Trans, indepes y ¡®charos¡¯ de falsa bandera: c¨®mo sembrar odio viralizando a tu villano ideal
La red se llena de perfiles que suplantan personalidades pol¨ªticas estereotipadas para sembrar odio y exacerbar los prejuicios extremistas. Estudios sociol¨®gicos y psicol¨®gicos explican el ¨¦xito del fen¨®meno
¡°Es fake seguro, pero es veros¨ªmil¡±, comentan en un grupo de WhatsApp de amigos al compartir el escandaloso tuit que ha publicado una persona trans en Twitter. El tuit forma parte de una ristra de mensajes en los que Mar¨ªa Soretes criticaba a la cantante Rosal¨ªa por no tener ¡°ningune bailarine trans¡± ni ¡°ba?os gender-neutral¡±. El hilo de mensajes inund¨® la red social con cr¨ªticas al ¡°victimismo¡± de esta usuaria, elevada a categor¨ªa de ejemplo del sectarismo de cierto activismo trans.
El problema es que Mar¨ªa Soretes dice cosas odiosas, pero no es una persona trans real, es un perfil falso creado deliberadamente con rasgos exagerados para convertirse en el villano ideal que confirme todos los prejuicios de quien ya recela, resumido en ese ¡°es veros¨ªmil¡± que animaba a compartirlo entre amigos. Un ejemplo m¨¢s de una tendencia cada vez m¨¢s com¨²n en redes, las cuentas de falsa bandera que azuzan la aprensi¨®n contra el otro: mujeres progresistas (despreciadas como charos) que odian a los hombres, independentistas catalanes racistas, cargos podemitas que solo buscan adoctrinar a ni?os de derechas. Son el mejor ejemplo de por qu¨¦ plataformas como Twitter son una centrifugadora de polarizaci¨®n, un ¡°acelerador de las divisiones culturales existentes¡±, como resume la ¨²ltima revisi¨®n de estudios sobre c¨®mo las redes ¡°amplifican la indignaci¨®n y el conflicto entre grupos¡±.
Porque al contrario de lo que se consolid¨® en el imaginario colectivo, las din¨¢micas t¨®xicas en redes no surgen de las burbujas y c¨¢maras de eco, esos supuestos espacios online en los que la gente solo escucha lo que quiere o¨ªr. El veneno de las plataformas digitales (y tambi¨¦n fuera de ellas) surge precisamente del roce con los otros; m¨¢s concretamente del tipo de mensajes y personajes que vemos. Como mostraron Chris Bail, especialista en polarizaci¨®n, y su equipo de la Universidad de Duke en unos experimentos, las personas a quienes se expuso adrede a tuits del otro bloque ideol¨®gico se volvieron m¨¢s radicales en su ideolog¨ªa al cabo de un mes (sobre todo los de derechas). Determinadas dosis del argumentario enemigo no nos inocula, nos envenena.
As¨ª es como funciona Twitter: cuanto m¨¢s radical suena el tuit de un pol¨ªtico o activista, m¨¢s probable es que lo vea un usuario del bando opuesto. Ning¨²n progresista difunde indignado el tuit m¨¢s moderado y elegante de los cargos del PP y, del mismo modo, la gente de derechas compartir¨¢ alterada los tuits m¨¢s faltones o extremistas de la izquierda. As¨ª se dibuja en nuestras cabezas una imagen odiosa y sin matices del contrario: lo que los especialistas llaman ¡°falsa polarizaci¨®n¡±, un fen¨®meno cada vez m¨¢s presente en nuestras campa?as electorales interminables avivadas por los medios. ¡°Los individuos no est¨¢n tan polarizados como esperan, est¨¢n m¨¢s de acuerdo [con los otros] de lo que cre¨ªan¡±, explica un estudio de la Universidad de Harvard, ¡°lo que demuestra que los partidistas en conflicto exageran sistem¨¢ticamente el extremismo de los puntos de vista del otro lado¡±.
Y si no hay extremismo suficientemente divisivo en redes, se inventa. ¡°Los perfiles de falsa bandera son algo de toda la vida, que apareci¨® de forma masiva a partir de 2019, pero se ha visto un incremento desde 2022; parece que se estaban preparando para las elecciones para meter ruido¡±, explica Mariluz Congosto, de la Universidad Carlos III, experta en diseccionar estos fen¨®menos tramposos de Twitter. Congosto resalta que hay muchos m¨¢s perfiles de este tipo que satisfacen los intereses de la derecha. Coincide el especialista Marcelino Madrigal: ¡°Lo vemos m¨¢s en grupos de ultraderecha, que tienen m¨¢s recursos y est¨¢n m¨¢s metidos en las narrativas del rival, los otros no son tan profesionales¡±. En todo caso, la difusi¨®n de estos tuits falsos tiene una segunda vida en redes como WhatsApp y Telegram, donde se extienden sin freno en forma de pantallazos sin contexto.
