¡°?Nunca debiste invadir Polonia!¡±: los mejores nazis de la serie est¨¢n en ¡®Indiana Jones y el dial del destino¡¯
El coronel de las SS Weber y el malvado cient¨ªfico Voller dan especial lustre a la ¨²ltima aventura del arque¨®logo
Pese a todo su d¨¦j¨¤ vu, que es mucho, y a que la arqueolog¨ªa empieza ya en el cuerpo y el rostro de Harrison Ford, me lo he pasado en grande con Indiana Jones y el dial del destino. ?Hay que ver qu¨¦ cantidad de nazis salen! En ese sentido, hemos vuelto a los tiempos gloriosos de En busca del arca perdida e Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada. Nazis: nunca ha tenido mejores enemigos Indy. Odiamos a los nazis (y m¨¢s con lo que est¨¢ viniendo), pero qu¨¦ buen resultado dan como villanos: r¨ªete de los rusos (incluso ahora), de los thugs, de los hovitos y no digamos de los arque¨®logos franceses (Ren¨¦ Belloq). Y ya si mezclas, otra vez, el ocultismo que tanto les pirraba a algunos nazis, es la repera.
Y en la nueva entrega salen nazis de los buenos, es decir, de los m¨¢s malos. En la primera ten¨ªamos excavando en Egipto en pos del arca a unos nazis de aire algo blandengue, como del Afrika Korps (guerra limpia y todo eso), en pantal¨®n corto, bajo el mando del coronel Herman Dietrich (Wolf Kahler, que tuvo mucho m¨¢s lustre haciendo del general de las SS Sepp Dietrich, nada menos, en una secuela de Doce del pat¨ªbulo); si bien es cierto que tambi¨¦n hab¨ªa un miembro de la Gestapo, Arnold Toht (el actor Ronald Lacey), aunque era de un sadismo un tanto infantiloide y resultaba a ratos c¨®mico. Tambi¨¦n era un poco gui?olesco el nazi de la peli del grial, este s¨ª un SS integral, el Standartenf¨¹hrer (coronel) Ernst Vogel, que mor¨ªa al despe?arse su tanque, y al que encarnaba el ingl¨¦s (es sabido que los actores brit¨¢nicos se pirran por hacer de nazis) Michael Bryne, que por cierto ya hab¨ªa coincidido con Harrison Ford en Fuerza 10 de Navarone, donde hac¨ªa del mayor alem¨¢n Schroeder, al que los comandos usan muerto en su coche para pasar controles (una escena que recuerda el secuestro por Paddy Leigh Fermor del comandante de la guarnici¨®n de Creta).
Es verdad que en Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada sal¨ªa el peor nazi sin duda, el propio Hitler (Michael Sheard), y tambi¨¦n, en la misma secuencia en que Indy se da de bruces con el F¨¹hrer y este le firma un aut¨®grafo en vez de hacerlo fusilar por mal afeitado, Himmler (interpretado por Lacey, ?el que hac¨ªa de Toht: eso s¨ª que es promoci¨®n!). Y no hay que descartar el filonazismo oportunista de la austriaca Elsa Schneider. Pero no hab¨ªamos visto en la serie nazis tan aut¨¦nticos, serios y peligrosos como los que figuran en la nueva entrega. Es verdad que la historia arranca ya en el final de la Segunda Guerra Mundial (aqu¨ª puedes sacar todo el equipo militar que quieras sin anacronismos) y los nazis no est¨¢n para bromas. Cuando se acercaban al Gotterdammerung estaban de peor humor. Los que aparecen en la secuencia inicial del castillo y el tren son Waffen SS curtidos y rabiosos, montones de ellos, uno se imagina al director diciendo: ponga unos cuantos nazis m¨¢s, venga, no escatimemos nazis; pero sobre todo el que los manda es la monda, el Standartenf¨¹hrer (coronel) Weber, un tipo s¨®lido donde los haya, cortado a la imagen de Joachim Peiper, el crack de las Ardenas (f¨ªjense c¨®mo lleva la gorra). Se le ve a Weber que ha hecho ya las peores cosas que se puedan imaginar y luce la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro y otras condecoraciones. Un fallo, por ponernos estupendos, es que uno de sus hombres se dirige a ¨¦l como ¡°Oberst¡±, que es el rango equivalente a Standartenf¨¹hrer en la Wehrmacht: un error por el que te pod¨ªan enviar con un panzerfaust a dar la bienvenida a los rusos.
