C¨®mo mantener el botell¨®n a raya
La Polic¨ªa Local de Valencia intensifica los controles de seguridad en Fallas y disuelve algunas aglomeraciones de gente bebiendo en la calle
Es viernes noche y son Fallas aunque el calendario marque septiembre en lugar de marzo. Hay toque de queda a la una de la madrugada pero las patrullas de noche de la UCOS [Unidad de Convivencia y Seguridad] de la Polic¨ªa Local de Valencia se preparan para unas horas intensas con avisos por exceso de ruido, ri?as, botellones o accidentes. En Valencia no se han visto las im¨¢genes de la Barceloneta, con miles de personas bebiendo en la calle, sin mascarilla y ante la impotencia de la polic¨ªa; pero son fiestas, por muy at¨ªpicas que sean, y en el Ayuntamiento de la capital, y m¨¢s concretamente en la concejal¨ªa que dirige Aar¨®n Cano, preocupan las grandes concentraciones de gente y se han intensificado los controles.
Por la emisora entra un aviso de denuncia de m¨²sica alta y concentraci¨®n de gente en una comisi¨®n fallera del barrio de Russafa y hac¨ªa all¨ª se dirige la furgoneta de intervenci¨®n. Hay gente de pie, sin mascarilla y bebiendo, posiblemente no pertenece a la falla y habr¨¢ que desalojarlos. La unidad de servicio llega pero esperan a los agentes de paisano que son los que se acercar¨¢n y contactar¨¢n con los responsables del casal en busca de aclaraciones. Otros ocho compa?eros uniformados se despliegan para darles cobertura, con tranquilidad y sin grandes alharacas. ¡°Es importante hacerlo bien¡±, explica Diego Cintrano, Intendente de la Polic¨ªa Local de Valencia. ¡°Cuando entramos en locales donde hay mucha aglomeraci¨®n, la gente va muy bebida y si ven el uniforme y solo a dos polic¨ªas, la experiencia nos dice que puede derivar en alg¨²n desorden p¨²blico. Si entran de paisano pasan m¨¢s desapercibidos y pueden hacer mejor su trabajo¡±, explica el oficial.
A los falleros, muchos de ellos sentados en sus mesas en la zona acotada, no les sienta bien este corte de rollo. Los altavoces enmudecen en torno a la medianoche tras una canci¨®n del ?ltimo de la Fila y las decenas de personas en busca de diversi¨®n ¡ªeste a?o est¨¢n prohibidas las verbenas por la covid¡ª, agolpadas junto a la falla, empiezan a dispersarse con desgana por la presencia de los polic¨ªas.
Despu¨¦s de tantas restricciones hay ganas de fiesta pero las normas sanitarias impuestas para la celebraci¨®n de las Fallas, despu¨¦s de dos aplazamientos, son innegociables. Las autoridades municipales han insistido mucho en que eran una de las primeras grandes fiestas que se celebraban en Espa?a y no pod¨ªan derivar en aglomeraciones, botellones e incumplimientos generalizados. ¡°Hay muchos ojos puestos sobre nosotros¡±, ha repetido el alcalde Joan Rib¨®.
El episodio acaba con una acta de denuncia porque el equipo de m¨²sica que ten¨ªan en funcionamiento no tiene el preceptivo limitador ac¨²stico, explica la polic¨ªa. No han dado carpetazo a este servicio cuando ya les ha entrado otro aviso unas cuantas calles m¨¢s all¨¢, en este mismo barrio del Ensanche plagado de restaurantes y locales de ocio nocturno. En esta ocasi¨®n se trata de un comercio que vende alcohol pasadas las 10 de la noche -est¨¢ prohibido- con centenares de personas bebiendo alrededor. Cuando las patrullas se adentran en la calle C¨¢diz esquina con Cuba, centenares de personas est¨¢n bebiendo, hablando y bailando en la calle. El oficial calcula un millar.
