Catalu?a supera la pantalla del concierto econ¨®mico: ¡°Se ha roto un tab¨²¡±
La asunci¨®n de un sistema de financiaci¨®n espec¨ªfico para Catalu?a rompe con dos d¨¦cadas de reivindicaciones nacionalistas y negativas de los dos grandes partidos nacionales
¡°Preveo que las bases de Esquerra voten que no, pero pese a su oposici¨®n se habr¨¢ roto un tab¨². Si Espa?a quiere ser auton¨®mica, debe haber autonom¨ªa financiera, y ese es el cambio mental que supone el acuerdo entre el PSC y ERC¡±. Miquel Puig err¨® el jueves en su pron¨®stico ante la votaci¨®n que ten¨ªa que afrontar al d¨ªa siguiente la militancia de ERC para validar la propuesta que previsiblemente dar¨¢ la presidencia de la Generalitat al socialista Salvador Illa. Pero, pese a su pesimismo sobre el resultado de la consulta a las bases republicanas, este economista que desde su alto cargo en el Govern de la Generalitat ha trabajado en la elaboraci¨®n de la propuesta de ¡°concierto econ¨®mico solidario¡± ¡ªcomo la tildaron en ERC¡ª estaba casi euf¨®rico. Porque esa idea de financiaci¨®n singular, un concierto vasco a la catalana, es totalmente reconocible en el documento dado a conocer el pasado lunes. Es decir, el PSOE ha acabado aceptando, abriendo una nueva pantalla pol¨ªtica a la que hasta hace nada se le negaba la mayor.
A falta de un despliegue que se presupone largo, farragoso y repleto de obst¨¢culos, el paso dado por los socialistas supone el reconocimiento de que la Generalitat pueda recaudar y controlar todos los impuestos que se pagan en Catalu?a. Luego el Gobierno catal¨¢n pagar¨¢ al Estado por servicios comunes o prestados directamente en Catalu?a, adem¨¢s de una cuota destinada al reparto entre las comunidades aut¨®nomas con menos renta per c¨¢pita. El acuerdo supone el di¨¢logo directo Gobierno-Generalitat en materia fiscal que ha ansiado el nacionalismo catal¨¢n desde hace a?os y la salida de Catalu?a del r¨¦gimen com¨²n de financiaci¨®n, excepci¨®n solo dispensada ahora a Pa¨ªs Vasco y Navarra. La Agencia Tributaria de Catalu?a se convertir¨¢ en un t¨®tem auton¨®mico que, para empezar, se encargar¨¢ del impuesto de la renta, el que mayor recaudaci¨®n ofrece a la caja del Estado.
En 2005, los partidos nacionalistas intentaron introducir esa f¨®rmula en el Estatut y gener¨® gran controversia en el resto de Espa?a. Siete a?os despu¨¦s, Artur Mas le plante¨® a Mariano Rajoy una f¨®rmula similar y se dio de bruces con su negativa, lo que sirvi¨® de pr¨®logo del proc¨¦s. Desde entonces, no pocos pol¨ªticos y analistas han considerado que la mejora de la financiaci¨®n era la mejor v¨ªa para acallar las reivindicaciones soberanistas, pese a la oposici¨®n que genera tambi¨¦n entre algunos constitucionalistas, fiscalistas y t¨¦cnicos de la Administraci¨®n. Ni el PSOE ni el PP han querido asumir esa demanda, que como ha quedado de manifiesto en las ¨²ltimas semanas ¡ªcuando desde el Gobierno se limitaba a hablar de adaptar la financiaci¨®n a las ¡°singularidades¡± de Catalu?a¡ª es suscita profundas reservas e incluso abierto rechazo entre sus barones territoriales.
No es nada muy nuevo. Cuando en 1996 el PP y CiU acordaron los mimbres del actual modelo de financiaci¨®n, el PSOE acus¨® a ambas formaciones de poner en riesgo la paz territorial. Sucedi¨® lo mismo, pero con posiciones inversas, cuando los socialistas mejoraron todav¨ªa m¨¢s ese modelo a instancias del Tripartito catal¨¢n. Y en los ¨²ltimos dos a?os el ruido pol¨ªtico ha vuelto a envolver las decisiones sobre indultos, la derogaci¨®n del delito de sedici¨®n y la amnist¨ªa. ¡°La bronca genera atenci¨®n y vivimos en la econom¨ªa de la atenci¨®n, as¨ª que la tienes que decir muy gorda, porque si no no existes¡±, apunta Oriol Bartomeus, investigador del Instituto de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.
