¨¢s aprensivos. Tres meses de clausura con el aliento de solidaridad de las ocho de la tarde en forma de aplauso a los exhaustos sanitarios. As¨ª pas¨® la primavera. Y el encierro redujo a m¨ªnimos el virus, los hospitales volvieron a respirar y la gente regres¨® a la calle. Lo llamaron la nueva normalidad, la represa en Catalu?a. Pero fue un espejismo. Enseguida el virus record¨® que se nutre de la interacci¨®n y revel¨® que la desigualdad social es un factor de riesgo: los temporeros de Lleida, en precarias condiciones de vida y trabajo, fueron las primeras v¨ªctimas del gran rebrote veraniego.
Solo los ni?os, acusados de grandes transmisores en la primera ola, se quitaron el sambenito y volvieron a las aulas en septiembre tras medio a?o sin clase. La transmisi¨®n fue ¨ªnfima en la escuela, pero se dispar¨® en la calle. En oto?o, Catalu?a volvi¨® a cerrar los bares, los gimnasios y la cultura para contener una segunda ola que puso otra vez contra las cuerdas al sistema de salud.
La tranquilidad dur¨® poco. La relajaci¨®n de las medidas a principio de diciembre volvi¨® a disparar los contagios. En el horizonte queda solo la esperanza de la vacunaci¨®n para volver a la vieja normalidad. A corto plazo los epidemi¨®logos auguran una tercera ola tras la Navidad y una cuarta, diferente, un poco m¨¢s adelante: la de los pacientes no covid, aquellos enfermos de otras patolog¨ªas que el virus desplaz¨®.
Gloria, el temporal que asol¨® la costa catalana
Entre el domingo 19 y el jueves 23 de enero tuvo lugar el ¡°Gloria¡±, un temporal de levante calificado de hist¨®rico por la suma de fen¨®menos (lluvia, viento, nieve y oleaje) y por su extensi¨®n. Afect¨® a toda Catalu?a. Su fuerza provoc¨® la muerte de cuatro personas, el desbordamiento de r¨ªos, inundaciones en el litoral, destrucci¨®n de infraestructuras y desprendimientos. Caus¨® da?os significativos en un 40% de los municipios y se estimaron p¨¦rdidas de m¨¢s de 500 millones de euros. Con acumulaciones de precipitaci¨®n de hasta 500 mm y 150 cm de nieve en algunos puntos, el Gloria afect¨® a toda la costa con mayor o menor intensidad. Uno de los m¨¢s afectados fue el Delta de l¡¯Ebre, donde el mar lleg¨® a m¨¢s de 3 km tierra adentro y arras¨® unas 2.300 hect¨¢reas de arrozales. Tambi¨¦n sufri¨® da?os el Delta de la Tordera. Fue una afectaci¨®n m¨²ltiple en infraestructuras con paseos mar¨ªtimos descalzados, colectores y escolleras rotas y puentes ca¨ªdos, sobre todo en el Maresme y la Costa Brava. La inundaci¨®n fluvial tambi¨¦n afect¨® a una parte muy importante de zonas urbanas, como Girona. En varios puntos se rompieron los ribazos. La ribera del Ter sufri¨® graves erosiones por la gran carga de material que transportaba.
La pancarta que acab¨® con el ¡®president¡¯
Quim Torra sigui¨® este a?o la estela judicial de Carles Puigdemont y de Artur Mas, acab¨® condenado por desobedecer a la Junta Electoral y tuvo que abandonar la presidencia de la Generalitat, un hecho ins¨®lito desde que se recuper¨® la autonom¨ªa hace 40 a?os. El detonante fue tan nimio como la negativa a retirar una pancarta del balc¨®n del Palau en favor de los pol¨ªticos presos y la sentencia acab¨® con un mandato err¨¢tico que le llev¨® al cargo despu¨¦s de los intentos frustrados de investir a tres presidentes.
