La universidad tambi¨¦n es para los extutelados
Los j¨®venes que salen del sistema de protecci¨®n p¨²blico apenas optan por seguir estudiando a los 18 aunque existen ayudas para que esta sea una opci¨®n
El n¨²mero de ni?as, ni?os y adolescentes atendidos por el sistema p¨²blico de protecci¨®n a la infancia asciende a 56.902, seg¨²n los ¨²ltimos datos, de 2021, lo que supone un incremento de m¨¢s del 15% respecto al a?o anterior. Son menores de entre cero y 17 a?os, que viven bajo la tutela de la administraci¨®n, en centros, residencias, pisos o familias de acogida. Y, cuando se van haciendo mayores, m¨¢s complicado es que ese acogimiento, o la adopci¨®n, sea una v¨ªa de reintegraci¨®n social. ¡°A m¨¢s edad, mayor n¨²mero de menores de edad en acogimiento residencial¡±, se?ala el Bolet¨ªn de datos estad¨ªsticos de medidas de protecci¨®n a la infancia del Ministerio de Derechos Sociales.
Una vez cumplen la mayor¨ªa de edad, los chavales han de dejar el sistema de protecci¨®n. Les preparan para ello, los educadores tratan de orientarles para un inmediato futuro en el que tendr¨¢n que buscarse la vida, un trabajo y, probablemente, un lugar donde vivir. Existen ayudas p¨²blicas que les acompa?an en ese proceso a una vida adulta con la que se topan en cuanto cumplen los 18 y, en la mayor¨ªa de los casos, seguir estudiando queda totalmente descartado. La Formaci¨®n Profesional es la manera m¨¢s ¨¢gil de una inserci¨®n sociolaboral r¨¢pida y ese el camino habitual. Pero no el ¨²nico. En la Universidad del Pa¨ªs Vasco, este a?o, son 42 los j¨®venes extutelados que cursan una carrera universitaria, gracias al programa Arrakasta (¨¦xito, en euskara) que se puso en marcha en Gipuzkoa, a ra¨ªz de la investigaci¨®n de una doctoranda que detect¨® las dificultades que ten¨ªan estos j¨®venes para acceder y acabar estudios universitarios. Esa doctoranda era Joana Miguelena: ¡°La Universidad nunca era un itinerario que se planteaba¡±. Y as¨ª, con la ayuda de la Diputaci¨®n de Gipuzkoa y la Fundaci¨®n SM, se puso en marcha una iniciativa que trata de blindar a los j¨®venes que se deciden por la universidad a trav¨¦s de dos v¨ªas, por una parte, la econ¨®mica, con ayudas habitacionales y prestaciones econ¨®micas tanto para material como para manutenci¨®n y, por otra, con terapia y tutor¨ªas acad¨¦micas as¨ª como con un servicio de orientaci¨®n. ¡°Empezamos con siete. Incluso, algunos se han ido de Erasmus¡±, explica Miguelena, que ahora forma parte del proyecto.
La Generalitat Valenciana acoge a casi 5.000 de esos menores tutelados. Jeni Viv¨® y Christopher Symonds, hoy mayores de edad, formaron parte de ese sistema. La primera ya es maestra y el segundo comenzar¨¢, previsiblemente, Ingenier¨ªa Inform¨¢tica, el curso que viene. Jeni apenas tuvo ninguna ayuda espec¨ªfica con la que costear sus estudios de Magisterio pero Christopher podr¨¢ acogerse a unas becas reci¨¦n aprobadas por la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia que, al hilo de Arrakasta, financiar¨¢, junto a la Generalitat Valenciana, parte de los gastos de sus estudios universitarios. Existen otros puentes, como en Catalu?a, que han optado por reserva una plaza en cada grado para estudiantes extutelados.
