La inflaci¨®n lleva al l¨ªmite la recogida de basuras en Catalu?a
Los trabajadores convocan huelgas para resarcirse de la subida de precios a un a?o de las elecciones
Hasta hace una semana las bolsas de basura se acumulaban sin control por las calles de Sant Sadurn¨ª d¡¯Anoia. El causante, la mayor huelga (41 d¨ªas) celebrada en Catalu?a por trabajadores de una concesionaria de recogida de residuos y la primera que afectaba a un servicio de puerta a puerta. No ha sido el ¨²nico caso, repetido en municipios como Salt, Vilanova i la Geltr¨² o Barcelona. Es otro de los efectos de la rampante inflaci¨®n que lleva desbocada desde hace m¨¢s de un a?o: en gran parte de esos conflictos los empleados reclamaban mejores condiciones laborales, sobre todo subidas salariales que contengan el mordisco de un IPC que en julio lleg¨® a m¨¢ximos del 10,8% a salarios que de partida pueden estar en los 1.300 euros mensuales brutos.
Las protestas en muchas ocasiones tambi¨¦n han revelado otras carencias, como las reducidas plantillas o los anticuados veh¨ªculos con los que, en muchas ocasiones, tienen que salir las cuadrillas para cumplir su trabajo. Y han evidenciado la dificultad de mediar en un conflicto de m¨²ltiples puertas: el ayuntamiento es cliente de la concesionaria y afectado directo del trabajador, aunque este negocia sus condiciones laborales con la empresa y con una intermediaci¨®n que recae sobre la Generalitat, encargada tambi¨¦n de fijar los servicios m¨ªnimos del servicio de un servicio esencial que afecta al ciudadano.
¡°La gente [en referencia a los trabajadores] est¨¢ apretando como no hab¨ªa pasado nunca y a la primera de cambio piden hacer huelga¡±, explica Ramon Cebri¨¢n, presidente de la Federaci¨®n de Servicios P¨²blicos de la UGT en Catalu?a. Es la raz¨®n de que se hayan llegado a convocar una veintena de paros en lo que va de a?o, como sucedi¨® en Barcelona, l¡¯Hospitalet o El Prat de Llobregat, que quedaron desactivados poco antes de su inicio (22, seg¨²n datos del Departamento de Empresa y Trabajo). No es el mejor momento para los gobiernos municipales soportar la presi¨®n de esos paros, a un a?o vista de las pr¨®ximas elecciones. Carlos del Barrio, secretario de Pol¨ªtica Sectorial de CC OO, acusa a los ayuntamientos de mirar hacia otra parte cuando se desentienden de que las empresas actualicen sus convenios colectivos: ¡°Eso es una irresponsabilidad. No son nuestros empleadores, pero los contratos s¨ª llevan su sello¡±.
En el fondo, el pecado original son los bajos precios que buscan ayuntamientos y que ofrecen las empresas para un trabajo que acaba siendo el principal gasto municipal. Y que cuando falla, tal y como sucedi¨® en Sant Sadurn¨ª, obliga a activar alarmas por ¡°riesgo elevado para la salud p¨²blica¡±. Porque como comenta el alcalde del municipio, Ton Amat, ¡°tras d¨ªas en la calle con temperaturas de hasta 30 grados, al final puedes pensar que las bolsas de la fracci¨®n org¨¢nica caminan solas¡±.
En la capital de l¡¯Anoia la plantilla de la contrata quer¨ªa frenar una adjudicaci¨®n del concurso que congelaba sus salarios durante ocho a?os. Lo curioso, explica Amat, es que el contrato adjudicado por la Mancomunitat Pened¨¨s-Garraf, se hab¨ªa estrenado apenas medio a?o antes, cuando la espiral inflacionaria ya llevaba tiempo advirtiendo un endurecimiento del coste de la vida. ¡°La empresa encargada de la contrata [PreZero, que no tuvo rival en el concurso] dec¨ªa que no pod¨ªa asumir la subida de los precios, pero al final lo ha hecho¡±, dice el alcalde.
