Fieles y ¡®cheerleaders¡¯
Lejos de 2019, apenas unas 200 personas han seguido en la plaza de Sant Jaume el pleno municipal
La expectaci¨®n en la plaza de Sant Jaume ante la constituci¨®n del nuevo ayuntamiento no ha tenido nada que ver con las de 2015 o 2019. Habr¨¢ sido el sol que adormece los entusiasmos, o este tiempo desilusionado que vivimos. Unos 200 incansables no llenaban ni una cuarta parte de la plaza, y ni ellos ni las vallas puestas para proteger a las autoridades han logrado expulsar del todo a los turistas que circulaban extra?ados del montaje pero sin aparentar demasiado inter¨¦s. El primer grupo organizado de fieles que ha acudido a la convocatoria ha sido el de Vox. Unas 20 personas, vestidas algunas como para una boda, con aspecto de varias generaciones de solomillo y entonando el repertorio habitual de la Guerra Civil ¨C¡±ya hemos pasao¡±- o antiproc¨¦s ¨C¡±a por ellos, o¨¦¡±. Viendo d¨®nde hunde las ra¨ªces este grupo, he echado en falta alg¨²n ¡°?voto a br¨ªos, posadera, trae m¨¢s vino!¡±
Algo m¨¢s tarde han llegado los fieles de Xavier Trias, m¨¢s heterog¨¦neos (he sufrido por un chaval con traje completo y corbata con riesgo de derretirse al sol). Iban adiestrados para aplaudir a los propios y silbar con unos pitos de tienda de chucher¨ªas a los rivales. Imagino que no sab¨ªan que el match point iba a resultarles desfavorable, y cuando se ha podido ver en la pantalla gigante instalada en la plaza, los ¨¢nimos se han encendido de sopet¨®n. No me sorprende. A mi lado, unas mujeres bland¨ªan un palo largo con una estelada y esa bandera de la cruz blanca sobre fondo negro que usan los sectores m¨¢s irredentos del independentismo, y se desga?itaban insultando, sobre todo a Ada Colau; cuando la exalcaldesa ha citado a la dirigente ultra de Ripoll, una de las mujeres ha gritado: ¡°mejor que t¨²¡± m¨¢s ese insulto que se pueden imaginar.
Trias y Ernest Maragall concitaban los principales aplausos, aunque alg¨²n militante m¨¢s bien informado tambi¨¦n conoc¨ªa a concejales como Francina Vila, Jordi Mart¨ª Galbis o incluso Vict¨°ria Alsina. Extra?amente, los socialistas, si sab¨ªan lo que iba a suceder, no han logrado reunir a mucha concurrencia: apenas unas seis o siete personas se destacaban celebrando al nuevo alcalde. El discurso de Collboni ha sido tan adormecedor que incluso los m¨¢s activos de sus detractores se han tomado una pausa: eso s¨ª, al o¨ªr palabras clave, como ¡°Espa?a¡± o ¡°Colau¡±, despertaban de golpe para hacer sonar los silbatos o abuchear.
Como es tradici¨®n, una vez terminado el acto, los nuevos concejales han cruzado desde el ayuntamiento hasta la Generalitat para presentarse ante el president. Al aparecer por la calle, el griter¨ªo se ha reavivado, con un remedo de pelea de gallos entre seguidores indepes y de Vox. Todos los concejales han entrado en Palau, excepto los dos de Vox, a los que la presidencia de la Generalitat no ha invitado, como ya es habitual. Ambos se han quedado en la calle atendiendo a sus cheerleaders, que les ofrec¨ªan banderas espa?olas y les jaleaban cantando ¡°Que viva Espa?a¡±.
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