Pasar consulta en la c¨¢rcel: ¡°Si no damos la prescripci¨®n o la baja que piden los internos, nos insultan o amenazan¡±
Los sanitarios de los centros penitenciarios de Catalu?a reclaman revisar los protocolos de emergencia para garantizar la seguridad en las visitas


Hace menos de un a?o un grupo de cuatro reclusos entr¨® en el despacho donde Cristina pasa consulta como enfermera en el Centro Penitenciario de J¨®venes, en Quatre Camins (La Roca del Vall¨¨s, Barcelona). Le ped¨ªan vendajes. ¡°Les dije que no pod¨ªa d¨¢rselos si no era por cuestiones sanitarias, y no era el caso¡±, explica. Los chicos insistieron. Le impidieron salir de la habitaci¨®n y le avisaron de que habr¨ªa jaleo si no ced¨ªa. ¡°Fue una situaci¨®n muy desagradable. Me coaccionaron e intimidaron¡±, denuncia Cristina. Tras unos momentos de incertidumbre, consigui¨® pasar y abandonar la sala. Ning¨²n funcionario la pudo asistir. Hizo un parte para registrar lo sucedido pero, explica, los responsables de la prisi¨®n no actuaron contra los alborotadores. ¡°La direcci¨®n del centro consider¨® que no hab¨ªa motivos para hacerlo. Los sanitarios nos sentimos muy expuestos en un contexto de riesgo permanente¡±.
El asesinato de una cocinera de la c¨¢rcel Mas d¡¯Enric (Tarragona), acuchillada por un recluso, ha puesto a los diferentes colectivos penitenciarios en guardia. Maestros, educadores, funcionarios, sanitarios. Todos. Y tras las protestas, que han derivado en la dimisi¨®n del director del centro tarraconense, aparece el revisionismo. ¡°Existe una situaci¨®n de precariedad permanente y la violencia ha aumentado¡±, remarca Cristina. Seg¨²n datos del Departamento de Justicia, las agresiones al personal penitenciario se han casi triplicado (577 en 2023 frente a las 202 de 2017) en seis a?os. En el caso espec¨ªfico de los sanitarios se registraron 13 el a?o pasado. ¡°No es una cuesti¨®n solo de agresiones, sino tambi¨¦n de las amenazas y los insultos que sufrimos mientras trabajamos sin apenas protecci¨®n¡±, argumenta Bego?a, enfermera de la prisi¨®n de Ponent (Lleida). ¡°Y esto no se contabiliza¡±.
El servicio m¨¦dico est¨¢ activo de forma continuada en las prisiones catalanas todos los d¨ªas del a?o. Cada m¨®dulo, mayoritariamente, tiene su propia consulta y los sanitarios rotan durante el d¨ªa para atender a los reclusos. El problema, coinciden Cristina y Bego?a, es que las condiciones en las que tratan a pacientes excepcionales ¡°no son las m¨¢s adecuadas¡± por aquello de lo que puede llegar a pasar. ¡°La gente se piensa que tenemos a una persona vigilando la consulta con nosotros, pero no es as¨ª¡±, comparte la enfermera de la prisi¨®n leridana. Las consultas se realizan a solas para garantizar la privacidad de los pacientes con las herramientas sanitarias habituales: Bistur¨ªs, tijeras, jeringuillas, pinzas, lo normal en cualquier ambulatorio. ¡°Estamos a solas con ellos, a veces muy cerca cuando les curamos o les pinchamos, utilizando un material muy complejo. Y si pasa algo estamos muy expuestas¡±, subraya Bego?a.
Cada consulta tiene un pulsador de alarma que debe utilizarse si existe riesgo. Pero no parece suficiente. ¡°El problema es que entre el aviso y la llegada de un funcionario pasa demasiado tiempo¡±, lamenta Cristina. ¡°Entre que un funcionario est¨¢ en el patio, otra realiza cualquier otra tarea, y que el tercero no puede abandonar el b¨²nker [un espacio blindado en el interior de cada m¨®dulo desde donde se realizan avisos y se monitoriza la seguridad], acaban llegando tras unos minutos porque no pueden antes. Este circuito de protecci¨®n deber¨ªa revisarse¡±. Fuentes de Justicia defienden que la asistencia es ¡°inminente¡± en caso de aviso y que no existe un tiempo establecido para personarse. ¡°Si hay un aviso se convierte en una cuesti¨®n prioritaria¡±, insisten las mismas fuentes, que a?aden que hay funcionarios cerca para intervenir. ¡°Los protocolos se revisan peri¨®dicamente, y ahora m¨¢s por razones obvias¡±, completan desde la consejer¨ªa.
Uno de los problemas m¨¢s habituales es la gesti¨®n de la medicaci¨®n y las bajas. Determinados f¨¢rmacos se convierten en parte fundamental de la vida de los pacientes. Y cuando los m¨¦dicos dejan de prescribirlos, empiezan los problemas. ¡°Nos insultan o amenazan si no les damos lo que quieren¡±, a?ade Cristina, ¡°y a veces nos lanzan botellas o frascos con orina o fluidos. Es muy desagradable¡±. Con las bajas ocurre algo similar pero por causas diferentes. ¡°A veces existen conflictos entre presos y no quieren ir al patio por miedo. Puede que alguien les haya amenazado, que est¨¦n en problemas, y piden la baja para poder quedarse en la celda descansando y protegidos¡±.
Es habitual observar colas a las puertas de las consultas. El personal sanitario llama a los pacientes en orden, aunque no siempre es f¨¢cil. ¡°A veces entran dos o tres de golpe y no se van¡±, explica Bego?a. Para mantener los turnos y ayudar, alg¨²n preso realiza tareas de secretario, del mismo modo que los maestros cuentan con un delegado de clase. ¡°La mayor¨ªa saben que prestamos un servicio necesario para ellos y nos ayudan, pero siempre sabes que pueden crearse situaciones dif¨ªciles¡±, coinciden las dos enfermeras.
Los funcionarios, tambi¨¦n buena parte de los sanitarios, coinciden en que el sistema penitenciario ha derivado en lo que muchos llaman ¡°buenismo¡±: ampliar los l¨ªmites de la tolerancia por delante de la rigidez. Y que ello ha llevado a una situaci¨®n cada vez menos sostenible para los profesionales. ¡°Quiz¨¢s se ha ido flexibilizando el r¨¦gimen disciplinario en algunos casos¡±, analiza Bego?a. ¡°Al final, si te pones a pensar, te das cuenta de que lo que le pas¨® a N¨²ria [la v¨ªctima de Mas d¡¯Enric] le podr¨ªa haber pasado a cualquiera¡±.
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