Puigdemont lucha por la ¡°independencia¡± velando por las el¨¦ctricas
Junts se reconstruye con las clases acomodadas no independentistas, de las que se hab¨ªa olvidado y que eran su nicho de votantes cuando se llamaban Convergencia
No descubro nada si digo que Puigdemont, apropi¨¢ndome de las palabras de Emiliano Garc¨ªa-Page, tiene la ¡°credibilidad bajo m¨ªnimos¡±, como tampoco descubro nada si recuerdo que aquel que se sabe a punto de desaparecer de la arena pol¨ªtica es capaz de ¡°morir matando¡± en un intento de evitar la muerte agarr¨¢ndose incluso a un clavo ardiendo.
Si bien es cierto que esta segunda afirmaci¨®n puede aplicarse a m¨¢s de un l¨ªder pol¨ªtico en nuestro pa¨ªs, me centrar¨¦ en Puigdemont, porque es origen y principio de muchos de los males de nuestra situaci¨®n pol¨ªtica actual y, por ende econ¨®mica (y pienso, entre otros, en los presupuestos).
Hace un tiempo que Puigdemont, desde su confortable casa de Waterloo, se dedica a amenazar a S¨¢nchez con posibles mociones de censura -de todo punto improbables- o con la negativa de Junts a aprobar los presupuestos -esto siempre estar¨¢ en el aire, o mejor, depender¨¢ de las contrapartidas econ¨®micas que sea capaz de pactar con el Gobierno, o que sea capaz de ofrecerle la oposici¨®n.
La semana pasada empez¨® con Puigdemont pidi¨¦ndole a S¨¢nchez que se sometiera a una moci¨®n de confianza, ¡°so pena¡± de abandonarlo a su suerte y cambiar de bando. Para que las amenazas no fueran -como nos tienen acostumbrados- un simple farol, desde Junts empezaron por pactar, taimadamente, con el PP. Despu¨¦s de que llegaran a un acuerdo para suprimir el impuesto extraordinario sobre el valor de la producci¨®n el¨¦ctrica, han vuelto a unirse en una enmienda en el proyecto de ley de prevenci¨®n de las p¨¦rdidas y el desperdicio alimentario. Por resumir, para Junts no es relevante ahora la aplicaci¨®n de la amnist¨ªa (recordemos que era una de sus l¨ªneas rojas), ni tampoco el 155; le importa, claro, hacer mella en el Gobierno para demostrar que tiene capacidad para tumbar los presupuestos.
Empiezan con la pol¨ªtica fiscal, tema al que los catalanes -ya sea en catal¨¢n o en espa?ol- le tienen especial simpat¨ªa y cuya cercan¨ªa al PP los devuelve a su lugar natural: la derecha neoliberal.
Sabemos que Puigdemont y PP se re¨²nen frecuentemente para intercambiar puntos de vista y rematar acuerdos, alej¨¢ndose Junts de la ret¨®rica ¡°pseudo progresista¡± que se sacaron de la manga el 2017 y que tan mal resultado electoral les ha dado. Como tambi¨¦n sabemos que, vista la influencia de Junts en la pol¨ªtica nacional, los votantes de Cuenca dependen m¨¢s de Puigdemont que los de Lleida -el independentismo ha quedado en an¨¦cdota en los ¨²ltimos comicios- en una anomal¨ªa democr¨¢tica que en alg¨²n momento habr¨¢ que resolver. Tremenda paradoja, que los que se presentan como colonizados tienen m¨¢s poder en la metr¨®poli que en su tierra, y que los habitantes de la metr¨®poli vean su pol¨ªtica a merced de los pol¨ªticos de la supuesta colonia.
Su acercamiento al PP tiene su explicaci¨®n, Junts necesita reconstruirse y solo puede hacerlo con las clases acomodadas no independentistas, de las que se hab¨ªa olvidado y que eran su nicho de votantes cuando se llamaban Convergencia, por eso eliminar impuestos es un gui?o a todos ellos.
Puigdemont ha vuelto a sus or¨ªgenes, de dos maneras: acerc¨¢ndose a la derecha y evitando el impuesto a las el¨¦ctricas, porque un buen pol¨ªtico de derechas est¨¢ para proteger los intereses de la empresa y la burgues¨ªa, y porque, visto c¨®mo est¨¢ su propio mercado laboral, qui¨¦n sabe si no acabar¨¢ de consejero de alguna de esas empresas¡ espa?olas.
Y, mientras tanto, que si la independencia.
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