Desde su perspectiva, el acuerdo PSC-ERC ¡°es un paso m¨¢s en la definici¨®n de una estructura federal de Espa?a y, como siempre, con Catalu?a abriendo camino y recibiendo golpes¡±. Para Bartomeus, el problema est¨¢ en que el paso adelante no figure dentro de una ¡°idea general¡± sobre el pa¨ªs y que no se haya explicado. ¡°Si se sabe explicar de manera convincente, la gente entiende las cosas, pero falta coraje para hacerlo¡±, dice.
¡°Es la direcci¨®n que ha tomado el PSOE de Pedro S¨¢nchez desde 2014, que ha hablado de federalismo asim¨¦trico y plurinacional, no s¨¦ por qu¨¦ sorprende tanto¡±, afirma Ant¨®n Losada, profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidade de Santiago de Compostela, quien no considera solo que se trate de una cesi¨®n por necesidad. Su visi¨®n es clara sobre el asunto: Espa?a no se puede gobernar hoy en d¨ªa sin los nacionalismos y ¡°ning¨²n partido nacionalista puede renunciar a un avance en el autogobierno¡±. Y advierte que tal y como est¨¢ configurado hoy el tablero pol¨ªtico espa?ol, al PP no le quedar¨¢ otra opci¨®n que seguir la misma senda abierta por el PSOE si se acaban logrando todas las modificaciones legales necesarias. Por ello, Javier Lorenzo, profesor de la Universidad Carlos III, tambi¨¦n duda de que, una vez aprobado el nuevo modelo para Catalu?a y la modificaci¨®n del sistema de financiaci¨®n de r¨¦gimen com¨²n, el PP la vaya a revertir. ¡°La puede revisar, pero para dejarla muy parecida¡±, defiende. Y concluye: ¡°Se ha abierto el mel¨®n que un d¨ªa u otro se iba a abrir, y ahora la cuesti¨®n es encontrar el rol que el Estado deber¨¢ jugar en ese modelo federal¡±.
El papel del PP y de Feij¨®o
Una de las grandes paradojas espa?olas es que desde la Transici¨®n los grandes partidos se han enfocado en la batalla pol¨ªtica y han sido incapaces de llegar a grandes consensos sobre buena parte de los temas b¨¢sicos, que es justamente la te¨®rica virtud del bipartidismo. Los grandes cambios, coinciden diversos de los expertos consultados, han llegado de la mano de las minor¨ªas y de la necesidad puntual de lograr mayor¨ªas. ¡°Una vez abierto el mel¨®n, todo el mundo asume que no hay marcha atr¨¢s. Y Alberto N¨²?ez Feij¨®o ha de decir si rechaza entrar a discutir el modelo o si quiere influir en el dise?o de un nuevo modelo que tendr¨¢ m¨¢s dinero y puede interesar a las comunidades en las que gobierna. La derecha est¨¢ en una situaci¨®n muy complicada¡±, sostiene Juan Rodr¨ªguez Teruel, profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia.
Andreu Mas-Colell, que vivi¨® desde la primera l¨ªnea como consejero de Econom¨ªa de Mas el rechazo de Rajoy de 2012, coincide con Miquel Puig en el fin de ese tab¨². ¡°Es el fin de un sistema centralizado para entrar en la v¨ªa federalizante¡±, dice Mas-Colell, renuente a utilizar la palabra concierto ¡ª¡°no nos conviene asociarnos a ese t¨¦rmino, porque en Espa?a se entiende como que no incluye solidaridad¡±, dice¡ª, pero que llama a aprovechar el nuevo paso. ¡°Se abre una puerta que ha costado mucho abrir y ahora se ha de empujar hasta el fondo¡±. El camino ser¨¢ largo, pero el escenario, en su opini¨®n, es ahora muy distinto. ¡°Los tab¨²s son tab¨²s hasta que dejan de serlo, como que la Generalitat tuviera su propia polic¨ªa o la amnist¨ªa [a las personas juzgadas su participaci¨®n en el proceso independentista]. Parece que el mundo se derrumbe, y no¡±.
Coincide Rodr¨ªguez Teruel: ¡°La pol¨ªtica espa?ola, pese a su polarizaci¨®n, tiene la virtud de superar pantallas que estaban encalladas¡±. Y pone como ejemplo la amnist¨ªa. ¡°Estamos digiriendo las consecuencias de la amnist¨ªa y ya casi nadie habla de ella. Y ahora pasa lo mismo con la financiaci¨®n, con un cambio: y es el posicionamiento de los l¨ªderes territoriales ante la futura negociaci¨®n del sistema que se va a producir. Porque el resultado no va a ser el punto de partida, va a haber un debate que va a llevar a un nuevo modelo y no simplemente una evoluci¨®n incremental. Esa puede ser la principal contribuci¨®n positiva de esta idea de concierto¡±.
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