¡°Si yo le contara¡±: 50 a?os de Il Giardinetto, el m¨ªtico restaurante barcelon¨¦s que ha visto de todo
Fundado por el arquitecto Alfonso Mil¨¢ y el fot¨®grafo Leopoldo Pom¨¦s, el local es un referente en el interiorismo y, sobre todo, un superviviente
Fue en plena euforia de la noche de fin de a?o de 1969. La estaban pasando en Londres el arquitecto Alfonso Mil¨¢ , el fot¨®grafo y publicista Leopoldo Pom¨¦s y sus respectivas esposas, Cecilia Santo y Karin Leiz. Mil¨¢, a quien le encantaban las tortillas, dijo: ¡°?Y si montamos un restaurante donde solo se hagan tortillas?¡±. Convencidos de que tras los brindis nadie se acordar¨ªa, los tres respondieron que era una gran idea, pero al d¨ªa siguiente, con la confianza que otorga la serenidad, volvi¨® a salir el tema. As¨ª se fragu¨® la tortiller¨ªa Flash Flash, que desde que abri¨® en 1970 revolucion¨® el panorama gastron¨®mico de Barcelona y cuya modernidad sigue vigente (y, por suerte, intacta).
Quiso la providencia que dos a?os despu¨¦s se pusiera en venta el local de enfrente y, empujado por el ¨¦xito del Flash, Pom¨¦s decidiera invertir en otro negocio cuyo dise?o recaer¨ªa una vez m¨¢s en manos del estudio que Mil¨¢ ten¨ªa con Federico Correa. En el impasse que fue desde que se certific¨® la compra del local hasta que se concedieron los permisos sucedieron varias cosas: una es que Leopoldo Pom¨¦s acudi¨® invitado a una cena en casa de Ricardo Bofill y prob¨® los fettuccini al doppio burro hechos por su mamma, Mar¨ªa Lev¨ª, ante los que Pom¨¦s cay¨® de rodillas hasta el punto de entender que el camino que emprender¨ªa deb¨ªa seguir la estela de la pasta fresca hecha a mano (algo ins¨®lito en la ¨¦poca). Otra es que Correa proyect¨® una idea de fachada con preeminencia de color blanco y una gran l¨ªnea roja y, dado que una semana antes hab¨ªa abierto en la vecina calle Tuset un local con los mismos colores, tuvieron que descartarlo.
Federico Correa pasaba los veranos en Comillas pero, como detestaba las prisas, hac¨ªa el trayecto por Francia y se tomaba dos d¨ªas. La tarde en que parti¨® de viaje hizo un alto para tomar un caf¨¦ en un pueblo franc¨¦s repleto de casta?os bajo los que se jugaba a la petanca. La sinfon¨ªa de luces y sombras provocada por la incidencia del sol le inspir¨® de tal manera que pag¨® el caf¨¦ y se dirigi¨® al hotel de Biarritz donde hab¨ªa dejado las cosas, cogi¨® papel y l¨¢piz y, en media hora, traz¨® un proyecto que ya solo pod¨ªa tener un nombre: el jardincito. Pero, como en italiano todo suena mejor, se llam¨® Il Giardinetto.
Hoy, en el restaurante permanecen enmarcados los esbozos y las perspectivas de Correa, que dan fe de la gestaci¨®n de un trabajo pensado durante dos a?os y gestado en 30 minutos que iba a convertirse en un faro, un interior ¨²nico en dos alturas, de los que dotan de identidad a una ciudad y al mismo tiempo la dignifican. Todo aquel que se adentra por primera vez en este vergel de pilares arbolados y suelo de moqueta verde como c¨¦sped que trepa por las escaleras no tarda en sentirse en casa y sabe que volver¨¢.
En mayo de 1974, la revista Arquitecturas Bis dedic¨® a Il Giardinetto un art¨ªculo con im¨¢genes de Francesc Catal¨¤ Roca y texto de Rafael Moneo en el que se reflexionaba sobre la capacidad de representaci¨®n de la arquitectura y en el que se lee: ¡°Cuando o¨ª hablar por primera vez de Il Giardinetto cre¨ª entender cu¨¢l era la entidad de lo que se proyectaba: rehice la imagen y recompuse mentalmente aquello que pensaba ser¨ªa el local, lleno por la fronda de los ¨¢rboles que se apoderaban por completo de un espacio... dominado por la liviana hiedra, haci¨¦ndonos pensar que la inteligencia no siempre excluye la frescura¡±.
