Jaguares, pitones, tar¨¢ntulas y otros bichos de segunda mano
La oferta de dos millares de sensacionales t¨ªtulos de ciencias naturales a buen precio en una caseta de la feria del libro de ocasi¨®n de Barcelona desata una fiebre de compra
¡°Te arrepentir¨¢s de los libros que no te has llevado¡±. El librero lo dijo de buen rollo y con una sonrisa en los labios, simplemente constatando un hecho, pero me son¨® a maldici¨®n b¨ªblica. Como si Medea me se?alara con su dedo huesudo (bueno, creo que confundo a Medea con Mal¨¦fica). La maldici¨®n del librero de ocasi¨®n. Yo ya era la tercera vez que visitaba la caseta y de nuevo hab¨ªa escogido media docena de libros imprescindibles, con la frustraci¨®n y el dolor de no poder llevarme todos los que se desplegaban seductores ante mis ojos. Porque a ver c¨®mo te vas a llevar m¨¢s de dos mil libros en moto, y luego d¨®nde los metes. El horror es a veces la felicidad pasada de vueltas. Cuando deseas algo y se te brinda a carretadas el resultado es la mayor tortura, la peor jugarreta del diablo.
El caso es que en la 72? Feria del libro de ocasi¨®n, antiguo y moderno de Barcelona (hasta el domingo en el paseo de Gr¨¤cia), en la caseta 28, la de la librer¨ªa Reus-Par¨ªs-Londres, se ofrece una fabulosa colecci¨®n de libros de ciencias naturales de extraordinaria calidad, la mayor¨ªa en ingl¨¦s, a un precio de esc¨¢ndalo: 10 euros el volumen independientemente de su tama?o y estado. El material que se oferta es sencillamente incre¨ªble: ensayos modernos y cl¨¢sicos sobre cualquier tema de la naturaleza, estudios cient¨ªficos, trabajos de alta divulgaci¨®n, monograf¨ªas de los m¨¢s variados animales (?las de aves de Helm!), gu¨ªas de campo de fauna de todo el mundo, incluidos los lugares m¨¢s remotos, libros de gran formato con ilustraciones maravillosas, narrativa de la naturaleza (una primera edici¨®n de The snow leopard)¡
Cuando el librero, Joan Ferr¨¦ Pamies, me dijo la frase que encabeza estas l¨ªneas yo ya hab¨ªa seleccionado, entre varios tesoros, un libro sobre pira?as (Piranhas, fact and fiction, de John R. Quinn), otro sobre el misterioso calamar gigante (el de referencia que llevaba a?os buscando, de Richard Ellis, The search for the giant squid), uno m¨¢s sobre jaguares (An indomitable best, del especialista Alan Rabinowitz) y sendos sobre martines pescadores y p¨¢jaros carpinteros de todo el mundo. No es que hubiera pagado diez veces m¨¢s por cada uno de esos libros, es que habr¨ªa vendido mi alma a cambio.
Entre los libros que se extend¨ªan sobre las mesas componiendo una visi¨®n de desmayo stendhaliano versi¨®n p¨¢gina impresa figuraban tanto t¨ªtulos imprevistos de los que desconoc¨ªa su existencia (aunque so?aba con ella) como otros cuya posesi¨®n acariciaba largamente. Ah¨ª estaba (y lo atrap¨¦ con manos tr¨¦mulas de inmediato) Mi b¨²ho, de Bernard Heinrich (Labor1989), ?un libro que hab¨ªa citado yo mismo en un art¨ªculo no hace ni un mes y que siempre hab¨ªa querido tener! Y su complemento perfecto, el volumen de gran formato Owls of the world de Rob Hume, ilustrado espectacularmente por Trevor Boyer. Es imposible acercarse siquiera a dar la medida de las maravillas de la colecci¨®n de libros desplegada en la caseta 28, convertida en el Jard¨ªn del Ed¨¦n. Cuando el librero vio que sujetaba como si fuera el Santo Grial Snakes in question, el libro del Smithsonian sobre todo lo que uno quer¨ªa saber de las serpientes pero no se atrev¨ªa a preguntar (?se puede encantar serpientes?, ?son venenosas todas las serpientes con capucha?, ?c¨®mo puedo mantener las serpientes peligrosas lejos de casa?), y que incluso me ca¨ªa una l¨¢grima, se me acerc¨® y me dijo que si estaba interesado ten¨ªa varias cajas sin abrir bajo el mostrador, a lo que yo s¨®lo pude contestar con un suspiro y un conato de desmayo.
