De la madre ¡®helic¨®ptero¡¯ a la ¡®madre bizum¡¯: por qu¨¦ se acelera la crianza en la era digital
Las tecnolog¨ªas facilitan algunas din¨¢micas familiares, pero tambi¨¦n esclavizan y someten a los padres. Surgen nuevas figuras como la ¡®madre vinted¡¯ y la ¡®madre ubicaci¨®n¡¯
¡°Nuestras madres, definitivamente, no criaban as¨ª. La crianza se ha complicado innecesariamente y las madres, especialmente, se autoexigen demasiado¡±. Lo dice Eva Millet, autora de Hiperpaternidad. Del cl¨¢sico, ¡°nena, ?te crees que el dinero lo fabrico yo?¡±, hemos pasado a: ¡°Mami, por favor, hazle un bizum a la madre de Mar¨ªa¡±. Y as¨ª, poco a poco, la madre helic¨®ptero de la etapa infantil, que cargaba con su mochila y le hac¨ªa el bocata de pam bimbo con ojos, nariz y boca de lacasitos, se transforma en la madre de transferencias de la ¨¦poca adolescente.
?Cu¨¢ntos bizums haces a la semana relacionados con tu prole? Lo peor de la gesti¨®n bancaria es lo siguiente: en primer lugar, guardas contactos que sabes que no volver¨¢s a usar jam¨¢s con nombres de lo m¨¢s est¨²pido. Un ejemplo: bizumjuevesmadrefiesta. En segunda lugar, te invade esa sensaci¨®n de mandar el dinero hacia ning¨²n lugar porque casi nunca hay respuesta, es decir, nadie te da las gracias porque tampoco te conoce. En tercer lugar, son siempre cantidades peque?as y, casi siempre, con decimales. Cuanto m¨¢s complicado, mejor. Eso s¨ª, por suerte nunca se superan los 10.000 euros que obliga ahora Hacienda a declarar. Lo mejor de toda esta gesti¨®n bancaria: durante unos minutos la adolescente, hija de la madre bizum, es s¨²peramable. Y hasta regala una sonrisa.
Antes de proseguir, es clave recordar que los padres helic¨®ptero son aquellos cuyo estilo de crianza se caracteriza por la sobreprotecci¨®n de sus hijos con el objetivo ¨²ltimo de evitarles cualquier tipo de malestar f¨ªsico, afectivo o psicol¨®gico. Son padres que est¨¢n pendientes de cada uno de los movimientos, de ah¨ª el nombre, para ofrecerles en todo momento aquello que necesite.
La nueva madre bizum, que desde luego conserva el esp¨ªritu de la progenitora helic¨®ptero, no est¨¢ sola, la acompa?a la madre vinted (comunidad online de intercambio de ropa de segunda mano). Marta lo cuenta con detalle: ¡°Mi hija tiene un vinted abierto para hacer fotos a la ropa, poner precio, hablar de los tejidos. Ella se fue a Mallorca y se olvid¨® de cerrar el p¡.Vinted. Pues resulta que nunca le compran y, de repente, le lleg¨® un pedido. Tuve que hacer el paquete, buscar una caja, imprimir el papel, una parte va dentro de la caja y el resto va fuera. Despu¨¦s tuve que buscar un lugar de distribuci¨®n. Muy distra¨ªda con el se?or Vinted¡±.
?Todo esto quiere decir que hacemos m¨¢s de lo que hac¨ªan nuestras madres? ¡°No lo creo. Simplemente, la forma de ver la vida, los problemas a los que nos enfrentamos y el modo en el que tenemos planteado nuestro d¨ªa a d¨ªa es diferente y, por tanto, la forma de actuar y de resolver las situaciones tambi¨¦n lo es¡±, argumenta Rosa Rasche, periodista y asesora de crianza respetuosa. ¡°Nuestras madres hac¨ªan lo que cre¨ªan que era lo mejor para nosotros, con la informaci¨®n y las herramientas que ten¨ªan. Igual que nosotras, hoy, lo hacemos lo mejor que podemos con lo que sabemos¡±.
Pero si lo de cuidar a un beb¨¦ era un reto, la adolescencia es pura aventura. ¡°Nunca se producen tantos cambios en las personas de una manera tan acelerada como en esa etapa. Ser¨ªa un momento de empezar a dar m¨¢s autonom¨ªa y relajarse un poquito, porque el adolescente ya es m¨¢s que capaz de hacer muchas cosas por s¨ª solo. Pero si las din¨¢micas familiares han sido de supervisi¨®n constante, de ansiedad, de progenitores ch¨®fer, helic¨®ptero, asistentes personales, managers, guardaespaldas, es decir, de hiperpaternidad, todo eso generar¨¢ m¨¢s trabajo porque ser¨¢ una lucha entre esa madre que no quiere dejar ir y ese adolescente que quiere libertad, pero no puede ejercerla¡±, explica Millet.
Las nuevas tecnolog¨ªas facilitan algunas din¨¢micas familiares, pero tambi¨¦n esclavizan y someten a los padres. Como ejemplo, otra figura emerge en los ¨²ltimos tiempos, la llamada madre ubicaci¨®n o madreubi. Cecilia relata su situaci¨®n: ¡°Mi reto?a de casi 13 es la m¨¢s proclive a hacer cosas prohibidas/peligrosas sin avisar, hubo unas semanas que cada vez que sal¨ªa de casa estaba muerta de miedo porque no sab¨ªa si intentar¨ªa comprar tinto de verano, montarse en el cesto de una bici el¨¦ctrica municipal con una amiga o irse en autob¨²s a explorar mundo. Pens¨¦ que el ¡®Compartir ubicaci¨®n¡¯ ser¨ªa la soluci¨®n, pero fue mucho peor. Me encontr¨¦ una tarde de mi¨¦rcoles, en medio del taller de escritura al que voy, mis dos horas de desconexi¨®n semanales, actualizando compulsivamente el mapa de mi m¨®vil porque mi adolescente me hab¨ªa dicho que iba a estar en la biblioteca del cole con una amiga y la ubicaci¨®n me sal¨ªa a cinco minutos, en medio de un edificio vallado de oficinas. Me imagin¨¦ escenarios como que hab¨ªan atravesado la valla con una BiciMad y estaban dentro haciendo botell¨®n. En realidad, no creo que haga nada que yo no hiciera en mi adolescencia (quiz¨¢s se ha adelantado un par de a?os, eso s¨ª), pero pienso que mi madre, en su absoluta ignorancia de mi paradero, era mucho m¨¢s feliz y ten¨ªa mucha m¨¢s paz mental que yo ahora. Eso sin contar con que si miro la ubicaci¨®n, parezco una obsesa del control o que violo su intimidad, pero si no lo hago, me siento como si fuera una madre despreocupada, y si le pasa algo, no me lo perdonar¨ªa¡±.
La conclusi¨®n la extrae Rasche: ¡°La sobreexigencia en la crianza sigue existiendo porque no sabemos c¨®mo gestionar la culpa, porque continuamos penalizando el error y porque todo va tan deprisa que es m¨¢s f¨¢cil hacerlo yo que ense?arle a hacerlo¡±. Verdades como pu?os: todo va muy deprisa.
PD. Se habla de madres, pero es intercambiable a padres.
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