El ma?tre ?ngel Fern¨¢ndez se despide de Il Giardinetto a todo color
Con un traje rosa, el jefe de sala, que se jubila tras 40 a?os, sorprendi¨® a los clientes m¨¢s fieles que no quisieron perderse su despedida
Despu¨¦s de 40 a?os dirigiendo la sala del restaurante de la gauche divine, siempre con impecable traje oscuro y corbata bien anudada, ?ngel Fern¨¢ndez Chinchilla ha querido demostrar a los clientes habituales de Il Giardinetto que ¨¦l tambi¨¦n puede ponerle color a este ic¨®nico lugar de Barcelona. Con un traje rosa y corbata a juego, atendi¨® ayer el ¨²ltimo turno de noche y se despedir¨¢ para siempre este mediod¨ªa con su ¨²ltimo servicio, sorprendiendo a todos los que ha servido con amabilidad y profesionalidad durante tantos a?os. Este profesional de la vieja escuela, que empez¨® a trabajar a los 12 a?os, se jubila con muchas dudas sobre si sabr¨¢ vivir como no lo ha hecho nunca.
No quiere decir cu¨¢ntas horas ha pasado en esta sala que emula un jard¨ªn, des de la moqueta verde hasta los ¨¢rboles pintados que se suben por las paredes, pero asegura que no le importan porque para ¨¦l ha sido su casa. Cuando le pregunto si ha sido feliz, sorprendentemente llama a su jefe, Poldo Pom¨¦s, y le rebota la pregunta. Despu¨¦s de bromear, el due?o de Il Giardinetto dice lo mismo: ¡°Hay qui¨¦n siente los colores del Bar?a y ¨¦l siente los colores de Il Giardinetto. Esta es su casa¡±, afirma.
Para contrarrestar la paleta verde que domina todo el espacio, ?ngel muestra, orgulloso de su atrevimiento, el traje de color rosa claro con el que se despide. Lo compr¨® para la boda de su hijo, ¡°para que se notara que era el padre del novio¡±, dice recordando ese momento de alegr¨ªa. Y lo ha elegido para despedirse del lugar donde lo ha dado todo, ¡°entreg¨¢ndose por completo a su trabajo, honrando a la profesi¨®n, de la vieja escuela en el buen sentido¡±, agrega Pom¨¦s.
Pocas horas antes de los ¨²ltimos servicios, reconoce que est¨¢ hecho un flan, sobre todo porque no sabe como le sentar¨¢ la jubilaci¨®n. ¡°Piensa que en los periodos de vacaciones, a las dos semanas ya ten¨ªa ganas de volver a trabajar¡±, recuerda. ¡°Va a ser un cambio radical, no s¨¦ c¨®mo va a salir¡±, repite encogi¨¦ndose un poco de hombros. De una profesi¨®n tan intensa nadie sabe c¨®mo se sale.
A pesar de que ¨¦l ha formado a su equipo con sus mismos principios y m¨¦todos de trabajo, asegura que ya no quedan profesionales de la hosteler¨ªa. ¡°Como mucho habr¨¢ en Barcelona 40 restaurantes con profesionales de verdad, los dem¨¢s van a ganarse un sueldo para vivir¡±, afirma con cierta pesadumbre, nost¨¢lgico de una manera de tomarse el oficio que desapareci¨® con los ¨²ltimos camareros que cortaban naranjas, limpiaban pescados y terminaban un steak tartar delante del comensal. ¡°Ya no queda nada de eso, ahora somos transportistas de platos¡±, se lamenta.
Si algo est¨¢ ?ngel es asombrado por todo el cari?o que est¨¢ recibiendo estos d¨ªas, sobre todo de los clientes m¨¢s fieles. ¡°No paran de llamarme y de venir a despedirse¡±. Hasta le llevan regalos. ¡°Nunca hubiera esperado tanto agradecimiento. Que una persona como yo, con pocos estudios, llegase a recibir tanto aprecio¡±, dice mientras recuerda que le ofrecieron trabajo en otros sitios, pero nunca quiso dejar Il Giardinetto, donde siempre le han tratado de f¨¢bula. ¡°No he querido ganar m¨¢s dinero, sino trabajar con este trato, aqu¨ª todos somos personas¡±, a?ade orgulloso de esta casa.
Y a pesar de romper ciertas reglas del buen servicio llevando un traje algo cant¨®n, hasta el ¨²ltimo d¨ªa va a seguir con su valiosa discreci¨®n. ¡°He intentado ser un ma?tre discreto, no me gusta que me lean el libro de reservas y nunca digo qui¨¦n ha venido¡±, manifiesta convencido de que su papel tambi¨¦n es el de la reserva y la prudencia. Por eso ha rechazado alg¨²n libro que le han propuesto. Lo que pasa en Il Giardinetto se queda en este bello jard¨ªn que hace cincuenta a?os plant¨® el fot¨®grafo Leopoldo Pom¨¦s, junto a los arquitectos Alfonso Mil¨¢ y Federico Correa.
Desde su apertura en 1974, este ha sido el h¨¢bitat natural de muchos escritores, editores, arquitectos, dise?adores y artistas en general. ?ngel ha o¨ªdo multitud de conversaciones mientras preparaba sus Dry Martini y ha escuchado un sinf¨ªn de confesiones tras esta barra, que tiene un aire a la de Nighthawks de Hopper. Pero nada saldr¨¢ de su propia voz. Y menos ahora que Il Giardinetto pasar¨¢ a formar parte de su recuerdo. En su memoria, una vida dedicada a los clientes, que no siempre tienen la raz¨®n, pero a los que hay que conocer bien y tratar con sumo cuidado.
¡°Espero que no se note mi marcha y estoy seguro de que no pasar¨¢¡±, dice con confianza hacia su equipo. Lis Medina, que lleva 19 a?os en la casa, va a ser a partir del pr¨®ximo martes la nueva jefa de sala. Ya tiene listo su nuevo traje y, con una gran sonrisa, lo muestra en una fotograf¨ªa. Le viene como anillo al dedo. Con un buen maestro, no hay duda de que Il Giardinetto seguir¨¢ en buenas manos.
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