Nuestros j¨®venes ¡®contrarios¡¯ a la inmigraci¨®n: no es todo xenofobia
Vox azuza entre sus votantes de menor edad el temor a que la llegada de extranjeros precarice a¨²n m¨¢s sus condiciones laborales

El discurso contra la inmigraci¨®n es una hidra de muchas cabezas. Generalmente, se tiende a considerar que solo pivota alrededor de consignas basadas en el racismo o la xenofobia. Sin embargo, muchos j¨®venes seducidos por la ultraderecha han empezado a sentirse tambi¨¦n perdedores del fen¨®meno migratorio. Creen que solo atiende a los intereses de la generaci¨®n de sus mayores o de un bipartidismo contra el que se rebelan.
A fin de cuentas, siempre se ha defendido en Espa?a el efecto positivo de recibir inmigrantes porque alguien tendr¨¢ que ¡°pagar las pensiones¡± o ¡°c¨®mo vamos a sostener nuestro Estado de bienestar¡±. El problema de natalidad que atravesamos es palmario: seg¨²n el INE, los nacimientos siguieron bajando en 2024 y la poblaci¨®n espa?ola solo creci¨® el a?o pasado por la llegada de extranjeros. Lo asume el Gobierno de Pedro S¨¢nchez y lo sabe obviamente tambi¨¦n el Partido Popular. El bipartidismo podr¨¢ aplicar recetas distintas, pero la demograf¨ªa se ha vuelto un reto de largo plazo para cualquier Ejecutivo, donde atraer a personas de otros lugares se percibe como una soluci¨®n ¨¢gil al problema.
Sin embargo, la ultraderecha se est¨¢ colando tambi¨¦n por la brecha generacional en la cuesti¨®n migratoria. No pesa tanto si Vox habla de inmigraci¨®n ¡°ilegal¡± o si blande el espantajo de la seguridad: hace tiempo que muchos de sus adeptos, sobre todo j¨®venes, mantienen sus propias discusiones y van m¨¢s all¨¢ de los estereotipos o relatos de cualquier partido. Y algunos parecen haber interiorizado una controvertida conclusi¨®n: creen que atraer inmigrantes amenaza su statu quo como generaci¨®n. Lo viven como una traici¨®n de sus mayores en aquellos problemas que la pol¨ªtica no ha resuelto previamente.
Primero, porque se ha extendido el temor a que la llegada de extranjeros maquille las condiciones laborales a la baja de una juventud ya de por s¨ª muy precarizada. En redes sociales comentaron una intervenci¨®n de S¨¢nchez en octubre de 2024, donde hablaba de buscar formas de acelerar la homologaci¨®n de los t¨ªtulos de ciudadanos migrantes cualificados. No estaba anunciando un fen¨®meno nuevo, sino previo, constatando simplemente que el Ejecutivo procurar¨ªa que los tr¨¢mites no fueran tan lentos. Ahora bien, a muchos les entr¨® el recelo sobre si se normalizar¨ªa que profesionales de mayor cualificaci¨®n provenientes de otros pa¨ªses estuvieran dispuestos a aceptar los salarios que hay en Espa?a. Por ejemplo, que en vez de que la pol¨ªtica revierta la situaci¨®n del m¨¦dico de turno, ese que se marcha a otros lugares de Europa a tener mejores condiciones, la fuga de cerebros se tape importando trabajadores de otros sitios.
En segundo lugar, su oposici¨®n a la inmigraci¨®n ha adquirido un tono de rechazo al sistema. Se preguntan si no se ha vuelto una suerte de parche para ¡°pagar las pensiones¡± sin valorar otras consecuencias econ¨®micas. De hecho, en sus c¨ªrculos se dio gran repercusi¨®n a una conferencia del profesor de la Universidad de Pensilvania Jes¨²s Fern¨¢ndez Villaverde que imparti¨® en la Fundaci¨®n Rafael del Pino en Madrid en diciembre pasado. Citando un trabajo aplicado a Dinamarca, la tesis que sugiri¨® Fern¨¢ndez Villaverde es que atraer migraci¨®n poco cualificada no ser¨ªa rentable a largo plazo para el Estado de bienestar, como se suele creer en Espa?a; habr¨ªa que dar preferencia a la cualificada. Precisamente, nuestra econom¨ªa est¨¢ creciendo en buena parte por la inmigraci¨®n, donde un 44,1% de poblaci¨®n extranjera en el primer trimestre de 2024 ten¨ªa nivel de estudios bajo, seg¨²n la EPA, un porcentaje algo superior respecto al conjunto de la poblaci¨®n activa, con el a?adido de que la mitad de los migrantes est¨¢n sobrecualificados para los puestos que desempe?an. Todo ello empuja a muchos j¨®venes a pensar que el bipartidismo solo se preocupa de los intereses inmediatos de la generaci¨®n de sus padres, como las pensiones, mientras sienten abandono en sus dramas, como la vivienda.
As¨ª pues, la cuesti¨®n migratoria se viste ahora tambi¨¦n indignaci¨®n, sin obviar el aderezo que la ultraderecha a?ade con prejuicios culturales, ¨¦tnicos o religiosos. El problema es que el reaccionarismo ha encontrado la forma de desestabilizar o sacar votos con ello. No hay m¨¢s que ver el salto de Vox en Europa, que ha pasado del grupo de Conservadores y Reformistas ¡ªel de Georgia Meloni¡ª al grupo de Patriotas ¡ªdonde est¨¢ Viktor Orb¨¢n¡ª. Ese giro ha sido interpretado en dimensi¨®n europea con recelo. Mientras que Meloni ha venido buscando la connivencia del bloque comunitario, intentando una especie de posibilismo ante Ursula von der Leyen, Vox se sali¨® de los gobiernos del Partido Popular haciendo populismo, en paralelo a cambiar de aliados internacionales, y desde entonces, crece en las encuestas.
La moraleja tal vez sea que la hidra antiinmigraci¨®n puede mitigarse si la pol¨ªtica tradicional no obvia los debates que inquietan de fondo alrededor del fen¨®meno. Algunas de las anteriores reflexiones probablemente vengan tambi¨¦n de gente que ni simpatiza con formaciones reaccionarias. Si el sistema no hace pedagog¨ªa o recoge dichas inquietudes, lo har¨¢n otros. De hecho, ya lo est¨¢n haciendo.
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