Me explic¨® que toda la colecci¨®n, vendida por la viuda, pertenec¨ªa a una s¨®la persona, un hombre que ten¨ªa un obvio inter¨¦s en las ciencias naturales, con cierta predilecci¨®n por los reptiles, secci¨®n serpientes venenosas, y las aves, aunque sin descartar mam¨ªferos, peces (?tiburones!), insectos y cualquier otro organismo, incluso los cangrejos. No me revel¨® el nombre del propietario, pero s¨ª que no era un cient¨ªfico sino un aficionado de alta gama y que trabajaba en la Banca, lo cual no explica su inter¨¦s por la naturaleza, pero s¨ª que pudiera adquirir semejante colecci¨®n, que a precio de mercado cuesta una verdadera pasta. Baste con decir que cualquiera de las centenares de gu¨ªas de animales que se venden tan baratas en la feria, en la cercana librer¨ªa Oryx, templo de los aficionados a la naturaleza, te cuesta casi como un safari. Curiosamente el due?o de ese fondo que incluye Peces del mar de Okhotsk o Mammals of Madagascar ten¨ªa tambi¨¦n la colecci¨®n completa de La Sonrisa Vertical, que se vende tambi¨¦n en la caseta.
Mientras me recuperaba en una silla de tantas emociones¡ª-acaba de encontrar Los mam¨ªferos, de Time-Life (1969), uno de mis primeros libros de animales¡ª, Joan me cont¨® que hab¨ªa tenido sus dudas con sacar el fondo en la feria, sobre todo por la profusi¨®n de libros en ingl¨¦s, pero que la respuesta hab¨ªa sido magn¨ªfica. ¡°Hay gente que vuelve y vuelve como t¨², y ponen las mismas caras. Se los llevan a montones, abrumados por lo que dejan. Compran de todo, aunque cada uno tiene sus preferencias; hay un cliente que se lleva sobre todo obras de ranas. Vienen muchos miembros de grupos de ornitolog¨ªa, entre los que ha corrido la voz. Habr¨¦ vendido ya un millar y pico de libros¡±. Le coment¨¦ la feliz coincidencia de que precisamente este fin de semana es la feria de los p¨¢jaros del Delta del Ebro, el Delta Birding Festival (que pone esta edici¨®n el acento en la fauna amenazada de Catalu?a), con profusi¨®n de actividades, entre ellas la observaci¨®n de aves. Aunque dif¨ªcilmente te va a servir en La Tancada la gu¨ªa de p¨¢jaros amenazados de Asia.
¡°Ayer pill¨¦ tres¡±, me cuenta el ornit¨®logo Jos¨¦ Luis Copete, que ha llegado rezagado a la fiesta. ¡°?El mejor? A dictionary of birds, de Bruce Campbell. S¨ª, ya s¨¦ que t¨² te has llevado Die Greifv?gel der Welt, de Brown y Parey, una joya, demasiado para ti que adem¨¢s no lees en alem¨¢n¡±. Muchos otros amigos han compartido sus adquisiciones, exhibiendo la satisfacci¨®n por lo conseguido (y la envidia por lo que dejaron y se han llevado otros). El arque¨®logo y naturalista Jordi Serrallonga destaca entre sus compras, poni¨¦ndonos los dientes largos, The lost ark, de Karl Shuker, con pr¨®logo de Gerald Durrell, sobre los animales nuevos o redescubiertos en el siglo XX. El bi¨®logo y conservador en CosmoCaixa ?lex P¨¦rez Jim¨¦nez, feliz poseedor de la gu¨ªa de ranas de Belize (no es broma, yo no podr¨ªa bromear con eso), se ha comprado la friolera de 36 t¨ªtulos. ¡°El d¨ªa 10 me llev¨¦ 15, especialmente gu¨ªas, menudo chollo¡±, me explica, ¡°luego tuve que ir a Burgos para montar el mamut¡± (no se puede negar que tengo amigos interesantes). ¡°Seguramente fue entonces cuando pillaste t¨² el de las serpientes gigantes. Alguien se me ha llevado tambi¨¦n la gu¨ªa de aves de China. ?No sabr¨¢s qui¨¦n se ha quedado el manual de tar¨¢ntulas?¡±.
¡°MI problema ahora es d¨®nde meto todo esto¡±, reflexiona ?lex haci¨¦ndose eco del sentir com¨²n (y del sentido com¨²n, un poco tarde). ¡°Voy a tener que hacer limpieza y soltar lastre¡±, lamenta.
Yo estoy igual, pero abro mi mejor adquisici¨®n, The giant snakes, the natural history of the boa constrictor, the anaconda and the largest pythons, de Clifford H. Pope (Alfred Knopf, 1961), tapa dura, ofidio serigrafiado en la cubierta, dedicatoria a la gentil pit¨®n Sylvia, ¡°a superior serpent who inspired this study¡±, y mi felicidad no conoce l¨ªmites.
?O s¨ª? ? Diablos!, a ver, ?qui¨¦n tiene Coro-coro, el mundo del ibis escarlata?
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