Escultoras a la luz
Hoy en d¨ªa tenemos muy presentes a las grandes escultoras de la historia, desde Luisa Rold¨¢n y Camille Claudel hasta Louise Bourgeois y Carmen Laff¨®n
Arte en Piedra, la exposici¨®n de escultura en La Pedrera comisariada por Pen¨¦lope Curtis ¨C reputada historiadora del arte y antigua directora de la Tate Britain de Londres y del Museo Gubelkian de Lisboa-, estar¨¢ abierta hasta este pr¨®ximo fin de semana hasta el dos de febrero. Si todav¨ªa no la han visto, apres¨²rense a hacerlo, pues es lo mejor de lo bastante muy bueno que se ha podido ver en Barcelona esta temporada. La muestra incluye obra de ocho artistas nacidos entre finales del siglo XIX y principios del XX, Hans Arp. Louise Bourgeois, Eduardo Chillida, Naum Gabo, Barbara Hepworth, Henry Moore, Isamu Noguchi y Jorge Oteiza. Todos son excelentes, pero su eje rector es la trayectoria de la escultora brit¨¢nica Barbara Hepworth (1903-1975), a quien la directora de la muestra, Neus Ball¨²s, ha construido un collage sensorial excelente. Y es que Hepworth se expresaba muy bien de muchas maneras distintas: su estatua Single Form, de 1965, encargada por Naciones Unidas en memoria de Dag Hamarskj?ld, segundo Secretario General, fallecido en un accidente a¨¦reo -o derribado- en Katanga, en 1961, es un ejemplo internacional de buen hacer en escultura.
Hoy en d¨ªa tenemos muy presentes a las grandes escultoras de la historia, desde Luisa Rold¨¢n (1652-1706) y Camille Claudel (1864-1943) hasta Louise Bourgeois (1911-2010) y Carmen Laff¨®n (1934-2021). Y ya nadie se asombra cuando situamos a la colombiana Doris Salcedo (1958) en el centro del arte reivindicativo del vac¨ªo terrible que dejan los desaparecidos por la violencia pol¨ªtica a quienes Salcedo nos ense?a a recordar. Igual ocurre con la guipuzcoana Cristina Iglesias (1956), autora de la puerta de entrada en el nuevo edificio del Museo del Prado, un encargo de un arquitecto presciente y premio Pritzker, Rafael Moneo, o ahora con la ilerdense ?ngrid Tost, muralista, pintora y empresaria art¨ªstica de El Soler¨¤s (v¨¦ase www.artsingridtost.com).
Aquella generaci¨®n de grandes artistas del segundo tercio del siglo XX se centr¨® mayormente en la escultura abstracta, supo crear formas nuevas y, sobre todo, aprovech¨® el vac¨ªo para moldearlo con luces y sombras. Esta es una de las muy buenas cualidades de la exposici¨®n: las esculturas est¨¢n muy bien iluminadas, los visitantes podemos dar la vuelta en torno a muchas de ellas, enmarcarlas en las tres dimensiones de las salas del edificio de Gaud¨ª y, m¨¢s all¨¢ de ¨¦l, llevar la vista al cruce de las calles Proven?a y Passeig de Gr¨¤cia. La piedra como continente y contenido hasta en sus vac¨ªos y en sus or¨ªgenes: una faceta m¨¢s de esta exposici¨®n inagotable est¨¢ en las fotograf¨ªas de las canteras de Carrara, de Aglaia Conrad. El m¨¢rmol alpino de Carrara -el de la Columna de Trajano y del David de Miguel ?ngel- apreciado desde hace m¨¢s de dos mil a?os por su blancura y sus tonalidades entre azul y gris, casi sin vetas, arrancado de la monta?a hasta llegar a las mejores de nuestras calles, plazas y museos. Hay mucho talento reunido en La Pedrera. Anna Molins, por recordar a una m¨¢s, es la directora de fotograf¨ªa de esta exposici¨®n inacabable. Todos ellos han sabido recordarnos que las esculturas cambian a cada rato con la luz y las sombras que las envuelven. Miguel ?ngel, arquitecto, pintor y poeta, escog¨ªa decir de s¨ª mismo que era escultor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.