Las soberan¨ªas que importan
Se ha hablado mucho de la independencia pol¨ªtica, pero muy poco de los dominios que importan: el energ¨¦tico, el h¨ªdrico y el alimentario
Cuarenta meses seguidos sin apenas lluvias nos han llevado a la sequ¨ªa m¨¢s severa desde que se tienen registros. No deber¨ªa cogernos por sorpresa. Hace tiempo que los cient¨ªficos avisan de que el patr¨®n clim¨¢tico est¨¢ cambiando. A?o tras a?o se baten r¨¦cords de temperatura, primero en verano y ahora tambi¨¦n en invierno: a 22 grados llegaron esta semana en la Vall de Ar¨¢n. Catalu?a ha vivido varios episodios de sequ¨ªa severa a lo largo del siglo XX, pero en las ¨²ltimas d¨¦cadas cada vez son m¨¢s frecuentes. La de 1985-86 fue el preludio de la que en 1988-90 dej¨® la reserva de agua del pantano de Sau en el 5,7%, y entre 1999 y 2003 se tuvieron que emitir hasta tres decretos de sequ¨ªa.
Por su duraci¨®n e intensidad, el antecedente m¨¢s parecido al actual es el episodio que se vivi¨® entre 2005 y 2008, cuando las reservas globales de agua bajaron al 20%. Ahora est¨¢n en el 15,8%. Entonces se tomaron algunas medidas que han permitido retrasar m¨¢s de un a?o las restricciones m¨¢s severas. Pero a la vista est¨¢ que no son suficientes. Si estamos donde estamos es por dos razones: no se han cumplido los compromisos adoptados y tampoco se han dimensionado bien las nuevas necesidades. Por ejemplo, entonces se proyect¨® ampliar la desalinizadora de Blanes para duplicar su capacidad de producci¨®n. No se ha hecho. Ahora vuelve a estar proyectada, pero no estar¨¢ operativa hasta 2030.
Esta falta de previsi¨®n hay que imputarla primero a los a?os de recortes presupuestarios, y despu¨¦s a los a?os de despiste del proc¨¦s, en el que las prioridades pol¨ªticas se alejaron de la realidad. De manera que en estos 15 a?os no solo se ha agravado el desfase entre las inversiones necesarias y las realizadas, sino que la realidad del pa¨ªs tambi¨¦n ha cambiado. Ahora el desfase es mucho mayor.
En primer lugar, el cambio clim¨¢tico se est¨¢ acelerando y eso comporta un patr¨®n h¨ªdrico de menos precipitaciones y m¨¢s concentradas, lo que se traduce en episodios alternos de sequ¨ªas e inundaciones. Llueve menos y llueve mal. Justo cuando tambi¨¦n han aumentado las necesidades h¨ªdricas. Para empezar, ha cambiado la poblaci¨®n: en 1970 Catalu?a ten¨ªa 5,1 millones de habitantes; en 1991, 6,1 millones y este a?o ha superado los 8 millones. Casi dos millones m¨¢s en dos d¨¦cadas. Tambi¨¦n se ha disparado el turismo, un sector econ¨®mico que consume mucha agua. En 2005 llegaron 12,1 millones de turistas extranjeros; en 2015, 17,6 y en 2019 se alcanz¨® el pico: 19,3 millones. Ahora estamos en 18 millones, con una estancia media de siete d¨ªas. Calculen.
Si. como vaticinan los mapas clim¨¢ticos, en 2050 Lleida tendr¨¢ el clima de Sevilla y Barcelona el de M¨¢laga, ?no deber¨ªan dimensionarse ya las inversiones al nuevo escenario clim¨¢tico? El problema es que los ciclos de la pol¨ªtica imponen un cortoplacismo que hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil proyectar y actuar para el largo plazo. Si el patr¨®n persiste habr¨¢ que buscar agua all¨ª donde est¨¦. Pero agua tenemos. Somos un pa¨ªs litoral. El problema es que desalinizar el agua del mar requiere mucha energ¨ªa y ah¨ª tambi¨¦n hemos perdido un tiempo precioso. Necesitaremos mucha m¨¢s energ¨ªa de origen renovable para garantizar el suministro de agua. Se ha hablado mucho de soberan¨ªa pol¨ªtica, pero muy poco de las soberan¨ªas concretas que importan: la energ¨¦tica, la h¨ªdrica o la alimentaria.
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