Negociaci¨®n contra reloj entre el PSC y ERC para resolver la investidura en Catalu?a
Socialistas y republicanos, pendientes de Hacienda para cerrar un acuerdo que la c¨²pula de ERC tendr¨ªa que consultar despu¨¦s a sus bases y el PSOE blindar frente a las cr¨ªticas internas
Catalu?a abre este lunes una semana de alt¨ªsimo voltaje pol¨ªtico en la que se decidir¨¢ si se deshace o no el nudo gordiano de la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat. La direcci¨®n de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) fij¨® el 31 de julio como l¨ªmite para cerrar un preacuerdo con los socialistas, y exige como requisito indispensable el compromiso de que habr¨¢ un robusto avance en la ¡°soberan¨ªa fiscal¡±, lo que se traducir¨ªa en que la Generalitat pase a recaudar impuestos estatales. En principio, sobre la mesa estar¨ªa el principal: el IRPF. El pacto ¡ªo el desacuerdo¡ª ser¨¢ evaluado por la direcci¨®n de ERC y a continuaci¨®n sometido a la aprobaci¨®n de las bases, cuya decisi¨®n, vinculante, es una inc¨®gnita. Pero antes de eso debe llegar a¨²n el visto bueno del Ministerio de Hacienda, que analiza la letra peque?a.
El escenario ideal de los republicanos pasaba por que este lunes hubiera ya un texto que elevar a la Ejecutiva y que esta convocara la consulta a la militancia, pero fuentes del partido apuntaban a ¨²ltima hora del domingo que tal vez haya que alargar la negociaci¨®n unos d¨ªas.
Con un partido quebrado y sumido en una lucha cainita, los 8.700 afiliados de ERC tomar¨¢n esa decisi¨®n mientras se activa la cuenta atr¨¢s para el regreso a Catalu?a de Carles Puigdemont y su probable ingreso en prisi¨®n, que podr¨ªa coincidir con el debate de investidura. El desenlace tendr¨¢ unas consecuencias imprevisibles para el Gobierno de Pedro S¨¢nchez. El PSOE tambi¨¦n ha de tranquilizar a sus barones territoriales, recelosos de cualquier acuerdo que suponga un privilegio para Catalu?a respecto al resto de comunidades, y capear, al mismo tiempo, los ataques del PP.
Socialistas y republicanos han intensificado en las ¨²ltimas horas la negociaci¨®n para intentar cerrar la letra peque?a y finiquitar un pacto que, en su vertiente m¨¢s pol¨ªtica, lleva ya d¨ªas cerrado. La formaci¨®n independentista no para de insistir, desde finales de la semana pasada, en que en ese detalle a¨²n pendiente se ha de incluir c¨®mo se blindar¨¢n las reformas en la gesti¨®n tributaria para que sean sostenibles en el tiempo y no dependan del vaiv¨¦n partidista. Voces conocedoras de las conversaciones se?alan que el Ministerio de Hacienda, liderado por la vicepresidenta Mar¨ªa Jes¨²s Montero, ha de pronunciarse a¨²n sobre gran parte del ¨²ltimo gran fleco, pues el entramado legal que permitir¨ªa la cesi¨®n de tributos y otras reformas indispensables necesita su benepl¨¢cito.
En un clima de gran hermetismo y en una negociaci¨®n que ha pasado por altibajos, lo ¨²nico que parece claro es que las dos partes s¨ª han logrado dar con una f¨®rmula intermedia entre el maximalismo del concierto econ¨®mico a la vasca que defiende ERC y la v¨ªa puramente estatutaria del Consorcio Tributario propuesta por el PSC. La idea general, a falta de su concreci¨®n y detalle t¨¦cnico-jur¨ªdico, implicar¨ªa que la Generalitat pueda encargarse de la recaudaci¨®n, liquidaci¨®n e inspecci¨®n del IRPF o de otros impuestos estatales, con una Agencia Tributaria de Catalu?a que sumar¨ªa ese tributo a la recaudaci¨®n de otros tributos cedidos (como patrimonio) y propios, y que necesitar¨ªa por tanto alg¨²n tipo de refuerzo material. La recaudaci¨®n total de ese impuesto supondr¨ªa para las arcas de la Generalitat unos 13.000 millones de euros, seg¨²n estas fuentes.
El plan es tremendamente complejo y lleno de aristas. Los republicanos rechazan el Consorcio y, aunque la figura que se est¨¢ terminando de perfilar no les dar¨¢ ¡°la llave de la caja¡± como exig¨ªan, s¨ª puede ser considerada como un gran avance en la autonom¨ªa fiscal de Catalu?a. En ERC prefieren usar el concepto ¡°soberan¨ªa fiscal¡± y voces de la direcci¨®n reconocen que lo contenido en el acuerdo ¡ªsi llegan finalmente las garant¨ªas para que no pueda cambiarlo m¨¢s adelante un Gobierno central de otro signo¡ª permitir¨ªa sostener ante las bases que se avanza en esa direcci¨®n.
