Supervivientes al estigma del ¡®colegio gueto¡¯: ¡°Nuestro objetivo es que los alumnos no se percaten de que son pobres¡±
Las pol¨ªticas contra la segregaci¨®n escolar y un proyecto pedag¨®gico innovador han rescatado a la escuela Montessori de Rub¨ª de ser encasillado en la vulnerabilidad
Cada vez hay m¨¢s escuelas que, condenadas a ser etiquetadas como gueto, han logrado revertir esta tendencia. La escuela Montessori de Rub¨ª es uno de estos ejemplos donde la problem¨¢tica de la segregaci¨®n se hab¨ªa enquistado, pero que la combinaci¨®n de un equipo docente y directivo comprometido, el apoyo de la Administraci¨®n y una renovaci¨®n de las pedagog¨ªas ha permitido conectar con los alumnos y darles una oportunidad para que no acaben encasillados y atrapados por su condici¨®n de vulnerabilidad. ¡°Tienes que luchar mucho para hacer digna la escuela y dar a los ni?os un futuro mejor¡±, resume la directora de este centro p¨²blico, Conxita Gimeno.
Ubicada en el barrio Les Torres, en el centro de la ciudad, la escuela sufri¨® las consecuencias del cambio social en las ¨²ltimas d¨¦cadas, ¡°en que familias trabajadoras que hab¨ªan logrado cierto bienestar econ¨®mico se trasladaban a zonas m¨¢s residenciales, dejando los pisos a la nueva inmigraci¨®n, con m¨¢s dificultades econ¨®micas, que iba llegando¡±, narra Gimeno. La Montessori, entonces, se convirti¨® en una escuela ¡°estigmatizada e invisible, nadie la eleg¨ªa¡±, admite la directora. ¡°Son familias tocadas econ¨®micamente por la pandemia, sin red familiar, que trabajan, pero con sueldos muy bajos, muchas viven en pisos ocupados¡ Pero son familias implicadas y preocupadas por el futuro de sus hijos, y eso ayuda a la hora de trabajar juntos¡±, cuenta la docente.
La responsable cuenta que cuando estaban en una situaci¨®n l¨ªmite, encontraron un salvavidas en el programa Magnet, una iniciativa de la fundaci¨®n Jaume Bofill para que escuelas impulsen proyectos educativos con instituciones educativas, cient¨ªficas o culturales. En el marco de programa, en 2018 firmaron una alianza con la fundaci¨®n CIM de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a para fomentar los proyectos tecnol¨®gicos y atraer a los alumnos, y especialmente a las alumnas, hacia el ¨¢mbito cient¨ªfico. Y con el programa Proa plus est¨¢n recibiendo financiaci¨®n para mejorar la biblioteca, para habilitar rincones de calma y lectura o para financiar las salidas o las actividades extraescolares para aquellas familias que no se las pueden permitir, entre otras iniciativas.
¡°La complejidad es econ¨®mica, pero los alumnos tienen todas las capacidades. Lo que pasa es que, por temas econ¨®micos, estos alumnos no tienen las mismas oportunidades que otros¡±, dice Gimeno. Aqu¨ª el papel y el compromiso de la escuela, a?ade, es permitir que estos alumnos accedan a actividades que fuera son inalcanzables, como la rob¨®tica o las ciencias. ¡°Lo que hacemos es integrarlas al proyecto de la escuela y que puedan practicar aqu¨ª. Que no se percaten de que son pobres¡±, incide.
Tener los recursos no es suficiente. Tambi¨¦n es necesario saber gestionarlos. ¡°El objetivo es que la escuela sea atractiva para ellos, y para conseguirlo no los puedes tener sentados todo el d¨ªa¡±, tercia Gimeno. En este sentido, la escuela apuesta por la ense?anza por proyectos y la mezcla de las diferentes disciplinas. En los ¨²ltimos d¨ªas de curso, los alumnos de 6? fabricaban unos marcos para colocar una foto y regalarlos a sus ahijados ¡ªalumnos de cursos inferiores¡ª. Un ejercicio que combina la pl¨¢stica y la lengua. Mientras, los de 5? en el aula Tinker, se dedicaban a imprimir una rueda en 3D para arreglar un carrito de juguete de los alumnos de infantil. Este taller cuenta con varias impresoras 3D (algunas regaladas, otras compradas) y m¨²ltiple material que los alumnos pueden hacer servir para construir cosas o hacer alg¨²n que otro remiendo. ¡°Tener este tipo de aulas requiere mucha formaci¨®n de los profesores y tambi¨¦n pedagog¨ªa con las familias, porque tienen que ver por qu¨¦ nos gastamos el dinero en tornillos o cintas de impresora¡±, reconoce la directora.
La hora del recreo tambi¨¦n se ha planteado como una ventana abierta de posibilidades y con actividades a las que en muchas ocasiones los alumnos no pueden acceder. ¡°Ese rato son como unas miniextraescolares, y pueden hacer danza, m¨²sica, pl¨¢stica o imprimirse unas camisetas. Adem¨¢s, eliminamos la pelota y la conflictividad se reduce¡±, destaca Gimeno.
En todo este proceso de cambio, la escuela ha topado con dificultades, como la barrera cultural. ¡°Nos ha costado que algunas familias entiendan que sus hijas puedan hacer ciencias¡±. Otro handicap es la alta rotaci¨®n de plantilla; de los 33 docentes, solo la mitad son estables. ¡°Algunos profesores no escogen este centro porque dicen que aqu¨ª se trabaja mucho. Lo f¨¢cil ser¨ªa coger un libro o hacer fichas¡±, tercia Gimeno, quien tambi¨¦n se queja porque, a pesar del perfil de la escuela, el pr¨®ximo curso contar¨¢ con una profesora menos.
El centro tambi¨¦n ha contado con aliados, como la Oficina Municipal de Escolarizaci¨®n (OME), en la que Ayuntamiento y Generalitat planifican conjuntamente la distribuci¨®n de los alumnos vulnerables, muy numerosos en esta ciudad, tradicionalmente receptora de migraci¨®n y de personas que no se pueden pagar una vivienda de localidades vecinas como Sant Cugat o Terrassa. Las escuelas de Rub¨ª, explica Gimeno, tienen el mismo n¨²mero de plazas reservadas para estos alumnos, as¨ª que se reparten de forma equitativa por la ciudad, cosa que est¨¢ ayudando a reducir la complejidad del centro.
La directora pone cifras a esta mejora: si en 6? curso un 75% de los alumnos sufr¨ªa vulnerabilidad econ¨®mica, en la nueva hornada que entrar¨¢ en septiembre en Infantil3, este porcentaje es inferior al 60%. Y la renovaci¨®n pedag¨®gica tambi¨¦n est¨¢ dando sus frutos. ¡°Ahora es un proyecto de escuela que gusta, no est¨¢ mal vista. Si hace unos a?os en las puertas abiertas ven¨ªan 15 familias y todas inmigrantes, ahora nos vienen 45, y muchas de ellas en situaci¨®n m¨¢s acomodada¡±, detalla. Y valora el trabajo hecho durante estos a?os. ¡°Es una satisfacci¨®n ver que todo el esfuerzo tiene un resultado. Ver a exalumnos cursando el bachillerato, y adem¨¢s el cient¨ªfico. Abrirles un camino y unas vocaciones que ni ellos ni sus familias contemplaban y que adem¨¢s logran sacar a la escuela del estigma¡±.
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