Pontons, el peque?o feudo catal¨¢n del Partido Popular
La localidad del Pened¨¨s resiste como basti¨®n popular en Catalu?a ante el inminente relevo de Garc¨ªa Albiol en Badalona
Ramon Sol¨¦, de 84 a?os, ayudado por su bast¨®n, pasea por la calle del Castell, junto al Ayuntamiento, en Pontons (Barcelona). No se ve a casi nadie m¨¢s en este silencioso y tranquilo pueblo del Pened¨¨s, rodeado de pinos y con vistas a las vi?as. Catalu?a tiene 946 municipios y este es una isla en el mapa: en unos d¨ªas, cuando se consume la moci¨®n de censura contra Xavier Garc¨ªa Albiol en Badalona, Pontons volver¨¢ a ser el basti¨®n del PP en Catalu?a.
Tras revelar que vot¨® al alcalde Josep Tutusaus (PP) y a ERC en las auton¨®micas, Sol¨¦ cuenta que sabe que la oposici¨®n impulsa la moci¨®n contra Albiol en Badalona por figurar como apoderado en una empresa de un para¨ªso fiscal en los Papeles de Pandora. Y que, por tanto, Pontons, como pasa desde hace 20 a?os, volver¨¢ a ser el feudo inexpugnable del PP. Al menos en las municipales.
¡°No es que este alcalde sea muy bueno. Es que no hay nadie que le haga sombra¡±, alega Sol¨¦, que achaca la victoria de los populares desde 1999 en este municipio de poco m¨¢s de 500 habitantes a que el anterior primer edil Lluis Caldentey, que gobern¨® hasta 2018, logr¨® grandes cosas para el pueblo gracias a sus contactos en Madrid. ¡°Hizo la variante, dos aparcamientos, se mejor¨® la carretera desde Vilafranca. No impuso contribuciones¡±, describe subrayando que Caldentey, ex alto ejecutivo de una empresa, jam¨¢s cobr¨® un euro p¨²blico a diferencia de su sucesor. No omite que es su primo pol¨ªtico y que viven puerta con puerta en la calle del Castell.
Con un voto dual elocuente ¡ªlos vecinos votan de manera muy diferente en municipales y auton¨®micas¡ª, Pontons es una rara avis en Catalu?a. Pese a ser la ¨²ltima fuerza en el Parlament, con solo tres esca?os, el PP resiste all¨ª, donde encadena seis victorias en las municipales. En 2019 logr¨® cuatro ediles y 167 votos; Junts, dos (86 sufragios) y Pontons ens importa, uno (55). En las elecciones auton¨®micas del 14-F, a?o y medio despu¨¦s, el independentismo reuni¨® el 60,9%. Gan¨® Junts, seguido de ERC, PP (32 votos) y la CUP. En n¨²meros absolutos, el PP perdi¨® 135. O lo que es lo mismo: parece claro que muchos independentistas le votaron en las locales. En Gimenells, un peque?o pueblo de Lleida donde tambi¨¦n gobierna el PP (tras una moci¨®n de censura), s¨ª se registra mayor cohesi¨®n electoral: el PP gan¨® en las dos elecciones.
Antonio, de 43 a?os, nombre ficticio ¡ªcasi todos los abordados por este reportaje prefieren no identificarse¡ª, baja un momento de su veh¨ªculo y dice resuelto: ¡°Este pueblo siempre ha sido convergente. Votaron primero a Converg¨¨ncia y luego al PP. Es sencillo: dan subvenciones y les votan¡±. ¡°El precio del agua es rid¨ªculo; han hecho aparcamientos, un centro social¡±. Mar¨ªa Antonia Ferrer, de 64 a?os, due?a de unos ultramarinos, mantiene: ¡°Bueno, aqu¨ª hay mucha gente independentista que en las municipales vota a la persona. Caldentey gestion¨® bien y jug¨® sus cartas. Pido ahora que bajen el IBI, m¨¢s caro que el de Sitges¡±.
Sin rastro de esteladas o lazos amarillos en un pueblo que recogi¨® firmas en favor de la consulta del 9-N en 2014 y que celebr¨® despu¨¦s en un local privado la del 1 de octubre, Pontons contemporiza y asume como un clamor la m¨¢xima de que se vota a la persona. Llu¨ªs Escard¨®, edil de Junts, niega la mayor. ¡°Dir¨¢n eso, pero votan a sus intereses. A una ayuda o a un contrato. Es un caciquismo exorbitante. No cambiar¨¢. Lo doy por perdido¡±, dice, explicando que gobern¨® con Caldentey ocho a?os por el veto al 9-N.
Tras admitir su ¡°frustraci¨®n¡± por la disparidad electoral, Escard¨® cree que la gente ¡°agacha la cabeza¡± . Vive en una mas¨ªa y cuenta que el Ayuntamiento alega razones t¨¦cnicas para no llevarle agua potable ¡ªtiene una mina en su finca¡ª. ¡°Y nadie se ha quejado¡±, dice. Su objetivo es ayudar a frenar un parque e¨®lico de ocho molinos de 200 metros de altura y una l¨ªnea el¨¦ctrica de alta tensi¨®n en la monta?a de Pontons, bendecido por el Ayuntamiento y rechazado por los ecologistas. Eso s¨ª: dice que con la covid el Consistorio dio un buen servicio.
Queda la inc¨®gnita de c¨®mo el PP dio un vuelco copernicano en 1999: el alcalde lo achaca a una buena lista y Escard¨® lanza sombras al apuntar a que el censo engord¨® con 75 personas. El PP, en cualquier caso, ha implantado su feudo ajeno a los vaivenes de Badalona y Castelldefels, donde gana y lo desplaza la izquierda. El alcalde Tutusaus apela a la gesti¨®n, a que nunca han subido impuestos, que el agua es municipal, que se fija hacer 10 cosas y no ¡°un list¨ªn¡± como Junts y que el Gobierno solo ha financiado ¡°en 22 a?os la reforma del centro social¡±. El resto de obras las ha pagado Diputaci¨®n y Generalitat. Puntualiza que solo ha cobrado un sueldo de 1.000 euros menos de un a?o y que lo financi¨® la Generalitat. Ahora ingresa un salario como asesor del PP en la Diputaci¨®n.
Dos bancos pintados con los colores LGTBI saludan la llegada a Pontons. La imagen contrasta con las pol¨¦micas declaraciones de Caldentey en 2005, cuando tild¨® a los homosexuales de ¡°tarados¡±. ¡°Fue un comentario desafortunado. No lo cre¨ªa ni lo cree¡±, le defiende Tutusaus. A Sol¨¦ no le suena que lo dijera y una chica insiste en que le votaban por su gesti¨®n y ¡°no por su ideolog¨ªa¡±. Ana Guti¨¦rrez, de 71 a?os, cinco en Pontons, zanja: ¡°Durante la covid, me dec¨ªan: ¡®Ana, ?Te falta algo? ?mascarillas? Me tra¨ªan la compra si hac¨ªa falta. La gente est¨¢ contenta; si no, no saldr¨ªan¡±.
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