El tipo m¨¢s burdo y habitual, explica Madrigal, es el cl¨¢sico tuit en el que alguien finge ser un votante que critica a su partido o variantes similares: ¡°Yo votaba a no s¨¦ quien, pero me ha decepcionado por tal cosa¡±. De este modo, se confirma que hasta sus votantes se dan cuenta de que ese partido es malo. El mensaje puede diseminarse hasta por miles, con perfiles automatizados que cacarean la misma frase. Algunas veces, solo son mensajes o cuentas par¨®dicas que tocan la tecla correcta para viralizar un mensaje que confunda a mucha gente.
Lo rid¨ªculo y superlativo
Pero en los ¨²ltimos tiempos, ese fen¨®meno se ha sofisticado. Se crean perfiles de personas que tuitean mucho, muy politizadas y que se infiltran en la mara?a de relaciones del grupo al que van a suplantar gracias a estrategias como el ¡°s¨ªgueme y te sigo¡±, que Madrigal considera una ¡°mala pr¨¢ctica peligrosa¡± de partidos y profesionales de gesti¨®n de redes. Usan fotos robadas, de mujeres mayores reales o personas trans que hayan aparecido en medios, y despu¨¦s de tuitear y retuitear mucho contenido af¨ªn a su personalidad, comienzan con lo ¡°rid¨ªculo y superlativo¡±, como define Congosto.
Uno de los ejemplos m¨¢s notables es el de la cuenta @rosadozuruta, que se presentaba como cargo de Podemos y profesor de Primaria, ahora como ¡°coordinador social en Sumar¡±. Lleva a?os activ¨¢ndose en periodos electorales y combina comportamiento normal de activista de partido (logr¨® que Yolanda D¨ªaz lo siguiera) con tuits en los que dice barbaridades para desatar las bajas pasiones de la derecha: ¡°No son TUS hijos, son MIS alumnos¡±, ¡°hoy lleg¨® a clase el t¨ªpico ni?o rancio de padres voxemitas¡±, ¡°por suerte mis alumnos tienen normalizado el sexo anal entre hombres¡±. Sus tuits, que tambi¨¦n azuzan la bronca en Unidas Podemos (llam¨® ¡°hist¨¦rica amargada¡± a Vicky Rosell), provocan innumerables interacciones y respuestas airadas, como las de Hermann Tertsch y Juan Carlos Girauta, que denomin¨® ¡°podemita puro¡± a este falso podemita.
Terstch tambi¨¦n pic¨® con otro cl¨¢sico de las falsas banderas: las charos, el nombre que la ultraderecha ha puesto a las mujeres adultas y progresistas para despreciarlas. Cuentas como Jacinta Rebolledo y Eusebia Jimeno se presentan como activistas y cargos pol¨ªticos de partidos progresistas, y reproducen, exagerados hasta el absurdo, todos los tics que alguien de Vox criticar¨ªa en la izquierda. Pero tienen ¨¦xito a ambos lados del abanico pol¨ªtico. Ahora, por ejemplo, dedican buena parte de su tiempo a ciza?ear entre Podemos y Sumar. Lo que toque la fibra sensible del momento.
A Tertsch le dio igual que lo advirtieran de su error: ¡°?Fake, no fake? Nos da exactamente igual. Los podemitas piensan as¨ª¡±. Es el sesgo de confirmaci¨®n en acci¨®n: ¡°Lo m¨¢s probable es que las personas lleguen a las conclusiones a las que quieren llegar¡±, escribi¨® la psic¨®loga social Ziva Kunda. Una mala ejemplar nos ayuda a lograrlo.
1/ ?Os cuento un ef¨ªmero experimento que me dio tiempo a preservarlo antes de que su autor lo eliminara el 12 de enero.
