La batalla perdida de los payeses catalanes contra la plaga de jabal¨ªes
Las exigencias burocr¨¢ticas y los choques entre agricultores y cazadores dificultan el control de la sobrepoblaci¨®n de estos mam¨ªferos, cuyas incursiones afectan a cultivos
M¨¢s all¨¢ de las im¨¢genes curiosas que dejan los animales en sus atrevidas incursiones urbanas, la progresi¨®n de los jabal¨ªes tiene un impacto directo en el sector agr¨ªcola. Los campos de cereales, las fincas de frutales y los viveros de plantaciones ya no le temen solo a la incertidumbre de la meteorolog¨ªa y a los estragos de un temporal. Los da?os que causan los mam¨ªferos salvajes son un quebradero de cabeza y suponen una losa para la supervivencia de explotaciones que andan renqueantes por culpa de las mermas de rendimiento y los costes al alza.
¡°Los jabal¨ªes comprometen la viabilidad de aquellas explotaciones que arrasan porque el da?o que causan no es soportable¡±, afirma Narc¨ªs Poch, coordinador del sindicato Uni¨® de Pagesos en Girona. Es all¨ª, en la zona norte, donde el jabal¨ª tiene m¨¢s presencia. ¡°Est¨¢ desbocado, la Administraci¨®n no actu¨® en su momento y ahora se ha descontrolado¡±, afirma Poch.
En los puntos m¨¢s conflictivos, como son los bosques de las Guilleries o las Gavarres, los censos m¨¢s recientes del Departamento de Agricultura de la Generalitat contabilizan hasta 15 jabal¨ªes por kil¨®metro cuadrado. ¡°Una barbaridad¡±, insiste Poch. Seg¨²n datos del Idescat, hay seis comarcas catalanas donde no se alcanza el umbral de 15 personas por kil¨®metro cuadrado.
El cuerpo de Agentes Rurales es el encargado de evaluar los da?os que causa el jabal¨ª en una explotaci¨®n agr¨ªcola y, luego, de elaborar un informe que deber¨ªa servir para que los t¨¦cnicos de Agricultura, ahora englobados en el megadepartamento de Acci¨®n Clim¨¢tica, Alimentaci¨®n y Agenda Rural autoricen a hacer batidas excepcionales. La estrategia est¨¢ pensada para reducir la poblaci¨®n de animales en los alrededores de aquellos campos y fincas intensamente colonizadas. ¡°El proceso dura, como m¨ªnimo, una semana. Puede pasar que cuando lleguen los cazadores est¨¦n ya a 100 kil¨®metros¡±, critica Narc¨ªs Poch.
Un portavoz de los Agentes Rurales defiende que el cuerpo ha tomado medidas para atenuar el impacto devastador de los jabal¨ªes. El a?o pasado, durante el confinamiento y con la caza recreativa paralizada, fueron los propios agentes rurales los que organizaron cacer¨ªas, bajo el argumento que la posible proliferaci¨®n de los animales podr¨ªa tener efectos sobre el suministro de alimentos y productos agr¨ªcolas. ¡°No actuar pod¨ªa desencadenar un problema grave para el sector primario¡±, manifiesta el citado portavoz. Las inspecciones de los Agentes Rurales por da?os a explotaciones agr¨ªcolas se mantienen constantes desde hace a?os: 1.265 en 2018; 1.205 en 2019; 1.143 en 2020 y este a?o ya se acumulan 1.121. El protocolo fija qu¨¦ medidas tomar y los pasos a seguir cuando se detecta sobreabundancia de alguna especie, pero en ocasiones la pr¨¢ctica no casa con la teor¨ªa. ¡°Estamos hartos de ver c¨®mo los Agentes Rurales hacen un informe favorable para una batida y, luego, Agricultura no la autoriza o, al rev¨¦s¡±, se?ala Narc¨ªs Poch.
Falta de batidas
Adem¨¢s, para desplegar una batida hace falta contar con la colaboraci¨®n de los cazadores que gestionan el coto de caza. Casi la totalidad de fincas agr¨ªcolas catalanas quedan integradas dentro de un coto, y solo los socios pueden disparar dentro de ese terreno. Pero, cazadores y payeses tienen intereses distintos. ¡°Claro, hay veces que los cazadores, por el motivo que sea, pueden ser reacios a hacer una batida. Porque, al fin y al cabo, quien est¨¢ sufriendo un perjuicio es el agricultor¡±, manifiesta Mart¨ª Gus¨®, propietario de una explotaci¨®n agr¨ªcola en el Empord¨¤ y miembro del Consejo de Caza de Catalu?a. ¡°El pay¨¦s lo ve de una manera y el cazador, de otra¡±, certifica Ramon Comes, agricultor del Segri¨¤ y responsable de Uni¨® de Pagesos para los temas de fauna cineg¨¦tica. ¡°Adem¨¢s, con los cazadores pasa lo mismo que con los payeses, cada vez hay menos¡±, abunda. Comes pone de relieve que en la zona de Lleida el protagonista de la plaga es el conejo. ¡°Roe la base del tronco de los frutales, la corteza, y mata al ¨¢rbol porque corta el flujo de saba¡±, explica. ¡°Plantar otro ¨¢rbol y que empiece a producir supone esperar dos o tres a?os¡±, indica. Comes detalla que se han planteado distintas soluciones, pero con escaso calado. ¡°Se habla de jaulas, de hilos el¨¦ctricos y hasta hay quien apuesta por la reintroducci¨®n del lince, pero lo que hace falta es facilitar la caza para la fauna cineg¨¦tica¡±.
Mart¨ª Gus¨® defiende un planteamiento parecido: ¡°La ¨²nica soluci¨®n para terminar con la abundancia de jabal¨ªes es matarlos. Quiz¨¢ habr¨ªa que crear un grupo de cazadores profesionales y que cobrasen un tanto por cada cerdo abatido¡±, razona. Narc¨ªs Poch expone: ¡°hay que entender que los propietarios de los cultivos tenemos que tener la manera de protegernos¡±. Cuando se le pregunta por posibles soluciones alternativas, responde claro: ¡°?Qu¨¦ vas a hacer, vas a vallar todos los campos del pa¨ªs? Eso es una tonter¨ªa¡±.
Un problema en el campo y ahora tambi¨¦n en la ciudad
El jabalí es un animal corpulento y de peso elevado, más de 100 kilos en el caso de los machos adultos, y que da muestras de tener un apetito voraz. Arrasa con cualquier cosa que encuentre a su paso y aparenta tener un paladar poco exigente. Come hasta basura, pero tiene predilección por algunos cultivos. Entre sus preferencias está el maíz, especialmente cuando la planta está tierna, el trigo y la avena. Es capaz de zamparse el brote incluso cuando aun está bajo tierra. También devora campos de albercoques, ciruelas o melocotones. “Ha dejado de ser un problema solo de los agricultores para ser un problema social, porque se acerca a las ciudades, y ahora es cuando mucha gente toma conciencia de la magnitud de la sobrepoblación que tenemos", advierte Narcís Poch.
El sindicato Unió de Pagesos manifiesta que el jabalí y los conejos son las plagas más visibles que acechan los cultivos, pero hay otras especies problemáticas. Es el caso del corzo, y los problemas que da a algunos viticultores, o el impacto que tiene la paloma torcaz en las plantaciones de girasoles.
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