Leopoldo Pom¨¦s, fiel a su visi¨®n epic¨²rea de la vida, celebr¨® en 2011 una memorable fiesta por su 80 cumplea?os en el que fue su local fetiche y su debilidad, jard¨ªn que mantuvo con actitud rom¨¢ntica. Falleci¨® en 2019, pero a¨²n se le recuerda comiendo en la mesa central de abajo, disfrutando como un ni?o con su plato de pasta junto a Karin, alg¨²n invitado y alguno de sus hijos, que hoy siguen al frente: Juliet, Iv¨¢n y Poldo. Cuenta este ¨²ltimo c¨®mo, pocas horas despu¨¦s del atentado contra Carrero Blanco en Madrid, se inauguraba el Giardinetto en la calle Granada del Pened¨¦s de Barcelona. Era el 20 de diciembre de 1973. ¡°Hubo dudas de si se abr¨ªa esa noche o no, pero al final se abri¨®. Y, al parecer, se bebi¨® bastante cava¡±.
Correa y Mil¨¢ dise?aron un mobiliario que tambi¨¦n permanece intacto y al que se deben sumar las l¨¢mparas del hermano de Alfonso, Miguel, que empezaba a trabajar en el estudio. En 1974 Il Giardinetto gan¨® el premio FAD de interiorismo y empezaba as¨ª su particular historia de amor correspondido con la intelectualidad, pues ese oasis verde con aura clandestina que en mitad de la ciudad daba la raz¨®n a la palabra original, devendr¨ªa en la burbujeante Barcelona de la ¨¦poca lugar de encuentro de artistas, arquitectos, fot¨®grafos, dise?adores, actores, m¨²sicos, escritores, editores, periodistas y bastante gauche divine, atra¨ªdos por el carisma de Pom¨¦s y la singularidad de un espacio ins¨®lito.
Si en los a?os setenta llamaba la atenci¨®n por la sensaci¨®n de ocultamiento, con la apertura de los tiempos dej¨® de hacerlo. Cuando lleg¨® el momento de renovar la entrada, la responsabilidad cay¨® en manos del arquitecto de la familia, Iv¨¢n Pom¨¦s (del estudio Llamazares-Pom¨¦s), que hoy lo recuerda as¨ª: ¡°La puerta original era demasiado peque?a. La doble estrategia fue abrirnos a la calle con una ventana y hacer brillar Il Giardinetto. A?adimos m¨¢s cristal y m¨¢s espejo, que es lo opuesto a la moqueta, la moqueta absorbe luz y el vidrio la refleja. La ilusi¨®n de dar brillo a la moqueta a trav¨¦s del cristal nos llev¨® a esa ventana con un uso del cristal en tres fases: ventana apaisada, al principio transparente, que luego se vuelve opaca y que, una vez en el interior, se convierte en espejo¡±.
Esa intervenci¨®n recibi¨® en 2013 el segundo premio FAD de interiorismo convirtiendo a Il Giardinetto en el ¨²nico local en lograrlo. As¨ª, este remanso de motivos arb¨®reos especializado en comida italiana en el que pod¨ªan comerse spaghetti Sofia Loren, panzerotti al funghi, carpaccio Harry¡¯s Bar o fetuccini a la trufa (cuando no se llevaba la trufa), sigui¨® atrayendo a nuevas generaciones dispuestas a cenar y a alargar la noche. Juliet Pom¨¦s, responsable de la cocina, puntualiza que ¡°Il Giardinetto es el restaurante italiano de un barcelon¨¦s amante de la cocina italiana y de la comida en general. Cuando nuestro padre mont¨® un restaurante italiano y dio la vuelta a la pasta pens¨® que no pod¨ªa hacer pasta con tomate. Que, para convencer, deb¨ªa extremar la sofisticaci¨®n. La pasta como placer, no como recurso. El deseo de refinar la pasta marc¨® el estilo de Giardinetto. Nuestra idea es interpretar ese estilo desde la comprensi¨®n, la admiraci¨®n y el entendimiento de por d¨®nde iba nuestro padre. Claro que hay platos nuevos como los tripoline a la siciliana, con sardinas e hinojo, pero el objetivo principal sigue siendo atender a nuestra alma¡±. Un ejemplo de ello es el ou en panet, otro de los s¨ªmbolos del Giardinetto, que de italiano no tiene nada: es una obra de arte, una escultura hecha a partir de un panecillo relleno de yema de huevo y jam¨®n o sobrasada, cubierto por la clara montada y frito. ¡°Es lo que com¨ªamos en casa de peque?os, enloquec¨ªa a mi padre y ah¨ª sigue, aligerado por Santos, el cocinero¡±, explica Juliet.
