La tentaci¨®n autoritaria atrapa a los j¨®venes
Ante el muro en que se ha convertido una realidad de alquileres por las nubes, salarios por los suelos y un estado permanente de precariedad, es normal que muchos piensen que el sistema democr¨¢tico no funciona


Cada nueva encuesta con preguntas sobre la valoraci¨®n de la democracia ofrece mayores motivos de preocupaci¨®n. La ¨²ltima, realizada por el Instituto de Ciencias Pol¨ªticas y Sociales de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, da una cifra alarmante: m¨¢s del 35% de los j¨®venes catalanes de entre 18 y 24 a?os aceptar¨ªa una dictadura y s¨®lo un 29% considera ¡°extremadamente importante¡± vivir en una democracia. Esa franja de edad es la que presenta un porcentaje m¨¢s bajo de apoyo a la democracia, con un 61,8% de los encuestados que la considera preferible a cualquier otra forma de gobierno, frente al 80% en el conjunto de la muestra. Todo esto da mucho que pensar.
La aceptaci¨®n del r¨¦gimen autoritario se desglosa en dos grupos: el 16,4% que est¨¢ de acuerdo con que ¡°en algunas circunstancias, una dictadura puede ser preferible al sistema democr¨¢tico¡±, y otro 20% al que ¡°le da igual un r¨¦gimen que otro¡±. ?Por qu¨¦ les da igual?
Las percepciones de la realidad tienen mucho que ver con los mecanismos de creaci¨®n de opini¨®n p¨²blica y es obvio que esa franja de edad se ha desconectado de los medios tradicionales de comunicaci¨®n. Se informa b¨¢sicamente a trav¨¦s de las redes sociales, en las que est¨¢n cada vez m¨¢s expuestos a la propaganda encubierta y la desinformaci¨®n. Las redes sociales se han convertido en el principal instrumento de la extrema derecha para colonizar el pensamiento de las nuevas generaciones y estamos empezando a ver los resultados.
Pero, incluso admitiendo la mayor habilidad en el uso de las nuevas tecnolog¨ªas por parte de la ultraderecha, no podemos enga?arnos: si esas ideas calan entre los j¨®venes es porque caen en campo abonado. Porque el discurso encaja con la experiencia personal de muchos j¨®venes que han crecido en la cultura de las expectativas ilimitadas, y ahora se encuentran con que ni siquiera pueden emanciparse. El retraso en la edad de emancipaci¨®n es un drama que les hace dependientes de sus padres y les impide poder volar. Ante el muro en que se ha convertido una realidad de alquileres por las nubes, salarios por los suelos y un estado permanente de precariedad y ansiedad, es normal que muchos piensen que el sistema democr¨¢tico no funciona porque no es capaz de resolver sus problemas.
Una parte de esos j¨®venes engrosar¨¢ las filas de quienes luchan por transformar la realidad, pero otra parte, la m¨¢s pose¨ªda por el individualismo consumista, buscar¨¢ atajos. Atajos individuales, como invertir de criptomonedas o buscar nichos de enriquecimiento r¨¢pido, siguiendo el rutilante ejemplo de los influencers. Y atajos colectivos, es decir, un r¨¦gimen autoritario que ofrezca seguridad. Es muy sintom¨¢tico que la franja de los 18 a 24 a?os sea tambi¨¦n la m¨¢s partidaria de bajar los impuestos, seg¨²n el ¨²ltimo bar¨®metro del Centro de Estudios de Opini¨®n: hasta un 35% cree que se pagan demasiados impuestos. No los perciben como un instrumento para resolver sus problemas, sin darse cuenta de que, cuando piden bajar los impuestos, est¨¢n cavando su propia fosa. Sin ellos, muchos de esos j¨®venes, precisamente los que parten en peores condiciones, tendr¨¢n menos oportunidades. En realidad, la extrema derecha no les ofrece soluciones reales a sus problemas. Lo que les ofrece es una ilusi¨®n de seguridad. Y con eso cabalga.
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