Derecho a estudiar
Tanto Jeni como Christopher participaron el mes pasado en una jornada sobre el itinerario universitario de j¨®venes tutelados y extutelados organizado por la C¨¢tedra de Infancia y Adolescencia de la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia y la Red de Universidades por la Infancia y Adolescencia y ambos coinciden en que, si para un chaval en una ¡°familia ordinaria¡± ya supone un sacrificio y un esfuerzo el hacer una carrera universitaria, en su caso, lo es a¨²n m¨¢s. ¡°Piensas que no tienes derecho a esa formaci¨®n, que te seguir¨¢n diciendo que vives de las paguitas cuando nosotros, en ning¨²n momento, hemos elegido esta vida y esa debe ser una opci¨®n¡±, reprocha Viv¨®. ¡°Lo habitual no es que se opte por una carrera universitaria porque hay mucha dificultad para centrarse y concentrarse en los estudios¡±, a?ade Symonds. Ambos coinciden tambi¨¦n en el papel fundamental de los educadores y en que, aunque ser universitario no tiene por qu¨¦ ser el objetivo de todos los tutelados, s¨ª es importante que esta posibilidad exista. Con la jornada, el director de la C¨¢tedra, Vicente Cabedo, intent¨® dar un toque de atenci¨®n porque ¡°algo est¨¢ fallando y hay que dar a conocer a estos j¨®venes que tienen la oportunidad de llegar a la universidad¡±. ¡°En la Comunidad Valenciana, como m¨¢ximo, hay nueve alumnos que el curso que viene podr¨ªan continuar con sus estudios¡±, explica para dimensionar el hecho de que las ayudas no requieren un importante desembolso.
Enfrentarse al futuro
La tutela p¨²blica de Jeni comenz¨® a los 13 a?os. Recuerda, como si de una pel¨ªcula se tratara, el momento en el que fue ¡°elegida¡± para vivir con una familia de acogida, aunque separada de sus dos hermanos. Tres a?os despu¨¦s, volvi¨® a una vivienda tutelada. Cuando cumpli¨® los 18 tuvo la oportunidad de vivir en otro piso, financiado por una pareja que apoyaba a chicas que hab¨ªan salido del sistema de protecci¨®n pero quer¨ªan seguir estudiando. Hizo un grado medio. Despu¨¦s otro superior, sin dejar de trabajar ¡°en lo que sal¨ªa¡±. Dej¨® el piso e incluso pas¨® por una residencia de mujeres maltratadas. ¡°A los 21 empec¨¦ a priorizar mi salud¡±, asegura. Y fue el momento en el que se dio cuenta de que apenas hab¨ªa podido elegir en su vida y de que ten¨ªa necesidades psicol¨®gicas que abordar y para las que necesitaba ayuda porque, entre otras cosas, ¡°a los 16, en lugar de estar pensando en el chico que te gusta tienes que pensar en tu futuro, porque no tienes colch¨®n de ning¨²n tipo¡±, recuerda. ¡°Ten¨ªa la cabeza en mil cosas. Desde los 18 a los 23, fue muy duro porque quer¨ªa estudiar pero el trabajo ten¨ªa que ir por delante. Fue muy complejo. Me he rodeado de educadores que me han contagiado las ganas de aprender¡±, resume. A los 23 y con cierta estabilidad emocional, fue cuando comenz¨® Magisterio. ¡°Hace 17 a?os, cuando mi yo de 8 a?os trataba de escapar de esa casa que fue de todo menos hogar, so?aba con llegar a hacer algo grande¡±, escribi¨® en sus redes sociales el d¨ªa que se gradu¨®.
Christopher estuvo desde los 3 a?os yendo y viniendo de centros de acogida. Tambi¨¦n fue ¡°escogido¡± por una familia hasta que sus padres biol¨®gicos recuperaron la custodia ¡°y empez¨® el caos¡±. ¡°Fue un periodo oscuro. Entre los 10 y los 13 dej¨¦ de estar escolarizado y la vuelta a un centro de acogida fue mi salvaci¨®n¡±, rememora. Ahora, con 18, vive en un piso de emancipaci¨®n de una fundaci¨®n y est¨¢ acabando segundo de Bachiller. ¡°Conozco a un chico de 18 a?os que quer¨ªa estudiar pero, de repente, se ten¨ªa que buscar todo por su cuenta, sin apoyo ni ayuda. Al final, lo que decides es con agobio y angustia de no saber qu¨¦ va a pasar y optas por buscar trabajo para estar ¡®salvado¡±, explica. Por ello, agradece que existan ayudas como las del Pa¨ªs Vasco, Catalu?a o la Comunidad Valenciana. ¡°Tendr¨¦ que trabajar igual pero saber que, aunque no tenga unos padres detr¨¢s, voy a poder contar con apoyo para acabar la carrera es muy importante¡±, reflexiona.
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