El independentismo decidi¨® finiquitar la legislatura, sin dejar de airear sus continuas desavenencias a cuenta de cualquier cuesti¨®n cotidiana del gobierno. Junts per Catalunya acab¨® imponiendo su criterio para atar de pies y manos al republicano Pere Aragon¨¨s y mitigar el protagonismo p¨²blico que pudiera tener durante los meses que ejerciera la presidencia en funciones de sustituto. La batalla electoral por la hegemon¨ªa del independentismo se dirimir¨¢ en las urnas el 14 de febrero, pero ambas formaciones intentan jugar a fondo todas sus cartas, mientras Quim Torra se resiste a abandonar la escena p¨²blica y no deja pasar unos d¨ªas sin opinar, incluso en contra del Govern, o aparecer en un acto institucional sin que est¨¦ justificada su presencia.
Los presos, entre el Supremo y el Gobierno
La situaci¨®n de los pol¨ªticos condenados por el proc¨¦s ha oscilado este 2020 como un p¨¦ndulo. Disfrutaron de salidas casi a diario (para trabajar, cuidar a familiares y hacer voluntariado) gracias a los permisos concedidos por las prisiones donde cumplen condena. Se situaron a¨²n m¨¢s cerca de algo parecido a la libertad cuando la Generalitat les concedi¨®, en verano, el tercer grado, que les permit¨ªa regresar a prisi¨®n solo a dormir. Pero la justicia tom¨® las riendas de su destino y les volvi¨® a situar en la casilla de salida.
La Fiscal¨ªa plant¨® batalla hasta el final para evitar lo que consideraba un ¡°trato de favor¡± del Gobierno catal¨¢n a los dirigentes independentistas. Logr¨® que la ¨²ltima palabra la tuviera el Tribunal Supremo, que le ha dado la raz¨®n: a principios de diciembre, suspendi¨® el r¨¦gimen de semilibertad por prematuro.
Con las puertas de la justicia cerradas a cal y canto, a los presos del proc¨¦s ya solo les queda ahora la pol¨ªtica para aligerar y acortar su estancia en prisi¨®n. El Gobierno est¨¢ tramitando las peticiones de indulto para el ex-vicepresidente Oriol Junqueras y el resto de condenados a penas de entre 9 y 13 a?os de c¨¢rcel. La Fiscal¨ªa ya ha mostrado su tenaz oposici¨®n, pero la medida de gracia depende exclusivamente de lo que decida el ejecutivo de Pedro S¨¢nchez.
Trapero, el regreso del mayor
Los ¨²ltimos meses de 2020 han sacudido de nuevo los Mossos d¡¯Esquadra. Todo empez¨® con la absoluci¨®n en octubre del mayor Josep Llu¨ªs Trapero de los delitos de sedici¨®n y desobediencia por el refer¨¦ndum del 1 de octubre de 2017. Un fallo contundente, que adem¨¢s aval¨® la actuaci¨®n de los Mossos. Hasta entonces, y desde su imputaci¨®n, Trapero hab¨ªa vivido apartado por completo del d¨ªa a d¨ªa de los Mossos, en un despacho de la comisar¨ªa de Les Corts, en Barcelona, sin pisar la sede central en Sabadell. Se daba por descontado que el mayor de los Mossos hab¨ªa vivido y sufrido suficiente para no querer volver a la primera l¨ªnea. Pero en solo unas semanas lo que parec¨ªa imposible se hizo realidad: Trapero fue restituido como jefe de los Mossos. ¡°Vuelvo con la mejor de las voluntades, desde la humildad, con la mano tendida¡±, dijo Trapero en el ¨²nico discurso que ha hecho ante los medios. Se ha rodeado en la jefatura de los dos comisarios que le sucedieron tras su destituci¨®n: Ferran L¨®pez y Miquel Esquius, junto al tambi¨¦n comisario Joan Carles Molinero. Su antecesor, Eduard Sallent, ocupa el discreto lugar de jefe de la Regi¨®n Metropolitana Sur. Con el regreso de Trapero, los Mossos cierran de forma circular el periodo m¨¢s convulso de su historia moderna.
