Rigoberta Bandini y Vetusta Morla arrasan en el Vida
El festival de Vilanova i la Geltr¨² garantiza que no se repetir¨¢n los problemas con la aplicaci¨®n que regula los test de ant¨ªgenos
La primera jornada del Vida Festival, bien entrada la noche, confirm¨® lo que pod¨ªa intuirse cuando el sol dominaba la escena. Musicalmente triunfaron Rigoberta Bandini, un punto de expansi¨®n en el men¨² del d¨ªa, y Vetusta Morla y su gravedad, con menci¨®n especial a la sencillez pop de Renaldo & Clara, la osad¨ªa de Joe Crep¨²sculo y el empaque del cuarteto femenino de rock Hinds. En el apartado sanitario, la ca¨ªda del sol se llev¨® consigo buena parte de las mascarillas, hecho impulsado entre otras cosas por el hartazgo que la prenda provoca y porque, l¨®gicamente, no pueda usarse para beber, comer, fumar o besar, am¨¦n de que bailar cansa m¨¢s con la respiraci¨®n filtrada. Lo que de momento el festival puede afirmar es que sanitariamente solo hubo 10 positivos entre el p¨²blico del jueves y dos m¨¢s registrados en las filas de su personal. Pero a pesar del incremento de la transmisi¨®n en Catalu?a, el ambiente de la noche en el Vida fue casi calcado a la vieja normalidad, y solo la asistencia m¨¢s prudente sigui¨® las normas y mantuvo la mascarilla en su lugar.
Y es que el p¨²blico ten¨ªa ganas de festival, y a ser posible no ajustadas a nuevas normalidades, difuminadas por la sensaci¨®n de seguridad de haber superado un test. Esas ganas le llevaron a sobrellevar con paciencia las colas provocadas por los problemas de la aplicaci¨®n de control que retard¨® las pruebas de ant¨ªgenos, de manera que sus ganas de fiesta entraron multiplicadas en el recinto. Para el resto de festival y dado que la aplicaci¨®n daba problemas con terminales de Orange y Vodafone, la v¨ªspera las hab¨ªa dado con el sistema operativo iOS, a parte de cuyos usuarios atribu¨ªa minor¨ªa de edad, la organizaci¨®n ha determinado que si se presentan problemas se recurrir¨¢ al sistema operativo Gutenberg, consistente en extender un certificado en papel debidamente formalizado. Los luditas est¨¢n de celebraci¨®n, tanto como el p¨²blico del festival.
Bajo la se?orial estampa de la mas¨ªa d¡¯en Cabanyes la multitud, unas 10.000 personas esponjadas en el amplio recinto, solo se comprimi¨® ante los escenarios de Rigoberta Bandini y de Vetusta Morla. El grupo madrile?o ofreci¨® un concierto t¨¦cnicamente impecable, vitalmente entregado y emocionalmente tan denso que parece que hasta regar los geranios tiene consecuencias de hondo calado personal. Mirar la vida con desenvoltura no entra en su catecismo, pero viendo c¨®mo el p¨²blico tarareaba sus no particularmente f¨¢ciles melod¨ªas y comulgaba con el aire trascendente de la propuesta, habr¨¢ que concluir que su m¨²sica es reflejo de los tiempos.
En este sentido, Rigoberta Bandini fue el reverso de la moneda, la alegr¨ªa y el desparpajo. Nada m¨¢s comenzar su actuaci¨®n con In Spain We Call It Soledad la campa frente a su escenario hirvi¨®. Y sigui¨® hirviendo, a¨²n m¨¢s, cuando el bombo entr¨® a negras en las siguientes piezas, marcando una pauta de unos 120 bpm. Traducido, 120 acentos de ritmo por minuto, 120 veces en los que se puede prever, anticipar y disfrutar de una pauta que no cambia mientras dura la pieza. Vestida con su falda de escenario, la que llevaba en el colegio al que asisti¨®, Rigoberta es toda una figura surgida del confinamiento. Sus letras, mirada de mujer inspirada y por lo general descarada, se acrisolan en Perra, un certero e ir¨®nico himno feminista que hizo gritar a las asistentes, sintiendo que hablaban de ellas, de su condici¨®n y de lo que al respecto piensan. Fue una locura rematada por Too Many Drugs. En el apartado de las dudas, un repertorio a¨²n naturalmente exiguo, apenas una hora con dos versiones incluidas y un alargamiento circunstancial de Perra en plan remix, y la necesidad de construir un futuro m¨¢s all¨¢ de este ¨¦xito avasallador y certero, cosa nada f¨¢cil.
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