El MNAC saca a la luz sus obras de arte de la Rep¨²blica
El museo incluye en su colecci¨®n permanente 37 piezas de sus fondos que se expusieron en el pabell¨®n de 1937 de Par¨ªs junto al ¡®Guernica¡¯ de Picasso y que durante a?os se dieron por perdidas
Todo el mundo asocia el Museo Nacional de Arte de Catalu?a (MNAC) de Barcelona con el arte medieval, por sus ricas colecciones de arte rom¨¢nico y g¨®tico. Pero el principal museo catal¨¢n cuenta con atractivos que no dejan de sorprender. A partir de ahora ser¨¢, junto con el Reina Sof¨ªa de Madrid, el museo que mejor explique el arte creado durante la Guerra Civil. Y lo consigue tras abrir cinco nuevas salas en la colecci¨®n permanente de Arte Moderno con 108 obras: ¨®leos, dibujos, esculturas, fotograf¨ªas y papel moneda creados en la Espa?a de 1937 y 1939. 57 estaban en la reserva. Y entre ellas, 37 se expusieron en el Pabell¨®n de la Rep¨²blica Espa?ola de la exposici¨®n de Par¨ªs de 1937, junto al Guernica de Picasso, El Pag¨¨s Catal¨¤ de Joan Mir¨® y La Montserrat de Juli Gonz¨¢lez.
La historia de estas 37 obras es rocambolesca. El gobierno republicano mostr¨® en el escaparate que fue la exposici¨®n de Par¨ªs el desastre de la guerra ocasionado tras el levantamiento militar de Francisco Franco; un acto de propaganda para internacionalizar el conflicto b¨¦lico, afirmar su legitimidad y buscar que las potencias extranjeras rompieran el pacto de no intervenci¨®n. Encarg¨® un edificio a Josep Llu¨ªs Sert y Luis Lacasa y a Picasso su famoso cuadro, pero durante los meses que dur¨® la muestra (hasta noviembre de 1937) envi¨® y expuso cientos de obras de otras artistas. Cuando las obras volvieron a Espa?a en 1938, se les perdi¨® la pista. Hasta que en 1985 aparecieron en una sala, medio escondidas, del Palau Nacional que acoge el MNAC. En ese momento se supo que se devolvieron al gobierno republicano, por entonces no ya en Valencia sino en Barcelona, que entreg¨® a sus due?os las que pudo y ocult¨® el resto para evitar represalias, hasta que se ¡°recuperaron¡±, casi diez a?os despu¨¦s de terminada la dictadura. Estaban dentro de un fondo de 270 obras pertenecientes al periodo de 1937 y 1938. Tras exponerse en el Palau de la Virreina y en el Reina Sof¨ªa en 1986 solo se han visto en contadas ocasiones y de forma puntual en alguna exposici¨®n temporal. Ahora vuelven a la luz con car¨¢cter permanente tras la selecci¨®n realizada por los conservadores del museo, Eduard Vall¨¨s y Elena Llorens.
En una de las nuevas salas se han reunido media docena de estas obras que se pudieron ver en el Pabell¨®n republicano, como muestra la proyecci¨®n de un video con im¨¢genes del edificio en 1937. Entre ellas, el impresionante ¨®leo Alegor¨ªa de la muerte de Federico Garc¨ªa Lorca, de Fernando Briones, que explica el momento previo al fusilamiento del poeta en 1936; un homenaje y denuncia de un hecho que todav¨ªa golpea. En frente, la majestuosa La ba?ista, de Francisco P¨¦rez Mateo, que se expuso en el exterior del pabell¨®n. ¡°Es la primera vez que se exponen tantas piezas de este edificio juntas y con un contexto y una explicaci¨®n l¨®gica¡±, insisten Vall¨¨s y Llorens. Antes de entrar a ella se puede ver Mujer con gorro y cuello de piel, que Picasso pint¨® en 1937 y Cabeza de Montserrat gritando, de Juli Gonz¨¢lez, de 1942, dos obras que el MNAC exhibe desde hace tiempo.
Adem¨¢s de esta sala, los responsables de la nueva presentaci¨®n (dise?ada por Anna Alcubierre) han organizado las obras por diferentes tem¨¢ticas; como la dedicada a las v¨ªctimas y los efectos de los bombardeos, donde no pueden faltar im¨¢genes de Centelles de los bombardeos y la guerra en las calles de Barcelona, pero tambi¨¦n lienzos casi in¨¦ditos, como el realizado por Mart¨ª Bas Fusilamientos de la plaza de toros de Badajoz, que ilustra uno de los episodios real m¨¢s sangrientos de la guerra que acabo con la vida de miles de extreme?os por los sublevados.
En h¨¦roes y hero¨ªnas se destaca el papel de la mujer en la contienda, como madre protectora o aguerrida guerrillera, como el retrato Lina ?dena, de J. Pons, que se expuso en el pabell¨®n de Par¨ªs, realizado en homenaje a esta miliciana que acab¨® suicid¨¢ndose cuando se vio rodeada de nacionales, tras pasar con su coche por error al bando enemigo. Est¨¢ junto a obras creadas por mujeres, como las de ?ngela Nebot y Juana Francisca Rubio, dos piezas de gran dramatismo. Su contrapunto masculino est¨¢ representado por la enorme escultura del miliciano El Madriles, glorificado por el escultor Josep Viladomat, el mismo que en 1963 hizo la escultura ecuestre del dictador Francisco Franco que presidi¨® el castillo de Montju?c hasta 2008.
La muestra permite ver un pu?ado de enormes e impactantes carteles propagand¨ªsticos con mensajes directos como: ?Y t¨², que haces por la victoria?, y ver como el fotoperiodismo, tras eclosionar en la d¨¦cada de 1920 con la invenci¨®n de la Leica y la proliferaci¨®n de las revistas ilustradas, lleg¨® a su madurez durante esta guerra, con trabajos como los de Agust¨ª Centelles (su famoso guardia asalto fusil en mano o los soldados en el frente de Belchite); Antoni Campa?¨¤ (en las que se puede ver su serie sobre la profanaci¨®n de las tumbas de las monjas Salesas y la expectaci¨®n que cre¨® en la poblaci¨®n) y Josep Compte (con escenas del frente de Madrid) o el tambi¨¦n ic¨®nico fotomontaje de Pere Catal¨¤ Pic, Aixafem el feixisme.
Las nuevas salas forman parte del semestre que el MNAC dedica a la Guerra Civil que comenz¨® con la exposici¨®n, por primera vez, de las fotograf¨ªas escondidas en unas cajas rojas por Antoni Campa?¨¤ del conflicto; sigui¨® con la instalaci¨®n de Francesc Torres de Aeron¨¢utica (Vuelo) interior con dos bombarderos rusos en la Sala Oval, uno de ellos a punto de estrellarse, y continuar¨¢ a mediados de julio (donde coincidir¨¢n todas las exposiciones juntas) con la muestra ?Museo en peligro! Salvaguarda y orden del arte catal¨¢n durante la guerra civil, en la que se explica la ingente labor realizada por la Generalitat en 1936 para salvar el patrimonio de la destrucci¨®n de la guerra.
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