La Lolailo: una ¡®furgo¡¯ para visualizar a mujeres sin hogar en Barcelona
La asociaci¨®n Lola no est¨¢s sola busca extender sus servicios desde Nou Barris a toda la ciudad
La vivencia de una persona sin hogar no tiene nada que ver si la sufren los hombres que las mujeres. Ellas, adem¨¢s del miedo que cualquier mujer tiene de noche en la calle, lo viven con culpa: perder el hogar, el espacio tradicional de responsabilidad femenina, lo consideran un fracaso personal. De ah¨ª nace Lola no est¨¢s sola, una asociaci¨®n que atiende desde 2017 a mujeres sin hogar en el distrito de Nou Barris de Barcelona.
Con el derecho a la vivienda, el feminismo y la acci¨®n comunitaria como patas de su trabajo, la entidad tiene un local pensado solo para mujeres en la calle de la Artesan¨ªa, delante del parque de la Guineueta. Un espacio de confianza en el que hay mesas y sillas, una cocina, duchas, lavadora, secadora, un ropero y una consigna para quien necesite dejar sus cosas. Atiende a diario a 30 mujeres del distrito, explica la coordinadora del proyecto, Clara Naya. El objetivo ¨²ltimo de los diferentes ¨¢mbitos de actuaci¨®n es empoderarlas para revertir su situaci¨®n.
Este viernes, mientras Naya hablaba, en una de las mesas de la terraza hab¨ªa una mujer desayunando con su hijo. Luego se duchar¨ªa. Estrictamente, esta usuaria tiene un techo, pero no se le puede llamar hogar, no es un lugar seguro ni confortable, lamentaba Naya, sin entrar en detalles de su situaci¨®n. Pero insistiendo en que hay casu¨ªsticas distintas y complejas; y en que, en cualquier caso, por hogar se entiende un espacio seguro.
La entidad se propone ahora dar un salto al resto de la ciudad: una furgoneta a la que han llamado La Lolailo con la que buscar¨¢n atender, acompa?ar y tambi¨¦n visualizar a nuevas mujeres de forma itinerante. ¡°La idea es seleccionar cinco puntos y aparcar cada d¨ªa de la semana en uno¡±, se?ala la coordinadora. El acercamiento al sinhogarismo comienza con algo que parece sencillo pero no lo es: establecer un v¨ªnculo con las personas que no tienen casa. ¡°Un espacio en el que detectar necesidades o que la persona sepa que la pueden ayudar¡±, resume Naya.
En el caso de las mujeres, es dif¨ªcil encontrarlas y todav¨ªa m¨¢s hablar con ellas a solas. Primero, porque de noche se esconden. Y segundo, a menudo, escogen a un hombre sin techo como pareja; no son relaciones elegidas, apunta Naya, sino que buscan protecci¨®n.
La furgoneta, La Lolailo, ya est¨¢ aparcada e incluso rotulada: ¡°Sororidad es cuidarnos las unas a las otras¡± se puede leer a lado y lado del veh¨ªculo y en las puertas traseras. Pero falta vestirla: poner estanter¨ªas con material (como productos de higiene ¨ªntima), una cafetera y comida, enchufes para poder recargar m¨®viles... Por ello Lola no est¨¢s sola ha puesto en marcha una campa?a de micromecenazgo para recoger fondos a trav¨¦s de la plataforma Kunectors.
Antes, y de la mano de la Universidad de Barcelona quieren realizar un censo de las mujeres sin hogar en la ciudad. ¡°?Qu¨¦ cu¨¢ntas hay? Pues no lo sabemos. Veremos¡±, se encoje de hombros Naya. En situaci¨®n de calle en Barcelona y su ¨¢rea la administraci¨®n y las entidades hablan de 130, pero en la asociaci¨®n creen que probablemente ser¨¢n m¨¢s.
Dormir bajo techo aunque sea unas horas
Naya explica que una f¨®rmula a la que acuden algunas mujeres sin techo para poder dormir unas horas al d¨ªa y descansar de la angustia que supone estar siempre alerta es pagar por un espacio un rato por la noche. A veces puede ser una habitaci¨®n; otras un colmado que cierra a las tres de la ma?ana y vuelve a abrir a las siete. Pagan con dinero. O a cambio de sexo. ¡°Tener un techo, un sitio horrible donde dormir unas horas, no es un hogar¡±, advierte Naya, que insiste en que hay muchas mujeres en situaci¨®n de sinhogarismo: las que est¨¢n en la c¨¢rcel, en recursos asistenciales, realojadas, realquiladas...
Teniendo en cuenta que las mujeres sin hogar suelen acudir a equipamientos por la ma?ana y de noche se ocultan, la coordinadora de la asociaci¨®n cree que probablemente La Lolailo prestar¨¢ su servicio itinerante de tarde. Se ocupar¨¢n una profesional de perfil t¨¦cnico, ¡°una aliada¡± (como llaman las voluntarias en la asociaci¨®n), y una mujer que haya estado en situaci¨®n de calle. ¡°Hablan el mismo idioma¡±, celebra.
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