Lo encarna a Weber (y aqu¨ª tambi¨¦n se ve que son nazis upgraded, subidos de nivel) un actor alem¨¢n estupendo, Thomas Kretschmann, acreditad¨ªsimo en papeles de oficial alem¨¢n, pues fue el sufrido teniente von Witzland en Stalingrado y el capit¨¢n Hosenfeld que escucha tocar a Adrien Brody en El pianista; no s¨®lo eso: en Operaci¨®n Valkiria hizo del hist¨®rico mayor Remer, que contribuy¨® decisivamente a hacer fracasar la conspiraci¨®n del 20 de julio contra Hitler, y en El hundimiento de el no menos hist¨®rico coronel de las SS Hermann Fegelein, casado con la hermana de Eva Braun y al que Hitler hizo fusilar (con Hitler no estabas seguro ni siendo de las SS y su concu?ado, imag¨ªnate si eras jud¨ªo). Kretschmann incluso fue capit¨¢n de submarino alem¨¢n en el filme U-571: un carrer¨®n hasta en la Kriegsmarine. El actor ha sido tambi¨¦n uno de los grandes villanos nazis del universo Marvel, el Bar¨®n Strucker, l¨ªder de la organizaci¨®n terrorista Hydra y enemigo de Fury, SHIELD y los Vengadores. Ese mundo de c¨®mic no est¨¢ muy lejos, por cierto, de la nueva peli de Indiana Jones: Indy pelea con Weber y sus SS como el Capit¨¢n Am¨¦rica contra Cr¨¢neo Rojo y sus secuaces.
Kretschmann es el peor (mejor) nazi que ha enfrentado Indy y la verdad es que lo ve Hitler y lo pone a mandar la Divisi¨®n Leibstandarte o la Totenkopf. En la peli lo ha puesto a buscarle tesoros y reliquias m¨¢gicas (va un poco tarde porque Indiana dice que Berl¨ªn ya ha ca¨ªdo), y cu¨¢l no ser¨ªa mi sorpresa al ver que lo que ha de llevarle al jefe y que Indy intenta inicialmente conseguir es nada menos que la Lanza del Destino, el arma con que el centuri¨®n Longinos traspas¨® el costado de Cristo en la cruz y a la que dedicamos en esta misma secci¨®n un art¨ªculo (no sugiero que di¨¦ramos la idea para el filme, pero es un dato).
Pero es que no s¨®lo tenemos un gran malo nazi esta entrega, ?sino dos! El otro es J¨¹rgen Voller, alias Schmidt, un cient¨ªfico con su propia agenda perversa y que es el que pugna con Indiana por el verdadero macguffin de la funci¨®n, el dial de Arqu¨ªmides (el dial del destino del t¨ªtulo), identificado con el Mecanismo de Antikythera, un artefacto real recuperado en el Egeo del pecio de un barco de la antig¨¹edad y que al parecer se us¨® con finalidades astron¨®micas. El objeto, al que se acredita funcionar como una calculadora, se puede ver en el Museo Arqueol¨®gico de Atenas (aunque yo lo he visto y la verdad impresiona m¨¢s la escultura de Poseid¨®n). Voller no lo quiere para nada bueno, claro. Este es un nazi de la especie cient¨ªfico peligroso (¡°el ma?ana nos pertenece, Doctor Jones¡±). La pel¨ªcula da un salto desde 1944 a 1969, y encontramos a Indiana avejentado, deprimido y jubil¨¢ndose (hay que reconocerle el valor a Harrison Ford de salir sin camiseta), lo que no es ¨®bice para que reparta sopapos, cabalgue, conduzca como para quitarle todos los puntos, afronte lo que le echen que es mucho y le lance alguna mirada subrepticia reprochable a su ahijada (de hecho, la primera vez que la ve le pide perd¨®n por si acaso).
