El metaverso de Waterloo
Puigdemont se debate entre la presidencia de Junts y la del Consell Per la Rep¨²blica
Hace unos d¨ªas el vicepresidente de la Generalitat, Jordi Puigner¨®, presentaba el metaverso catal¨¢n, un mundo virtual que adem¨¢s de servir para los negocios supondr¨¢ ¡°un paso hacia la rep¨²blica digital¡±. El CatVers, inspirado en el metaverso de Mark Zuckerberg, quiz¨¢s m¨¢s que aclarar habr¨¢ contribuido a sembrar dudas en el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont a la hora de decidir si es mejor liderar el independentismo impaciente al frente del Consejo por la Rep¨²blica ¡ªuna suerte de ¡°Gobierno en el exilio¡± articulado desde Waterloo que seg¨²n fuentes de Esquerra ¡°no tiene demasiado sentido¡±¡ª o continuando en la presidencia de Junts per Catalunya o preparando su retorno a Catalu?a ¡°para culminar la independencia¡±, en palabras de su sucesor Quim Torra a TV3.
La mayor¨ªa de los p¨¦talos de la margarita que Puigdemont se apresta a deshojar son virtuales, del jard¨ªn del metaverso unilateralista que mima Waterloo, coinciden en se?alar diversas fuentes desde el soberanismo m¨¢s moderado. Parece que febrero ser¨¢ el mes elegido para dilucidar el camino. No variar¨¢ la ret¨®rica de fondo, pero s¨ª desde d¨®nde debe expresarse. ¡°Al expresident le pesan dos cosas: lo que dir¨¢n sus vecinos y c¨®mo pasar¨¢ a la historia¡±, afirman fuentes posconvergentes. Por eso ha sido susceptible a los argumentos presentados por dos integrantes de la asamblea de representantes del Consell per la Rep¨²blica para que quien presida esa suerte de Gobierno paralelo, de esencias soberanas insobornables, est¨¦ desvinculado de la direcci¨®n de un partido. El argumento ha hecho mella en el expresidente, que no quiere que su liderazgo desde Waterloo pierda su virtual pureza con la m¨¢cula de una simple duda. Pretende seguir ofreciendo la imagen de transversal presidente de todos los independentistas, aunque Esquerra se haya hecho con la primogenitura del secesionismo en las ¨²ltimas elecciones catalanas realmente existentes, las del 14 de febrero de 2021. No fue f¨¢cil de asimilar, pues la p¨¦rdida de la hegemon¨ªa provoc¨® que Junts no diera el s¨ª a Pere Aragon¨¨s hasta tres meses despu¨¦s de celebrados los comicios.
En ese contexto, nada mejor para reforzar el liderazgo de Puigdemont que un ¡°Parlamento y un Gobierno en el exilio¡± aut¨¦nticamente independentistas que al tiempo sirvan de basti¨®n para oponerse a la que en Junts llaman despectivamente la ¡°pol¨ªtica autonomista de Esquerra y la est¨¦ril mesa de di¨¢logo con el Gobierno central¡±. El Consell per la Rep¨²blica est¨¢ copado por Junts per Catalunya, pues Esquerra juzga est¨¦ril esa aventura que se inici¨® en 2018 con el objetivo de mantener a Puigdemont al frente de un independentismo unilateralista al que Esquerra no juega, pero que es competitivo en las urnas a la hora de restar votos a los republicanos. En las ¨²nicas elecciones a la asamblea de representantes de ese organismo, celebradas el pasado mes de octubre, vot¨® el 25,7% del censo de inscritos. Los de Puigdemont, acompa?ados de algunos peque?os grupos independentistas, monopolizaron como era de esperar la representaci¨®n. ¡°El Consell es una herramienta del expresident y de Junts per Catalunya¡±, juzgan los m¨¢s cr¨ªticos desde las filas republicanas.
El divorcio del independentismo es m¨¢s que evidente, pero Puigdemont, consciente de su ascendente sobre el electorado secesionista, se resiste a dar por perdido el liderazgo. ¡°Ahora buena parte de sus esperanzas se fundamentan en que el Tribunal Superior de Justicia de la Uni¨®n Europea falle a favor de la libre circulaci¨®n del expresidente por su territorio¡±, apuntan fuentes cercanas a Junts. De ser as¨ª y con las garant¨ªas de no ser detenido al llegar a Espa?a, la llegada de Puigdemont es vista por la presidenta del Parlament y diputada del Consell per la Rep¨²blica, Laura Borr¨¤s, ¡°como una oportunidad para culminar la independencia¡±. En cambio, desde Esquerra se contempla como una oportunidad ¡°para movilizar a los suyos¡±, poco menos que una suerte de ¡°juegos florales¡±, aseguran.
Puigdemont, en su papel de cabeza indiscutible del independentismo unilateralista, no se ha tomado demasiadas molestias en las tareas de organizar el partido que preside. ¡°En base a su indiscutido liderazgo ha delegado la tarea de levantar a Junts como partido en Jordi S¨¤nchez, expresidente de Assemblea Nacional Catalana (ANC)¡±, apuntan fuentes de Esquerra, y ¡°se ha desentendido de la marcha cotidiana de la formaci¨®n¡±. La prueba es que ahora mismo hay una pugna por hacerse con el control de la formaci¨®n. No deja de ser parad¨®jico que a Jordi S¨¤nchez, el hombre elegido por Puigdemont, le disputen los m¨¢s fieles al expresident ¡ªLaura Borr¨¤s o Elsa Artadi, aliadas ahora con el exrecluso y exconsejero Jordi Turull¡ª la direcci¨®n de Junts. No obstante, Turull no tiene suficiente capacidad para dar la batalla con garant¨ªa de ¨¦xito, aseguran fuentes de los posconvergentes.
Mientras eso sucede en el prosaico mundo partidista, el metaverso de Waterloo sigue su andadura por el universo de quienes creen en la declaraci¨®n unilateral de independencia. Y Puigdemont se prepara para decidir si la mejor manera de hacerlo es presidiendo el Consell per la Rep¨²blica, el ¡°Gobierno en el exilio¡±.
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