No hay nada que arreglar
Todos los partidos, menos el PP, tienen alguna idea respecto al futuro de Catalu?a. La posici¨®n del PP es no hacer nada. Jam¨¢s complicarse la vida como predicaba Rajoy
En las ant¨ªpodas del conflicto infinito y sin arreglo est¨¢ la Catalu?a sin problema. Es la de quienes exhiben su conformidad con el m¨¢s inamovible estado de las cosas, como si cualquier modificaci¨®n, por moderada y pactada que sea, incluso los presupuestos de la Generalitat aprobados con los votos del PSC, significara una contrapartida inadmisible en los tratos entre el sanchismo y el independentismo. No hab¨ªa que indultar. Tampoco era necesario modificar la sedici¨®n ni la malversaci¨®n. Es contraproducente la mesa de di¨¢logo. Y conviene quitarse de la cabeza cualquier iniciativa que pueda conducir a recuperar algo del perdido consenso estatutario y constitucional en Catalu?a. ¡°?Arreglar? ?Qu¨¦?¡±, es la pasmosa y arrogante pregunta.
Este comportamiento rectil¨ªneo tiene al menos 20 a?os. Aznar lo traz¨®, ayudado luego por la exclusi¨®n del PP en el Pacto del Tinell. Se confirm¨® desde G¨¦nova cuando se prohibi¨® a Josep Piqu¨¦, l¨ªder popular catal¨¢n entonces, que participara en la comisi¨®n del nuevo Estatut. La recogida de firmas ¡°contra los catalanes¡±, una vez aprobado el texto auton¨®mico, fue su apoteosis. Hubo episodios ejemplares, como la recusaci¨®n del magistrado del Constitucional Pablo P¨¦rez Tremps para que no participara en la votaci¨®n de la sentencia sobre el Estatut porque hab¨ªa escrito un art¨ªculo en una revista jur¨ªdica de la Generalitat. Una vez liada la madeja, la perforadora persisti¨® en id¨¦ntica direcci¨®n ante cualquier demanda o propuesta catalana.
Ni hablar, literalmente. La sentencia que recort¨® el Estatut dej¨® satisfechos a los impugnadores y entonces, como ahora, nada hay que a?adir ni arreglar. Todos los partidos, menos el PP, tienen alguna idea respecto al futuro de Catalu?a. Conocemos las del fracaso independentista, con sus variaciones en ritmo e intensidad. Tambi¨¦n los planteamientos m¨¢s o menos confederales del planeta podemita y colauista. Es claro el federalismo catalanista y constitucionalista del PSC. Incluso Ciudadanos y Vox tienen posiciones propias, desde un r¨ªgido constitucionalismo hasta la reacci¨®n recentralizadora. Nada sabemos del PP. Su posici¨®n es no hacer nada. Ni pesta?ear. Jam¨¢s complicarse la vida como predicaba Rajoy. Sacar en todo caso el m¨¢ximo provecho electoral fuera de Catalu?a, aun a costa de mantener vivo el conflicto doctrinalmente denegado y de abandonar cualquier ambici¨®n electoral catalana. Es la foto de ayer en Valencia. Igual con Aznar, con Rajoy, con el ausente Casado o ahora con Feij¨®o.
Sin el PP, no hay reforma constitucional ni estatutaria que se sostenga. Este derecho de veto alimenta las expectativas de regreso al poder en Madrid, pero es tambi¨¦n agua de mayo para las esperanzas de Puigdemont en un rebrote independentista y para el sue?o de Iglesias en una resurrecci¨®n izquierdista frente al gobierno de coalici¨®n con Vox. De ah¨ª la idea feliz, muy bien argumentada en estas p¨¢ginas por V¨ªctor Lapuente (Los leones siempre lloran, EL PA?S, 27-12-2022), sobre la oportunidad que tiene Feij¨®o de corregir la posici¨®n de su partido respecto a la reforma constitucional que normalice la vida pol¨ªtica espa?ola y cierre el actual conflicto. Seg¨²n Lapuente, ¡°podr¨ªa acortar su carrera pol¨ªtica, pero alargar¨ªa su gloria eterna¡±.
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