Ese relato no choca con el del Gobierno central. En el pasado se han cedido, bien sea en virtud de los Estatutos de Autonom¨ªa o por leyes org¨¢nicas, impuestos a diferentes comunidades aut¨®nomas. El calado de que sea el IRPF el impuesto en liza es considerable, pero la idea es actuar bajo la seguridad jur¨ªdica. Los presidentes de las comunidades del PP ya han puesto el grito en el cielo y ayer la vicesecretaria de Organizaci¨®n del PP, Carmen F¨²nez, calific¨® ese posible pacto de ¡°independencia fiscal¡±. En todo caso, el Gobierno ha dicho, por boca de su vicepresidenta, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, que bajo ning¨²n concepto conceder¨¢ a Catalu?a un concierto econ¨®mico como el del Pa¨ªs Vasco.
ERC sabe que part¨ªa de m¨¢ximos y que no pod¨ªa alcanzar a las primeras de cambio ese techo y tampoco asumir el ¡°suelo¡± del que part¨ªa el PSC con una propuesta estatutaria. Quedaba margen en esa autopista y Rovira est¨¢ dispuesta a defenderlo siempre que haya agua en la piscina.
La negociaci¨®n ha sido como una larga carrera de obst¨¢culos. Con una militancia de ERC dolorida con la direcci¨®n por el esc¨¢ndalo de la difusi¨®n de los carteles que asociaban con el alzheimer a los Maragall, la ejecutiva conf¨ªa en que las bases hagan no obstante un ejercicio de madurez y no usen la consulta para emitir un voto de castigo, sino que piensen realmente si el independentismo podr¨ªa mejorar sus resultados si, al frustrarse la investidura de Illa, se repiten elecciones. Con todo, ERC desliza que el mundo no se acaba si no hay pacto, y que el PSC podr¨ªa tejer otras alianzas tanto con Junts como con la derecha. Illa lo niega.
El rompecabezas ya era complicado cuando la portavoz de ERC, Raquel Sans, revel¨® el viernes sus dudas sobre cu¨¢l ser¨¢ finalmente la posici¨®n de la militancia, por la desconfianza que percibe hacia los socialistas, en dos vertientes. Por un lado, los republicanos consideran que pueden firmar acuerdos con el PSOE pero que luego cuesta un mundo que se cumplan. El PSOE y el Gobierno han activado ahora, por ejemplo, todos los acuerdos firmados en noviembre con ERC para la investidura de Pedro S¨¢nchez que segu¨ªan en el aire. En ese contexto se sit¨²an la visita al Palau del presidente y los pactos de esta ¨²ltima semana entre los dos gobiernos, empezando por la condonaci¨®n de los 15.000 millones de euros del FLA, el traspaso del Ingreso M¨ªnimo Vital o el anuncio de que el traspaso del servicio ferroviario de Rodalies empezar¨¢ en enero. Y el segundo motivo de desconfianza es ¡°el papel¡±, dice ERC, que jug¨® Illa durante la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n que intervino la autonom¨ªa catalana tras la declaraci¨®n de independencia de 2017. Son recurrentes las acusaciones por su participaci¨®n en la segunda gran manifestaci¨®n contra la independencia, donde tambi¨¦n estuvo Vox. El PSC se defiende alegando que sus 20 diputados votaron a favor de la ley de amnist¨ªa.
El escenario es muy enrevesado, pero puede complicarse infinitamente m¨¢s si Puigdemont regresa a Catalu?a y el juez ordena su ingreso en prisi¨®n. El expresident reiter¨® este s¨¢bado en un mitin en Am¨¦lie Les Bains (Francia) que volver¨¢ para acudir a la sesi¨®n de investidura. La duda es si podr¨¢ llegar al Parlament. La situaci¨®n es como una partida de ajedrez y las fechas cuentan: si hay acuerdo, en principio la investidura se celebrar¨ªa la semana del 5 al 9 de agosto y su partido (Junts) y el soberanismo se est¨¢ organizando para la movilizaci¨®n. Josep Rull, presidente del Parlament, pidi¨® al secretario general de la C¨¢mara revisar el protocolo de seguridad para evitar la detenci¨®n del expresident.
El gran interrogante es cu¨¢l ser¨ªa el impacto de ese eventual encarcelamiento de Puigdemont y si los diputados de ERC votar¨ªan en esa tesitura una investidura de Illa. Y la segunda gran duda, si Illa es president, es hasta qu¨¦ punto Junts contribuir¨¢ a desestabilizar al Gobierno.
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