Los polic¨ªas de paisano ya piden explicaciones a dos comercios que venden las bebidas alcoh¨®licas fuera del horario permitido. Muchos est¨¢n esperando a ser atendidos para comprar alcohol porque un cartel escrito a mano en la puerta pone ¡°esperar¡± para que los clientes no colapsen el comercio. El propietario de uno de ellos dice que tiene autorizaci¨®n pero est¨¢ vendiendo fuera de horario y otro solo tiene licencia para venta de comidas. Los agentes de uniforme se han desplegado junto a la falla donde est¨¢ el gent¨ªo.
Algunos, con bebidas en la mano, han colocado unos altavoces y est¨¢n bailando en mitad de la calle con la m¨²sica a tope. Falta media hora para el toque de queda y todo apunta a que la madrugada de este s¨¢bado se retrasar¨¢ de hecho hasta las dos. El suelo, las jardineras, las repisas o los muretes est¨¢n repletos de botes, vasos de pl¨¢stico y botellas vac¨ªas. Las m¨¢quinas barrederas tambi¨¦n tienen trabajo por delante para que al d¨ªa siguiente las calles se vean limpias.
El trasiego de gente es incesante a esas horas en Russafa, algunos tiran la toalla y abandonan la zona pero otros resisten. Iv¨¢n, de 28 a?os, estaba de marcha en el barrio pero se retira cuando faltan 10 minutos para la una de la madrugada. ¡°He sido fallero toda mi vida y ahora estoy una semana de vacaciones en casa porque trabajo en Suiza. Por lo que he visto, las fallas me han parecido bastante reguladas. Es cierto que hoy es viernes, llega el toque de queda y a lo mejor hay m¨¢s desmadre, pero los otros d¨ªas nos han echado de los locales a las doce y media de la noche. Obviamente me gustar¨ªa quedarme en un pub, que cerrara la puerta y hacer como si no pasara nada, pero no es posible¡±, reconoce este m¨¦dico de profesi¨®n.
Los delitos son los mismos en Fallas que el resto del a?o, lo que var¨ªa es la intensidad. En una noche normal pueden recibir unas 250 llamadas pero en fiestas se disparan y la mayor¨ªa son reclamaciones de los vecinos. ¡°Cuanta m¨¢s gente hay en la calle, m¨¢s cosas ocurren¡±, explica Cintrano. Cuando no hay toque de queda los servicios se multiplican el fin de semana y suelen ser aglomeraciones relacionadas con el botell¨®n. Son los viernes, s¨¢bado e incluso los jueves, quiz¨¢s por el clima.
¡°El toque de queda ha evitado mucho este fen¨®meno. Veo im¨¢genes de Madrid y Barcelona y nosotros no hemos sufrido un problema de esa magnitud¡±, afirma el intendente. Han prevenido mucho cerrando ¨¢reas, estableciendo cordones policiales o colocando vallas. Si cuando acude la polic¨ªa hay mucha gente ya, es dif¨ªcil resolverlo, sostienen. ¡°De no ser as¨ª, hubi¨¦ramos tenido una Barceloneta dos en la zona de la playa¡±, agrega Cintrano.
Poco a poco los agentes, dispuestos en bloque, se hacen con la aglomeraci¨®n de personas. Ellos avanzan y los j¨®venes retroceden y en el proceso la concentraci¨®n se va dispersando, as¨ª hasta que quedan peque?os grup¨²sculos. ¡°Venga, venga, por favor¡±, les van diciendo. El jefe pide m¨¢s agentes de refuerzo para que no rebrote la aglomeraci¨®n y, cuando est¨¢ controlado se dirigen a la calle de Cura Femen¨ªa, a solo unos metros de distancia, porque all¨ª hay otro grupo numeroso. Act¨²an del mismo modo y, entre c¨¢nticos y silbidos, los j¨®venes se dispersan.
El siguiente objetivo, rebasado el toque de queda es la plaza de Honduras, otro enclave de la capital donde se producen aglomeraciones de gente los fines de semana. Queda mucha noche por delante pero los desalojos se han hecho con calma y ausencia de incidentes.
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