El experimento fallido de Vox en El Ejido

Concha Prados, de 69 a?os, pide un caf¨¦ con leche y uno solo y enciende un cigarro. ¡°Es que se han apoderado de todo. Por la tarde no se puede salir, hay extranjeros en cada esquina. Y yo no soy racista, te lo juro¡±, dice. Se dirige a Pilar Castillo, de 52, su peluquera, con la que comparte a media ma?ana una mesa alta en un bar del bulevar El Ejido, la v¨ªa principal de este municipio almeriense de 84.000 habitantes. De ellos, 25.700 ¡ªun 30%¨D son for¨¢neos, la mayor¨ªa llegados desde Marruecos, seg¨²n el Instituto de Estad¨ªstica y Cartograf¨ªa de la Junta de Andaluc¨ªa. Castillo relata que vendi¨® su casa porque entraron a robar con ella dentro (¡°ven¨ªan a matarnos¡±), que otro d¨ªa le dieron un empuj¨®n en la calle para robarle el monedero con 300 euros y que a su hija ¡°la hincharon a palos¡± para robar en la tienda en la que trabaja. ¡°Yo no soy de Vox, pero hay cosas que me gustan. Lo primero que dicen es: el que tenga trabajo, que se quede, y el que no, que se vaya a la puta mierda. Y tienen raz¨®n¡±.

La inmigraci¨®n y la seguridad ciudadana fueron dos de las bazas ideol¨®gicas de Vox durante la campa?a de las elecciones auton¨®micas de 2018 y que llevaron a la formaci¨®n ultra a ser la m¨¢s votada en El Ejido. Un resultado que se repiti¨® en 2019, cuando sum¨® el 30% de las papeletas. El partido de Santiago Abascal vio en la capital del Poniente almeriense y en sus mares de pl¨¢stico ¨Dinvernaderos expandidos gracias a una agricultura intensiva sustentada por mano de obra extranjera¨D el mejor terreno para materializar su credo pol¨ªtico. El lugar en el que instalar el laboratorio de su gesti¨®n para el resto del pa¨ªs. Para ello eligieron como candidato a la alcald¨ªa a Juan Jos¨¦ Bonilla, abogado y agricultor e hijo de uno de los tres vecinos ejidenses que fueron asesinados por personas de origen magreb¨ª en febrero del 2000 y que desataron la ira de cientos de vecinos que se tomaron la justicia por su mano, atacando a la poblaci¨®n inmigrante.

Vox no gan¨® en las municipales de 2019, quedando como segunda fuerza por detr¨¢s del PP, el partido que gobierna desde 1991. Pero s¨ª entr¨® a formar parte del Gobierno local. Un acuerdo que apenas dur¨® a?o y medio y que estuvo plagado de desencuentros. En enero de 2021, Bonilla anunci¨® la ruptura con los populares: los ediles de Vox perdieron sus responsabilidades municipales y el propio Bonilla acab¨® abandonando el partido. Un fiasco que dentro y fuera de Vox se explica por la inexperiencia pol¨ªtica de sus ediles, el control absoluto que ejerce la c¨²pula nacional del partido y la fragilidad de sus estructuras provinciales, donde son habituales las luchas de poder y los cambios de direcci¨®n.

¡°Los concejales del PP llevaban mucho tiempo en pol¨ªtica y nosotros ven¨ªamos de la actividad privada¡±, reconoce Bonilla, que sostiene que los encontronazos fueron constantes y que los populares ¡°se apropiaron¡± de banderas del partido ultra como ¡°la inmigraci¨®n, la seguridad, la agricultura, los okupas¡±. ¡°Fue muy complicado gobernar con ellos por su falta de experiencia, humildad y capacidad de trabajo, por su demagogia y osad¨ªa¡±, remarca, por su parte, el alcalde de El Ejido, Francisco G¨®ngora, del PP. ¡°Ellos tienen su ideario orientado hacia un determinado votante, pero no tienen conocimiento de la realidad¡±, abunda.

Bonilla tambi¨¦n apunta, entre los obst¨¢culos que se encontr¨®, a la estructura piramidal de Vox, que lleva a la direcci¨®n nacional a ejercer un f¨¦rreo control e impide a sus concejales presentar propuestas o mociones sin su visto bueno. ¡°En nuestros temas bandera, ese retraso nos ha hecho perder la iniciativa¡±, sostiene.

¡°No noto racismo a diario, pero a veces s¨ª¡±

Algunas conversaciones con vecinos de El Ejido muestran las preocupaciones de quienes han visto cambiar su pueblo a toda velocidad sin que las administraciones, dicen, hayan facilitado la convivencia. ¡°Esto ya no es lo que era¡±, lamenta Mar¨ªa V¨¢zquez, de 64 a?os, desde su puesto de carne en un mercado municipal casi vac¨ªo. Recuerda que compr¨® un solar en 1975, cuando ¡°solo hab¨ªa pencas¡±, en referencia a las chumberas y cactus almerienses. ¡°Cuando nos han dejado trabajar y vivir, esto ha crecido. Ahora no. Con tantas pagas, a la gente le das 400 o 500 euros y echan el d¨ªa por ah¨ª sin hacer nada¡±, opina. ¡°Salga quien salga [elegido], no cambiar¨¢ nada para nosotros, los ciudadanos normales¡±.

Jos¨¦ Miguel Alarc¨®n, secretario municipal del PSOE en El Ejido, es muy cr¨ªtico con el paso de Vox por el Gobierno local: ¡°Llegaron aqu¨ª sin programa pol¨ªtico, solo con el ¡®Viva Espa?a¡¯, las pulseras, las banderas y el mantra de que iban a expulsar a todo el que no tuviera papeles, pero al entrar en las instituciones se han dado cuenta de que una cosa es predicar y otra dar trigo¡±, resume. Alarc¨®n cree que el mensaje cercano al racismo con el que Vox irrumpi¨® en 2018 ha perdido fuelle: ¡°Los vecinos les han visto gobernar y han visto que no han cambiado nada¡±. Una interpretaci¨®n que comparte el alcalde popular.

Una caminata por el ¨¢rea m¨¢s comercial de El Ejido permite conocer algunas sensaciones ante las elecciones andaluzas. ¡°En las otras les votaron porque hay muchos inmigrantes y la gente est¨¢ en contra de eso¡±, considera Ainhoa Peinado, de 19 a?os, que el 19-J votar¨¢ por primera vez. En la avenida, enormes deportivos Mercedes y BMW se cruzan con las bicicletas en las que se mueven muchos migrantes. Hay mujeres con hiyab de compras, pero apenas se ven hombres extranjeros en edad de trabajar: est¨¢n todos en los invernaderos. ¡°No noto mucho racismo a diario, pero a veces s¨ª¡±, destaca Mohamed Dichou, argelino de 59 a?os, que lleva 32 en Almer¨ªa, los ¨²ltimos 15 en El Ejido.

¡°A veces les miran mal, eso es cierto¡±, apunta Wenceslao L¨®pez, de 34 a?os, mientras ayuda a instalar una valla publicitaria frente a la Torre Laguna. Un edificio de 105 metros que quiso ser el emblema local de la riqueza que acumul¨® el municipio gracias a la agricultura intensiva, y que hoy luce pr¨¢cticamente vac¨ªo.