Cuando o¨ªamos a los p¨¢jaros
La pandemia nos ha ense?ado vocabulario. Y en Barcelona nos hemos familiarizado con el urbanismo t¨¢ctico, actuaciones provisionales en el espacio p¨²blico. No son de obra, utilizan jardineras, vallas o pintura. Ciudades de todo el mundo llevan d¨¦cadas aplic¨¢ndolo para intervenir r¨¢pido, chequear los cambios, y si funcionan, consolidarlos; o si no, modificarlos o revertirlos.
La alcaldesa Ada Colau ha aplicado el urbanismo t¨¢ctico para ganar espacio p¨²blico para peatones o escolares, para habilitar carriles bici y para favorecer la actividad econ¨®mica de los restauradores. Son intervenciones que sacan coches (circulando o aparcados), en l¨ªnea con medidas como la Zona de Bajas Emisiones o el encarecimiento de las tarifas para aparcar en la calle para los forasteros.
Se han bajado al asfalto m¨¢s de 3.000 terrazas. En escuelas se han conquistado espacios para facilitar las entradas y salidas en 50 centros. Respecto a las pacificaciones, la m¨¢s ambiciosa es la de la calle de Consell de Cent (y parte de Calabria, Borrell o Girona), donde los coches quedan reducidos. Entre los nuevos carriles bici, los m¨¢s ambiciosos son los de Pau Claris o Ll¨²ria, en vertical; y Val¨¨ncia o Arag¨®, en horizontal.
Sin tr¨¢fico, cae la contaminaci¨®n
Algo que imagin¨¢bamos pero que demostraron las primeras ocho semanas de la crisis sanitaria fue el v¨ªnculo entre el tr¨¢fico y la contaminaci¨®n: por di¨®xido de nitr¨®geno, que cay¨® un 43% en Barcelona) y tambi¨¦n por part¨ªculas en suspensi¨®n (PM10 y PM2,5, que cayeron un 21%). En la ciudad, con la movilidad reducida a un 20% (solo circularon el transporte p¨²blico y los trabajadores y mercanc¨ªas esenciales), la contaminaci¨®n alcanz¨® los niveles m¨¢s bajos en d¨¦cadas. Es de justicia recordar que el viento y la lluvia ayudaron. La Agencia de Salud P¨²blica calcul¨® que un aire como aquel evitar¨ªa 800 muertos cada a?o.
Con menos tr¨¢fico baj¨® tambi¨¦n el ruido. Y la suma de los dos factores permiti¨® a los p¨¢jaros bajar de las copas de los ¨¢rboles a calles, bancos y fuentes. Escucharlos a toda hora fue un descubrimiento para muchos vecinos. La vuelta a la normalidad, el tr¨¢fico se ha casi recuperado y la contaminaci¨®n ha vuelto subir. El punto de inflexi¨®n se registr¨® en noviembre, cuando en las estaciones de tr¨¢fico del Eixample los valores volvieron a cifras prepand¨¦micas. Los expertos se?alan que el tr¨¢fico todav¨ªa es inferior al habitual y exigen medidas dr¨¢sticas para reducirlo.