El concepto franc¨¦s jolie laide da la idea de algo que es hermoso por culpa de sus imperfecciones y no a pesar de ellas. Il Giardinetto le llevar¨ªa la contrar¨ªa, ya que es hermoso siendo perfecto. Est¨¢ lleno de vida: arroja luz sobre la intimidad de las conversaciones y, por eso, para mucha gente Il Giardinetto es m¨¢s importante que cualquier otro monumento de la ciudad. Le ocurre, por ejemplo, al escritor Ignacio Mart¨ªnez de Pis¨®n, cliente habitual desde los a?os ochenta y que siempre recuerda con cari?o la noche de un lunes de finales de los noventa cuando una traductora brit¨¢nica le llam¨® para decirle que estaba en un congreso en Barcelona y ¨¦l se acerc¨® a verla. Al encontrarla con un grupo de traductores, Pis¨®n les ofreci¨® llevarles a un local que tal vez podr¨ªa gustarles porque, les dijo, a menudo iban escritores. Los traductores se miraron unos a otros y aceptaron un poco a rega?adientes y dudando de la propuesta de aquel joven. Atravesaron la ciudad para ir hasta all¨ª. Abrieron la puerta, se acercaron a la barra, pidieron una copa y, en ese mismo instante, guiados por la inercia de la justicia po¨¦tica, giraron la vista hacia la escalera y se fueron golpeando en el codo unos a otros mientras ve¨ªan a Garc¨ªa M¨¢rquez bajar del brazo de Carlos Fuentes. Obviamente, Pis¨®n tuvo su traducci¨®n.
Todo est¨¢ a escala en un espacio que, seg¨²n Poldo Pom¨¦s ¡°tiene una dimensi¨®n que hace que est¨¦s en un sal¨®n grande. Por eso se hacen tantas fiestas, porque no existe la frialdad. Est¨¢s en el sal¨®n de una casa donde el tiempo se pasa volando¡±. Adem¨¢s de por sus fiestas, tertulias, encuentros literarios o esas conversaciones filmadas por Poldo llamadas Giardinetto Sessions, Il Giardinetto es conocido por el peque?o escaparate de la fachada, que ha albergado obras e instalaciones de m¨²ltiples dise?adores y arquitectos y que promovi¨® la renovaci¨®n de una nueva generaci¨®n de creadores asiduos. Marta Feduchi, esposa de Poldo e impulsora de una idea que surgi¨® en 2009, explica: ¡°Pens¨¦ que ser¨ªa bonito pedir a dise?adores e interioristas amigos que hicieran una peque?a intervenci¨®n libre en este escaparate que Fernando Salas defini¨® como ¡®cajita de zapatos¨Cjoyita¡¯. Con ¨¦l se estrenaron los escaparates y a partir de ah¨ª, cada mes y medio hac¨ªamos uno. Durante mucho tiempo estuvimos pidiendo, pero al cabo de unos cuantos escaparates fue al rev¨¦s, los artistas nos ped¨ªan el espacio. En algunas escuelas de dise?o han puesto como ejercicio hacer un escaparate del Giardinetto porque es peque?o pero complejo¡±. As¨ª, el escaparate ha expuesto obra de Sandra Tarruella, Antoni Arola, Curro Claret, Jordi Canudas, Miguel y Gonzal¨® Mil¨¢, Oscar Tusquets, Claudia Balsells y un largo etc¨¦tera.
Pr¨¢ctico y confortable, el del Giardinetto es un interior que no sacrifica la comodidad por la est¨¦tica. Es una l¨¢stima que Poldo Pom¨¦s, que acaba de estrenar su documental Moneo revisita su obra, no hubiera documentado con su c¨¢mara la construcci¨®n de Il Giardinetto, pero claro, ten¨ªa diez a?os. Lo que s¨ª documenta desde 2011 es la fiesta de fin a?o, su noche favorita ¡°por la impresionante alegr¨ªa y variedad de gente que se junta¡±. Hay clientes asiduos desde el d¨ªa en que se inaugur¨®, 50 a?os atr¨¢s. Hay padres que ven¨ªan con sus hijos y que ahora vienen con sus nietos. Pero Il Giardinetto tambi¨¦n es importante por la mutua fidelidad de sus empleados. El ejemplo m¨¢s evidente es el de ?ngel Fern¨¢ndez, jefe de sala, una instituci¨®n que entr¨® a trabajar en 1984 y que se jubila este mes despu¨¦s de 40 a?os repartiendo mesas con mano izquierda. M¨¢s de uno ha llamado para reservar y el propio don ?ngel le ha sugerido que cambiara de idea, para evitar encuentros indeseados. M¨¢s de uno ha llamado para reservar y ha sido alertado de lo que le esperaba. Lo que ha presenciado y lo que ha evitado solo lo sabe ¨¦l. Se echar¨¢ de menos llamar y que no responda, pero siempre nos quedar¨¢ Lis Medina, fidedigna met¨¢fora del cari?o. Son muchos los editores que le han propuesto a ?ngel publicar sus memorias, pero cuando le preguntan por ello ¨¦l solo responde: ¡°No me acuerdo de nada¡±. Y en cuanto desaparecen te toma del brazo y confiesa: ¡°Si yo le contara¡±.
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