Voller reaparece reconvertido en colaborador de la CIA como uno de los cient¨ªficos nazis enrolados mediante la clandestina Operaci¨®n Paperclip en el esfuerzo b¨¦lico estadounidense durante la Guerra Fr¨ªa. Un sosias de Von Braun, vamos, y que sue?a en restablecer el III Reich por medios a¨²n m¨¢s rebuscados que en Los ni?os del Brasil. A Voller, Indy le suelta la mejor r¨¦plica de la pel¨ªcula: cuando este le dice a nuestro h¨¦roe en medio de una pelea que deb¨ªa haberse quedado en Nueva York, Indiana le contesta ¡°?y t¨² no tendr¨ªas que haber invadido Polonia!¡±. Tambi¨¦n es bueno cuando le espeta: ¡°Eres alem¨¢n, no trates de ser divertido¡±. Al villano lo encarna otro conocid¨ªsimo y excelente actor que ha hecho malos notables como de Hannibal Lecter en la serie Hannibal o de Le Chiffre en Casino Royale, el dan¨¦s Mads (sic) Mikkelsen. Para lo que nos importa aqu¨ª, y por no hacer (m¨¢s) esp¨®iler, Voller, revestido de SS Oberf¨¹hrer (coronel mayor con rango de general, Von Braun tambi¨¦n ten¨ªa rango de las SS), nos permitir¨¢ ver otro mont¨®n de tropas de la orden de la calavera, ¨¦stas de negro siniestro, y un avi¨®n casi tan raro como el ala volante estilo Horten de la primera entrega: una mezcla de Heinkel He-111 y Dornier Do-17, que va a dar mucho que hablar en los mentideros de Internet.
Casi tanto como est¨¢ dando que hablar la Luger aut¨¦ntica con la que acud¨ª el mi¨¦rcoles al Aribau Multicines de Barcelona a ver Indiana Jones y el dial del destino, en la que aparecen muchas de esas pistolas ic¨®nicas del ej¨¦rcito nazi. No llevaba yo la m¨ªa para echarle una mano a Indy (que pelea por una de ellas en una escena estupenda) sino porque deb¨ªa ir luego corriendo para intervenir en la presentaci¨®n del libro del arque¨®logo Jordi Serrallonga En busca del Dr. Jones (Desperta Ferro) en la cercana librer¨ªa Alta?r. La obra juega con el personaje de Indy, del que Jordi es muy fan, para reflexionar sobre la profesi¨®n de arque¨®logo. Cargaba yo la Luger (y valga la expresi¨®n) para dar un golpe de efecto en el acto y ganarle la mano a Serrallonga que, tan fetichista como yo, siempre lleva consigo cosas sorprendentes, empezando por el sombrero fedora, que luce en sus viajes y excavaciones. La verdad es que la Luger impact¨®, y m¨¢s a¨²n porque la dej¨¦ apuntando hacia el p¨²blico, lo que garantiz¨® que nadie se durmiera; pero luego Jordi sac¨® un objeto que llevaba envuelto en una camiseta y que result¨® ser una reproducci¨®n (conf¨ªo) del famoso ¨ªdolo de oro chachapoyano de En busca del arca perdida¡
Y acabemos con otro di¨¢logo de Indiana Jones y el dial del destino que sintetiza todo lo que sentimos por esta ¨²ltima entrega y el tel¨®n que cae sobre la serie:
¡ª Sallah (el viejo camarada egipcio de Indy, encarnado de nuevo por John Rhys-Davies): Echo de menos el desierto, echo de menos el mar. Y echo de menos levantarme cada ma?ana pensando en qu¨¦ maravillosa aventura nos traer¨¢ el nuevo d¨ªa
¡ª Indiana Jones: Esos d¨ªas han¡ llegado y pasado.
¡ª Sallah: Puede. O puede que no.
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