Entre el falangismo y la confederaci¨®n
La disyuntiva para estas elecciones generales est¨¢ entre PSOE o PP, s¨ª; pero tambi¨¦n entre Sumar o Vox
Para la generaci¨®n de progresistas que vivi¨® los ¨²ltimos a?os del franquismo est¨¢ siendo una inquietante sorpresa ver estos d¨ªas c¨®mo adquieren protagonismo y se aprestan a tomar posiciones de poder personajes salidos de partidos falangistas y grup¨²sculos de extrema derecha directamente herederos de la dictadura. Uno de ellos, el barcelon¨¦s Jorge Buxad¨¦, act¨²a como mu?idor de Vox en la negociaci¨®n del poder regional con el PP. Otro, Juan Jos¨¦ Aizcorbe, encabeza la candidatura ultraderechista por Barcelona. Eran seguidores de la Fuerza Nueva de Blas Pi?ar, que en la d¨¦cada de 1980 qued¨® arrinconada como un resto hist¨®rico por la consolidaci¨®n del r¨¦gimen democr¨¢tico.
Est¨¢bamos habituados a que en el PP medrasen pol¨ªticos franquistas, pero eso deb¨ªa aceptarse porque eran los que transitaron a la democracia. Se puede opinar lo que sea de Manuel Fraga y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, pero al fin y al cabo optaron por un cambio de r¨¦gimen. Pero estos de Vox son otra cosa. No se han convertido en dem¨®cratas. No renuncian a sus ra¨ªces. Quieren volver atr¨¢s y lo dicen. Est¨¢n ah¨ª predicando lo de siempre, que ellos son la Espa?a ¨²nica y verdadera dispuestos a luchar contra la antiespa?a y echar a los malos espa?oles a las tinieblas exteriores. Es un retorno de algo que parec¨ªa definitivamente alejado, de imposible recuperaci¨®n, pero que vuelve empujado en buena medida por los vientos ultraconservadores cuando no fascistoides que soplan desde la Italia de Meloni, la Francia de Le Pen, la cat¨®lica Polonia y la ultraconservadora Hungr¨ªa. Y arrastran al PP.
Esto que para los m¨¢s j¨®venes puede parecer nuevo es el renacimiento del viejo reaccionarismo, adaptado a las t¨¦cnicas del momento, el universo digital, la publicidad a gran escala. El carlismo predicaba en el siglo XIX desde los p¨²lpitos, los reaccionarios de hoy predican la antipol¨ªtica desde las televisiones berlusconianas y las redes sociales.
M¨¢s nueva es, en cambio, la forma en que ha venido a florecer la segunda pata de la alternativa progresista, la que encabeza la vicepresidenta del Gobierno Yolanda D¨ªaz. Han construido lo que ahora se define como una marca electoral formada por nada menos que 15 partidos. La muy interesante novedad de esta operaci¨®n pol¨ªtica es que se trata de una evoluci¨®n confederal del movimiento cuajado en torno a Podemos entre las elecciones europeas de 2014 y las legislativas y municipales de 2015. Aquel ¨¦xito de Podemos fue en realidad compartido con otras fuerzas: eran Podemos y sus confluencias. Y las confluencias no eran poca cosa. Mediante sucesivas fragmentaciones, reagrupaciones y liderazgos fallidos, la siempre inquieta parte del universo progresista situado a la izquierda de la socialdemocracia ha cuajado en una larga serie de organizaciones, mezcla heterog¨¦nea de partidos de ¨¢mbito territorial andaluz, asturiano, navarro, canario, balear, valenciano, aragon¨¦s, valenciano, catal¨¢n y madrile?o a los que adem¨¢s se suman los muy desiguales restos org¨¢nicos de Izquierda Unida, el PCE, Verdes, y Equo.
Los grandes partidos han solido surgir de esto: agregaciones de grupos varios y variopintos. Es el modelo de ERC en 1931, el del PSUC en 1936; el de Converg¨¨ncia en 1979; el del PSOE en 1977 al absorber a la FPS; por poner una reducida lista de ejemplos. Ahora, el Movimiento Sumar cuenta con un liderazgo indiscutido, una base territorial amplia y se ha convertido en la gran esperanza del progresismo en toda Espa?a para cortar el pr¨®ximo domingo el acceso del nuevo reaccionarismo al Gobierno. La disyuntiva est¨¢ entre PSOE o PP, s¨ª; pero tambi¨¦n entre Sumar o Vox.
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