Descompresi¨®n en Catalu?a
El panorama pol¨ªtico catal¨¢n es desalentador, pero hay peque?os resquicios para desinflamarlo
El resultado de las elecciones catalanas no deja grandes m¨¢rgenes de esperanza para aquellos que desean que Catalu?a salga de la desgarradora senda en la que transita desde hace una d¨¦cada. El independentismo ha reforzado su mayor¨ªa. Su historia reciente y sus renovados planteamientos excluyentes alimentan p¨¦simos presagios. Hay sobradas razones de desasosiego y el horizonte de las soluciones sigue present¨¢ndose con una oscuridad ciega. Sin embargo, ser¨ªa irracional no observar que los movimientos internos en los bloques ofrecen un peque?o resquicio para impulsar una descompresi¨®n del conflicto, paso no resolutivo pero s¨ª necesario. Por un lado, Esquerra Republicana, representante de una versi¨®n levemente m¨¢s pragm¨¢tica del secesionismo, ha logrado una posici¨®n de preeminencia dentro de la mayor¨ªa independentista, aunque sea sumamente fr¨¢gil. En el otro lado del espectro, asume el protagonismo el PSC de Salvador Illa, abanderado de una positiva voluntad de di¨¢logo ¡ªcon un claro anclaje constitucional, posiblemente menos ambiguo que en otros momentos¡ª. A diferencia de lo que sucedi¨® en 2017, los ¨¦xitos de los presuntos bloques opuestos ¡ªa ambos lados de la l¨ªnea divisoria del secesionismo¡ª brindan una peque?a oportunidad para empezar a suturar las fracturas ciudadanas. Ser¨ªa ingenuo ser optimistas, pero tambi¨¦n est¨²pido ignorar el movimiento y no exhortar a aprovecharlo.
Por resultado y posici¨®n, pese a que el PSC alcanz¨® el domingo la primac¨ªa, es a ERC a quien compete la m¨¢xima responsabilidad pol¨ªtica e institucional. Porque solo esta formaci¨®n dispone de una relativa centralidad que permite un esquema de gobernanza viable: el configurado por una alianza secesionista o un alineamiento de izquierdas con distintas opciones. La tradici¨®n m¨¢s reciente (10 a?os pueden parecer una eternidad), el tono exaltado de la campa?a (con la firma de todos los independentistas vetando el acceso del PSC a responsabilidades de Gobierno) y la mayor¨ªa en votos de estos (aunque no relevante a efectos de pretender legitimar una ruptura, dada la alta abstenci¨®n) inclinan la balanza, en primer t¨¦rmino, hacia un Gobierno secesionista.
Ahora bien, la ¨²ltima legislatura ha ilustrado a todos sobre las dificultades del empe?o. Pues no existe nada parecido a un bloque m¨¢s que en el esquematismo de una idea sobre la cuesti¨®n territorial, o en el deseo compartido de ocupar poltronas y parcelas de poder.
Es palmaria la dif¨ªcil coexistencia de ERC con los principales dirigentes electos de Junts: la imputada por corrupci¨®n Laura Borr¨¤s (cuya renuncia pidi¨® Oriol Junqueras); el empresario autodefinido como trumpista Joan Canadell, o el exvicepresidente del Parlament Josep Costa, uno de los que m¨¢s diatribas ha lanzado contra los republicanos en la ¨²ltima y paralizada legislatura. As¨ª que no cabe descartar del todo otras opciones a lo largo de la legislatura que se abre, entre ellas f¨®rmulas en el per¨ªmetro de la izquierda, m¨¢s como informal alianza parlamentaria tras un Ejecutivo de minor¨ªa ¡ªlo que generar¨ªa menos problemas a todos¡ª que como opci¨®n articulada de Gobierno.
En clave nacional, el 14-F proporciona, de entrada, un efecto estabilizador para el Gobierno de Pedro S¨¢nchez. El PSC ha quedado en primera posici¨®n; su inestable aliado, Esquerra, ve avalada en las urnas su pol¨ªtica de colaboraci¨®n en Madrid; y Unidas Podemos, ni puede ufanarse de mejorar resultados, ni frustrarse y agitarse por un declive que no se produjo: los Comunes que con ¨¦l comparten proyecto mantienen su representaci¨®n en Catalu?a, sin mejorarla ni empeorarla.
Desestabilizador es, en cambio, el efecto en el campo de la derecha. La humillaci¨®n que ha sufrido el PP a manos de la ultraderecha de Vox deber¨ªa inducir a sus dirigentes a replantear su enfoque estrat¨¦gico, para consolidar un proyecto de centroderecha moderado y con responsabilidad de partido de Estado. Ciudadanos, que ha experimentado un nuevo estrepitoso desplome, deber¨¢ inevitablemente reflexionar sobre su discurso. Ser¨ªa una p¨¦sima noticia para Catalu?a y Espa?a que reaccionaran al auge de Vox radicaliz¨¢ndose.
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