La ¨²ltima actualizaci¨®n de la ley sobre contratos p¨²blicos ha reducido la posibilidad de resolver problemas, porque impide a la administraci¨®n indexar el aumento del IPC a los salarios y, sobre todo, dificulta una revalorizaci¨®n del contrato por parte del Ayuntamiento, m¨¢s all¨¢ del 2% en los periodos iniciales. Es lo que complic¨® tambi¨¦n una entente en Barcelona, donde el Ayuntamiento abort¨® dos conatos de huelga en abril y en setiembre, que ten¨ªan que coincidir con la festividad de Sant Jordi y con la Merc¨¨, ambas citas muy concurridas de p¨²blico. ¡°La ¨²ltima ley de contratos p¨²blicos no permite vincular la subida de los precios al contrato¡±, explica el concejal de Emergencia Clim¨¢tica y Transici¨®n Ecol¨®gica, Eloi Badia, quien defiende que la ¨²nica forma de desactivar las protestas fue activar una palanca que permite la ley de residuos para aumentar parte de los salarios en primera instancia y esperar hasta 2024 para elevar el precio de la contrata de forma que se pudiera articular otro aumento salarial a partir de entonces.
¡°El pliego de condiciones del concurso contemplaba un precio cerrado a ocho a?os y no nos dejaba negociar nada, por lo que nuestra subida salarial iba a ser cero y no habr¨ªa actualizaci¨®n con el IPC¡±, explica David L¨®pez, trabajador de la contrata de basuras de Vilanova i la Geltr¨², sobre el mismo problema que iba a afectarle a ¨¦l y a sus compa?eros. Al final, fueron a la huelga en dos periodos diferentes por un tiempo equivalente a tres semanas. Ahora trabajan con normalidad, pero lo que se puede ver en ocasiones en la capital del Garraf es una imagen de la precariedad del servicio, con montones de bolsas, cartones o envases de pl¨¢stico alrededor de algunos contenedores.
Ha crecido la poblaci¨®n; los comerciantes no siempre pliegan los cartones y las cajas desbordan los contenedores; en ocasiones hay tareas urgentes que sustituyen a las de la recogida ordinaria y algunos veh¨ªculos, ya antiguos, requieren m¨¢s mantenimiento del necesario y no siempre pueden estar en la calle. ¡°Siempre hay alg¨²n problema¡±, resume L¨®pez. O lo que dice Ramon Cebri¨¢n, presidente de la Federaci¨®n de Servicios P¨²blicos de la UGT en Catalu?a, ¡°a trabajar puede salir un equipo con una persona menos, pero no un cami¨®n con tres ruedas¡±.
Blanca Alb¨¤, concejal de Espacio P¨²blico de Vilanova, no niega las aseveraciones de L¨®pez o Cebri¨¢n. ¡°Tenemos un servicio muy deficitario y la culpa es del Ayuntamiento¡±, reconoce, sobre un contrato de la limpieza iniciado hace diez a?os y que est¨¢ en pr¨®rroga forzosa a la espera de su renovaci¨®n. Se hizo un intento de realizar un nuevo contrato pero las quejas sindicales lo hizo caer. Coincidiendo con las huelgas de sus trabajadores y vista la imposibilidad de mantener la carga de trabajo, el Consistorio decidi¨® partir por la mitad el servicio y municipalizar las tareas de limpieza para descargar a la contrata. Pero, seg¨²n enumera Alb¨¤, se mantienen algunos problemas: ¡°los camiones son totalmente obsoletos, se tiene que cambiar el mecanismo de los contenedores soterrados, la frecuencia para recoger cart¨®n y envases es insuficiente y tambi¨¦n sufrimos el incivismo de la gente, que deja los trastos en la calle cuando tenemos un servicio en el que se puede llamar¡±.
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