Un ¡®annus horribilis¡¯ tur¨ªstico
2020 pasar¨¢ a la historia como el annus horribilis de toda actividad que est¨¦ ligada al turismo y de forma especial en la hosteler¨ªa, la restauraci¨®n y las agencias de viajes. La voz de alarma salt¨® en enero cuando los hoteleros de Barcelona empezaron a ver que se anulaban reservas vinculadas al Mobile World Congress. Con el estado de alarma, los hoteles, que nunca cerraban sus puertas, ten¨ªan que improvisar cerramientos con plafones de madera o persianas. Nueve meses despu¨¦s, de la planta hotelera de 437 hoteles de Barcelona hay abiertos 115, apenas un 26%, con unas ocupaciones de media que no han ido m¨¢s all¨¢ del 20%. Los m¨¢s de 252.000 empleos de la restauraci¨®n ¡ªque se vio obligada a cerrar, de nuevo en oto?o, y a reducir despu¨¦s su horario¡ªy hosteler¨ªa han transitado del ERTE a una actividad parcial en el mejor de los casos por la ca¨ªda en picado el turismo, una actividad que en 2019 supon¨ªa el 16% del PIB y que este a?o se ha reducido a unos m¨ªnimos nunca vistos. Sirva como ejemplo la Sagrada Familia que ha pasado de 4,5 millones de visitantes a 680.000 en 2020. Un turismo que se ha reducido al nacional y, en los meses centrales del verano, al de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®ximos.
El adi¨®s de Nissan, un corolario
Justo el a?o en que el coronavirus dejaba desnuda la apuesta europea por el turismo, Catalu?a sufr¨ªa el martillazo en otro de los puntales de su econom¨ªa. Nissan anunci¨® en junio que dejar¨ªa de producir coches en Barcelona a finales de 2021. No se trata solo del cierre de la segunda mayor f¨¢brica por empleo de la comunidad (m¨¢s de 2.500 empleos directos y m¨¢s de 15.000 indirectos), es el corolario m¨¢s estruendoso de un goteo de cierres y despidos en la preciada industria de la automoci¨®n cuya otra gran p¨¦rdida ser¨¢ la de Continental en Rub¨ª. Las administraciones no lograron convencer a Nissan para que apostara por Barcelona pese al desesperado plan de ayudas que presentaron. Catalu?a suma a?os sin m¨¢s inversiones que las que llegan de la mano de Seat y se echan en falta pol¨ªticas industriales firmes, como demuestra el hecho de que cinco a?os despu¨¦s de su inauguraci¨®n el centro de formaci¨®n profesional de Martorell siga en m¨ªnimos. Solo el agujero que dejar¨¢ Nissan ha activado a los gobiernos estatal y catal¨¢n para buscar, unidos, una alternativa. Se trata, entre otros proyectos menores, de una f¨¢brica de bater¨ªas para veh¨ªculos el¨¦ctricos que podr¨ªa encabezar LG Chem, aunque hay diferentes emplazamientos europeos para acoger esa inversi¨®n. Seat, y su matriz Volkswagen, est¨¢n detr¨¢s moviendo hilos (por inter¨¦s, tambi¨¦n) pero, de momento, Catalu?a sigue sin buenas noticias.
Una recuperaci¨®n a medio gas
Al inicio del confinamiento de marzo se abri¨® el debate entre economistas sobre si, tras la ca¨ªda dr¨¢stica en 2020, podr¨ªa producirse un resurgimiento mete¨®rico de la econom¨ªa tras la pandemia. Los estragos de la crisis que se desat¨® aparcaron r¨¢pidamente las expectativas m¨¢s optimistas. Las necesidades sociales de miles de personas que trabajaban en la econom¨ªa informal ¡ªy no solo ellas¡ª se reflejaron en las demandas m¨¢s b¨¢sicas, empezando por la alimentaci¨®n.
Las previsiones de la Generalitat para el nuevo a?o que se estrena son precavidas, en consonancia con lo apuntado por la Comisi¨®n Europea para Espa?a. El Gobierno catal¨¢n anunciaba en octubre que estimaba la ca¨ªda del PIB para 2020 en una horquilla del 10% al 12%. Para 2021, la recuperaci¨®n ser¨ªa de entre el 4,5% y el 7,7%, con especial fuerza por parte de las exportaciones. Los peores datos se producir¨ªan en la tasa de desempleo: esta se mantendr¨ªa en 2021 al nivel de la del cierre de 2020, en un abanico de entre el 15% y el 16,2%.
