El comercio se rebela por la luz en Catalu?a
Los locales pagan entre un 15% y un 40% m¨¢s de electricidad tras el cambio de tarifa, y muchos devuelven los recibos al no basarse en una lectura real
Desde hace meses, pr¨¢cticamente cada semana ven en las noticias el mismo mensaje: ¡°el precio de la luz bate un nuevo r¨¦cord y se sit¨²a en...¡±.
De tanto leerlo, los comerciantes se ven a s¨ª mismos como un S¨ªsifo moderno que tiene que empujar d¨ªa tras d¨ªa la roca de unos costes estructurales cada vez m¨¢s caros, y a la vez tratar de hacer viable su negocio. Para ellos no basta con poner la lavadora en fin de semana o el lavavajillas por la noche. El comercio y la peque?a empresa est¨¢ sufriendo los estragos del incremento del precio de la electricidad, un recurso esencial para el funcionamiento de su empresa. Explican que llega un momento en el que casi se vuelven insensibles a estas alertas, hasta que les viene el palo de la factura. Entonces viene la indignaci¨®n: ¡°Es un desprop¨®sito, una tomadura de pelo, o un atraco a mano armada, ya no s¨¦ ni c¨®mo calificarlo¡±, explica N¨²ria Peidr¨®, propietaria de la panader¨ªa Forn Proven?a, en Barcelona.
Seg¨²n una encuesta de la asociaci¨®n Comertia, que representa a los locales comerciales de Catalu?a, seis de cada diez empresas est¨¢n notando un aumento en las facturas de la luz (el resto todav¨ªa tienen contratos a precio cerrado o disponen de su propio suministro). De media, los locales ya pagan entre un 15% y un 40% m¨¢s de luz tras el cambio de tarifa en junio. A ello se suman los problemas que acarrean con los contadores digitales de Endesa: buena parte de ellos no funcionan, y la compa?¨ªa emite facturas estimadas, que los comerciantes est¨¢n devolviendo hasta que no se determine el coste real.
Peidr¨®, empresaria de 58 a?os, decidi¨® apostarlo todo hace dos a?os y medio cuando abri¨® con su marido la panader¨ªa en el Eixample barcelon¨¦s. A los seis meses estall¨® la pandemia y tuvieron que cerrar al estar los dos contagiados. ¡°Justo cuando est¨¢bamos posicion¨¢ndonos en el barrio... nos afect¨® mucho, porque entre el teletrabajo en las oficinas y que la gente mayor ten¨ªa miedo, nos quedamos sin clientes. Nos ha quedado una venta muy irregular, pero ahora, cuando parec¨ªa que ve¨ªamos la luz, para acabarlo de rematar sube la factura de la electricidad¡±, lamenta la panadera. Su necesidad de energ¨ªa es muy elevada, ya que toda la maquinaria (horno de pan, c¨¢maras frigor¨ªficas, etc) es el¨¦ctrica. De media, pagaban una factura de entre 700 y 800 euros al mes. Desde que cambi¨® la tarifa, esta se ha duplicado, hasta los 1.500 euros mensuales, incluido agosto, cuando el local estuvo cerrado varios d¨ªas.
Pero lo peor es que no saben exactamente cu¨¢l es el coste real: ¡°Estuvimos dos meses sin recibir ninguna factura, y luego solo nos ha llegado la estimada. Hemos devuelto todos los recibos, pero aunque la lectura real sea menos, igualmente ser¨¢ una subida muy importante¡±. Peidr¨® admite que est¨¢ perdiendo dinero, y que si la situaci¨®n contin¨²a m¨¢s de tres meses, temen tener que cerrar. ¡°Es mucho coste estructural para un producto, el pan, que no puedo vender m¨¢s caro¡±, lamenta.
Quien tambi¨¦n est¨¢ devolviendo los recibos es Rub¨¦n Molins, quien abri¨® hace tres a?os la tienda de c¨®mics y objetos de coleccionista Gokuraku, en el barrio de Sant Andreu de Barcelona. La media de gasto por electricidad (necesita iluminaci¨®n general y para las figuras en las vitrinas) era de unos 200 euros mensuales, pero la ¨²ltima factura que ha recibido es de 678 euros. ¡°Est¨¢n haciendo estimaciones fraudulentas, y lo que tienen que hacer es arreglar los contadores. Esta factura es desorbitada, porque adem¨¢s es de agosto, cuando estuvimos a media jornada¡±, explica. En previsi¨®n de que subir¨ªa el precio, se las arreglan para intentar ahorrar. ¡°Tenemos 25 metros cuadrados de exposici¨®n, ahora sobre Indiana Jones. Pues los tenemos a oscuras, y si viene alguien encendemos la luz. Queda muy feo de cara al p¨²blico, pero es que ahora mismo la luz es directamente p¨¦rdidas¡±, lamenta.
Con todo, hay mucha casu¨ªstica. En el caso del restaurante El Naguabo, en Granollers, todav¨ªa no han recibido ninguna factura. ¡°Me vendr¨¢ la hostia de golpe¡±, teme Jordi Arimany, propietario de dos restaurantes familiares en esta localidad activos desde hace 30 a?os. Arimany hizo un cambio de contrato a Endesa a principios de este a?o con un precio cerrado, pero un problema inform¨¢tico ha bloqueado las facturas, y ahora no sabe si respetar¨¢n lo pactado o incluir¨¢n el cambio de tarifa. ¡°De todas formas, ya antes era una verg¨¹enza, pag¨¢bamos 3.000 euros mensuales por restaurante, casi tanto de luz como de alquiler. En Francia pagan la mitad¡±, asegura. Tambi¨¦n en Granollers est¨¢ la casi centenaria imprenta de la familia Vila. Teresa Vila explica que a¨²n no pueden evaluar bien el impacto porque en su caso solo han recibido el recibo de agosto, pero calcula que el aumento ser¨¢ de un 20%. ¡°Adem¨¢s, hicimos un cambio de contrato porque necesit¨¢bamos m¨¢s potencia, as¨ª que acabar¨¦ pagando unos 300 euros, el doble que antes¡±, lamenta. A esta peque?a empresa, de tres trabajadores, tambi¨¦n les ha afectado el incremento de precio de la materia prima por los problemas de abastecimiento mundiales tras la pandemia. En su caso, el papel se ha encarecido un 12%. ¡°Nuestros precios est¨¢n cerrados desde principio de a?o con los clientes, as¨ª que todo esto nos lo comemos solos¡±, dice.
¡°Yo flip¨¦¡±, dice Carlos Patricio, propietario de la tienda de productos esot¨¦ricos Nostradamus, sobre la ¨²ltima factura que recibi¨®, de 135 euros al mes, cuando el promedio es de unos 65 euros. Tiene la suerte de que este local, especializado desde hace 29 a?os en el tarot y en amuletos, ya es suyo tras terminar de pagar la hipoteca el a?o pasado. ¡°Si no, el gasto junto con el de la luz ser¨ªa demasiado¡±, dice. De todas formas, se las ingenia para ahorrar: ¡°El aire acondicionado, cerrado, pero necesitamos luz, porque todo tiene que estar bien iluminado, sino no vendemos¡±. ?Y en invierno?: ¡°?Pues no lo s¨¦!¡±
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