Incendios cada vez m¨¢s virulentos en Catalu?a obligan a los bomberos a cambiar de estrategia y ¡°dejar arder¡±
En los recientes fuegos de Artesa de Segre y del Solson¨¨s, algunos vecinos, alcaldes y voluntarios criticaron una supuesta flojera del frente de ataque
La oleada de incendios que recientemente ha asolado Catalu?a, m¨¢s de 230 en cinco d¨ªas, ha puesto al descubierto que la capacidad de respuesta de los equipos de extinci¨®n queda expuesta cuando el fuego avanza desbocado por varios focos a la vez. La temida ¡°simultaneidad¡± a la que aluden los mandos de los bomberos ha confirmado su capacidad para desbaratar estrategias de ataque frontal a las llamas y avala el giro que se ha dado al dispositivo de intervenci¨®n: al fuego se le deja arder y se le espera all¨ª donde realmente se le pueda parar. ¡°Antes el bombero iba all¨ª donde hab¨ªa fuego y trataba de apagarlo cuanto antes mejor, pero ahora la estrategia va m¨¢s all¨¢, porque de lo que se trata es de poner a la gente en el punto donde sea eficaz¡±, razona Asier Larra?aga, subinspector del GRAF, una unidad que est¨¢ especializada en actuaciones en el medio forestal.
Con unos bosques fuertemente estresados por la falta de agua y henchidos de combustible por la acumulaci¨®n de vegetaci¨®n, los t¨¦cnicos defienden que hay que entender el cambio de t¨¢ctica. ¡°No dejamos arder porqu¨¦ s¨ª, pero nos reservamos para tener los recursos disponibles en aquellos puntos donde seremos realmente eficaces¡±, dice Larra?aga. En los recientes fuegos de Artesa de Segre y del Solson¨¨s, algunos vecinos, alcaldes y voluntarios de las ADF (asociaciones de defensa forestal) elevaron el tono contra el m¨¦todo de los bomberos, criticando una supuesta flojera del frente de ataque. ¡°Es verdad que el mejor momento para apagar un fuego es cuando empieza a arder, pero no se puede poner un bombero cada cien metros. Cuando alguien sufre de cerca el inicio de un fuego, le da la sensaci¨®n que hasta que no llegan los equipos de extinci¨®n pasa mucho rato, pero no suele ser as¨ª¡±, relata el subinspector del GRAF.
El jefe de los GRAF es Marc Castellnou. Hace doce a?os, durante una intervenci¨®n en la comisi¨®n parlamentaria de investigaci¨®n del fuego de Horta de Sant Joan, en el que fallecieron cinco bomberos, Castellnou, uno de los expertos internacionales m¨¢s reputados en la gesti¨®n de fuegos forestales, ya avis¨® de la conveniencia de un replanteamiento de las estrategias antiincendios. ¡°Si me autorizan a tomar la decisi¨®n de abandonar un fuego porque hay demasiado riesgo, cr¨¦anme que la tomar¨¦ m¨¢s de una vez¡±, espet¨® Castellnou a los diputados.
El paso del tiempo y la mayor virulencia de los episodios de incendio ha reforzado aquel argumento. ¡±Cuando la cabeza de un fuego avanza, con llamas de m¨¢s de de cinco metros de altura, ?qu¨¦ va a poder hacer un bombero con una manguera?¡±, cuestiona Larra?aga. El planteamiento ha mutado hacia definir una ¨¢rea de quema potencial y fijar la l¨ªnea roja en unos puntos cr¨ªticos. ¡°Establecemos unos ejes de confinamiento, y marcamos los puntos donde tenemos la capacidad de anticiparnos al fuego y evitar que pase de grande a enorme¡±, relata Larra?aga. Y lo ilustra con los datos que barajaron los bomberos en el reciente escenario de Artesa-Baldomar: ¡°El fuego pod¨ªa arrasar 20.000 hect¨¢reas, y valoramos que ten¨ªamos capacidad para dejarlo en 5.000. Al final fueron menos, pero si vamos a que sean solo 400, es posible que hubieran acabado quemando las 20.000¡å.
La Fundaci¨®n Pau Costa es una entidad que naci¨® tras la cat¨¢strofe de Horta de Sant Joan (lleva el nombre de uno de los bomberos fallecidos) e investiga en la prevenci¨®n de incendios. El ingeniero de montes Luis Berbiela es uno de sus patronos y explica que este cambio en la virulencia de los fuegos ya se empez¨® a detectar hace m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°Percibimos que cada vez ser¨ªan m¨¢s extensos. La superficie forestal hab¨ªa crecido mucho por culpa del abandono de la agricultura y de pr¨¢cticas rurales ancestrales, como las de aprovechar la biomasa del bosque para la calefacci¨®n¡±, detalla Berbiela, que adem¨¢s es jefe del Servicio de Gesti¨®n Forestal y Protecci¨®n del Suelo de las Islas Baleares.
Berbiela apunta que el progresivo abandono de la agricultura tambi¨¦n ha desprotegido los entornos de los pueblos, ya que se han cubierto de vegetaci¨®n y encima se han llenado de segundas residencias. ¡°El peligro ya no es que ardan ¨¢rboles, sino personas¡±, alerta. Y explica que ante episodios de simultaneidad de fuegos, como el que azot¨® Catalu?a la pasada semana con una media de 45 incendios diarios, hay que utilizar bien los medios disponibles para poder vencer a las llamas. ¡°Hay que calcular d¨®nde se puede ser m¨¢s eficaz y priorizar el flanco con m¨¢s potencial¡¡±, a?ade. Aunque ante todo destaca el trabajo previo: ¡°Hay que tener claro que la extinci¨®n es la respuesta, pero la prevenci¨®n la soluci¨®n¡±. Y apunta al gran reto para las presentes y futuras generaciones: ¡°Adaptar nuestro paisaje al cambio clim¨¢tico, hacer un terreno agroforestal m¨¢s resistente¡±. Una de las soluciones esenciales, a su juicio, ser¨¢ impulsar la industria forestal, a veces tan denostada por el sector conservacionista. ¡°El mundo urbanita tiene que aprender que plantar ¨¢rboles ayuda a hacer bosques, pero que la motosierra ayuda a salvarlos. Lo que no gestionemos nosotros, lo arder¨¢ el fuego¡±, sentencia.
Una nueva era clim¨¢tica de fuego y sequ¨ªa
¡°Es una evidencia absoluta. Es un hecho cient¨ªfico probado que las olas de calor est¨¢n aumentado significativamente y que lo har¨¢n m¨¢s en las pr¨®ximas d¨¦cadas¡±, explica Jofre Carnicer, autor principal del cap¨ªtulo sobre el Mediterr¨¢neo en el ¨²ltimo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos de Cambio Clim¨¢tico de la ONU (IPCC, por su siglas en ingl¨¦s). El tambi¨¦n profesor de Biolog¨ªa en la UB e investigador del CREAF explica que la cuenca mediterr¨¢nea, y por lo tanto Catalu?a, es una zona especialmente sensible al cambio clim¨¢tico y que los incendios, debido a la enorme masa forestal que cubre Catalu?a, afectar¨¢n especialmente a la comunidad. As¨ª como la sequ¨ªa, que traer¨¢ una falta de agua para el consumo humano en zonas vulnerables. No son escenarios del futuro, sino del presente: 20.000 personas de la comarca de Les Garrigues llevan 3 semanas sin agua potable este 2022, los embalses catalanes est¨¢n hoy un 30% m¨¢s vac¨ªos que la media de la d¨¦cada y el pasado mes de mayo fue el m¨¢s caluroso en la comunidad desde que existen datos.
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