Los motivos para la esperanza pasan en buena parte por la efectividad de la campa?a de vacunaci¨®n en Espa?a, pero tambi¨¦n en el extranjero. Una inmunidad masiva y r¨¢pida en Francia, Alemania y Reino Unido puede reactivar la demanda tur¨ªstica para verano.
Sin palabras en el Bar?a: 2-8 en Lisboa
A sus 33 a?os, Leo Messi todav¨ªa vive obsesionado con la Champions y la posibilidad de conquistar un quinto t¨ªtulo despu¨¦s de los conseguidos en Par¨ªs, Roma, Londres y Berl¨ªn. Las capitales europeas del ¨¦xito se alternan con las del fracaso, ninguna en cualquier caso como la de Lisboa, la m¨¢s sangrante en la historia del FC Barcelona, despu¨¦s de las de Roma o Liverpool. El Bar?a perdi¨® el 14 de agosto por 2-8 contra el Bayern de M¨²nich en los cuartos de final de la Liga de Campeones disputados a puerta cerrada por culpa de la covid-19 en el estadio Da Luz del Benfica.
Aquella derrota, la peor en su historia en el torneo europeo, tuvo un efecto dram¨¢tico sobre el Camp Nou. El propio Messi comunic¨® el 26 de agosto por burofax su deseo de abandonar el Bar?a y el presidente Josep Maria Bartomeu prefiri¨® dimitir el 27 de octubre antes que someterse a una moci¨®n de censura avalada por la firma de 19.380 socios despu¨¦s de que la Generalitat se negara a aplazar la votaci¨®n a petici¨®n del Bar?a. El contencioso acab¨® con la convocatoria de elecciones para el 24 de enero de 2021 y la frustraci¨®n de Messi por quedar retenido en el Camp Nou.
Reducida la distancia en la Liga, 34 t¨ªtulos del Madrid por 26 del Barcelona, la diferencia en la Copa de Europa es ahora de 13 a 5 trofeos en favor del club blanco para desespero del barcelonismo y de Messi.
Cultura, bien esencial con peligro de cierre
La pandemia ha llevado a que los equipamientos culturales (museos, teatros, cines, salas de conciertos y auditorios) hayan estado cerrados buena parte del a?o. La primera vez, el 13 de marzo, lo que gener¨® grandes p¨¦rdidas en un sector en continua crisis econ¨®mica. Si en enero el sector cultural factur¨® 45 millones, en abril solo fueron 8 millones.
A nivel pol¨ªtico, el a?o ha deparado un nuevo cambio en la consejera, marcando el triste r¨¦cord de cinco consejeros en cuatro a?os. Mari¨¢ngela Vilallonga fue destituida y en su lugar se coloc¨®, en septiembre, a alguien ¡°de la casa¡± y ¡°del partido¡±: ?ngels Ponsa, que apenas ha estado en el cargo 100 d¨ªas. En este periodo, la mayor¨ªa de las acciones han ido encaminadas a hacer frente a los efectos de la pandemia: cierre de salas de cine y teatro, cancelaciones, gastos estructurales y ayudas directas (750 euros para cada trabajador, unas 5.000 personas). En total: 51,3 millones de euros, una cantidad calificada por la oposici¨®n de ¡°gota en el desierto¡±. En septiembre se declar¨® la cultura bien esencial, algo que no impidi¨® que en noviembre cerraran teatros y cines ante las nuevas restricciones. En el Parlament los grupos se han comprometido a que ¡°gobierne quien gobierne¡± en cuatro a?os, la Cultura sea un 2% del presupuesto. Un brindis al sol.
Informaci¨®n elaborada por Jessica Mouzo, Marta Rodr¨ªguez, Pere R¨ªos, Jes¨²s Garc¨ªa, Rebeca Carranco, Clara Blanchar, Alfonso L. Congostrina, Blanca Cia, Cristian Segura, Dani Cordero, Ramon Besa y Jos¨¦ ?ngel Monta?¨¦s.
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