El descr¨¦dito de la Generalitat
Maz¨®n ha convertido la principal instituci¨®n de los valencianos en una plataforma de lanzamiento de bulos y trolas, en una suerte de depuradora de Pinedo

A pesar de que Carlos Maz¨®n ha recuperado su espasm¨®dica coreograf¨ªa, como si su ping¨¹e elenco de spin doctors le hubiese persuadido de que ya tiene el trofeo en la vitrina, su futuro p¨²blico sigue atrancado en el horizonte. Es cierto que el zarandeo generalizado de los primeros meses ha perdido gas (la indignaci¨®n y la movilizaci¨®n no siempre bailan al mismo ritmo) y que se ha ablandado la gestualidad de G¨¦nova, pero poco m¨¢s. El cr¨¦dito sujeto a condiciones que le concedi¨® N¨²?ez Feij¨®o sigue sin tener otro objeto que tranquilizar a amplios sectores del PP (de all¨¢, de aqu¨ª) que consideran al todav¨ªa presidente de la Generalitat un serio obst¨¢culo electoral y un suculento regalo para la izquierda. Con Vox fuera del Consell y en efervescencia demosc¨®pica, su dimisi¨®n entra?aba m¨¢s riesgos que mantenerlo corpore insepulto en el cargo, fiando el desenlace a un milagroso vuelco con su exculpaci¨®n (imputando al Gobierno central la desastrosa gesti¨®n de la Generalitat) y a una airosa reconstrucci¨®n de la cat¨¢strofe.
Pero con todo, Maz¨®n es ahora m¨¢s reh¨¦n de Vox que cuando lo ten¨ªa en el Palau. Haberle regalado la presidencia de una comisi¨®n de investigaci¨®n dise?ada para amplificar el relato exculpatorio del PP ni siquiera garantiza el apoyo en los presupuestos que necesita para transmitir que ha recuperado el pulso de la normalidad. El malestar social de la dana ha vigorizado a la ultraderecha, que ampl¨ªa sus expectativas de crecimiento a costa del PP. Vox ve a Maz¨®n m¨¢s vulnerable que nunca, estruja su garganta y le dobla la cerviz. Incluso se permite denigrar al general Gan Pampols, su principal pararrayos, y obliga al Consell a matizar sus declaraciones. Los grados de dificultad de la supuesta recuperaci¨®n de Maz¨®n tambi¨¦n aumentan con el inicio de las diligencias judiciales de la dana, con una jueza que parece dispuesta a sacar los hechos y las responsabilidades de debajo del lodo que arrastr¨® el agua junto a los 227 cad¨¢veres y del fango perverso removido en la superficie. Mientras tanto, desde el punto de vista de la estrategia pol¨ªtica, Maz¨®n est¨¢ haciendo lo ¨²nico que puede hacer. Es un zombi tratando de demostrar que rebosa salud, colgado del clavo ardiendo de un relato alternativo a los hechos que trabaron la mayor irresponsabilidad e incompetencia de un jefe del Consell con la mayor cat¨¢strofe que ha vivido la Comunidad Valenciana. Con este panorama y hasta que suceda el milagro o su sepelio pol¨ªtico, solo le cabe un ¨²ltimo servicio: enredar, enturbiar, a?adir padecimiento a las v¨ªctimas y aprovechar la excepcionalidad de la cat¨¢strofe para hacer las m¨¢ximas adjudicaciones sin concurso a empresas afines que, qui¨¦n sabe, le puedan hacer m¨¢s llevadera su posteridad y quiz¨¢ satisfagan las virtuales deudas de Eduardo Zaplana.
El problema, adem¨¢s del perjuicio que est¨¢ causando a los damnificados con su estrategia de desorientaci¨®n para mantener viva la fricci¨®n pol¨ªtica contra la gesti¨®n de ayudas del Gobierno central y tratar de reescribir su apag¨®n letal en los reservados del Ventorro, es que est¨¢ utilizando la Generalitat, con todos sus recursos para su salvaci¨®n personal. Maz¨®n ha convertido la principal instituci¨®n de los valencianos en una plataforma de lanzamiento de bulos, filtraciones manipuladas y trolas, en una suerte de depuradora de Pinedo. Ha trasformado cada comparecencia del Consell en un caudal desbocado de embustes. No es que la etapa de los socialistas y Comprom¨ªs al frente del Consell fuera el Siglo de Pericles, pero s¨ª recuper¨® la imagen de una instituci¨®n que los a?os de corrupci¨®n sist¨¦mica del PP hab¨ªan reducido a una caverna agusanada. Ahora la Generalitat se dedica a la redenci¨®n del comensal de la fat¨ªdica interminable sobremesa.
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