— Mariluz Congosto (@congosto.bsky.social) (@congosto) January 15, 2023
El 8 de enero me lleg¨® por DM una sugerencia para investigar un perfil, aparentemente reutilizado, que hab¨ªa publicado un tweet supremacista
Hilo va ?? pic.twitter.com/3kUALM4Klm
Otro perfil falso de mujer trans con mucho ¨¦xito intoxicando, junto al de Mar¨ªa Soretes, es @Jenytrans17. Cuando se caldeaba el ambiente por las controversias en torno al 8-M, esta cuenta tuite¨® un cartel en el que se invitaba a las ¡°mujeres biol¨®gicas¡± a quedarse en casa para dar visibilidad a las ¡°verdaderas mujeres trans¡±. El tuit gener¨® tantas reacciones que lo han visto cinco millones de usuarios. Tambi¨¦n ha causado sensaci¨®n su tuit promoviendo la ¡°Asociaci¨®n Transg¨¦nero Anti-Ciencia¡±, otro de los detonantes habituales de las controversias sobre lo trans.
A veces puede ser un ¨²nico tuit el que genere todo el ruido. La tuitera @karrikkatt public¨® en catal¨¢n: ¡°Estoy orgullosa de tener todos los apellidos catalanes y que mi familia no se haya mezclado con los castellanos¡±. Y a?ad¨ªa que era importante mantener la ¡°etnia¡± y tener ¡°muchos hijos que sean catalanes con todas las letras¡±. La llamaron rata, Hitler, ejemplo del peor nacionalismo. En muchos de esos casos, los usuarios difund¨ªan el tuit de @karrikkatt amplificando para toda su audiencia ese mensaje tan excluyente. Unos d¨ªas despu¨¦s, la cuenta cambi¨® de nombre y public¨® que era una prueba para demostrar que los ¡°espa?olistas¡± son f¨¢cilmente manipulables. Pero esa aclaraci¨®n tuvo much¨ªsima menos difusi¨®n: la mayor¨ªa de quienes se indignaron y difundieron su primer mensaje se quedaron con la idea de que era real.
Votos nulos, muchos retuits
Otro mensaje muy habitual en periodos electorales es el que pretende enga?ar a un sector de la poblaci¨®n para que realice un voto nulo. Como hizo la cuenta Castellanoparlantes Valencianos animando a realizar un ¡°voto dual¡± metiendo las papeletas de Vox y del PP en el mismo sobre. En las ¨²ltimas semanas, perfiles de derechas han promovido un mensaje que invitaba a escribir el nombre de Irene Montero en la papeleta de Sumar. Pero los mensajes son tan b¨¢sicos que probablemente solo busquen visibilidad para sus autores.
¡°Estos perfiles de falsa bandera legitiman posturas del adversario: ¡®Si hasta una persona trans lo dice, c¨®mo ser¨¢ la ley¡¯. Y son estrategias terriblemente efectivas desde el punto de vista de la comunicaci¨®n¡±, explica la experta en comunicaci¨®n pol¨ªtica Ver¨®nica Fumanal. ¡°Alimentan un trol que fomenta esa percepci¨®n negativa para retroalimentar posiciones y salir del armario del extremismo¡±, resume la especialista, que asesor¨® a tres candidaturas en las elecciones de mayo y trabaj¨® en el pasado con Albert Rivera y Pedro S¨¢nchez.
Este fen¨®meno no es nuevo ni espec¨ªfico de Espa?a: en Estados Unidos, una cuenta supuestamente antifascista que llamaba a la violencia fue retirada por Twitter y result¨® ser obra de un grupo de supremacismo blanco. Durante la campa?a presidencial que aup¨® a Donald Trump, una cuenta de Facebook convoc¨® en Houston una manifestaci¨®n contra la islamizaci¨®n de Texas. Otra cuenta distinta convoc¨® en la misma calle, a la misma hora, una protesta a favor de los musulmanes. Los manifestantes de ambos bandos se encontraron all¨ª f¨ªsicamente y se enfrentaron verbalmente. Las dos protestas las hab¨ªan creado grupos rusos de desinformaci¨®n que pretend¨ªan inocular veneno polarizador en plenas elecciones.
Aquellos eran rusos, pero estas cuentas ?de d¨®nde salen? ¡°Algunos son un grupo de graciosos, otros muestran una estructura, conexi¨®n y apoyos m¨¢s elaborados. Sean amigos o lobby, saber qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s es muy dif¨ªcil, pero algunos son profesionales expertos en comunicaci¨®n, porque saben crear un fen¨®meno viral y tocar la tecla que consigue un trending topic por indignaci¨®n¡±, explica Congosto. Seg¨²n Madrigal, con la llegada de Elon Musk han saltado los controles por los aires: ¡°Grupos profesionalizados de troles profesionales, agencias, hooligans de los partidos que se entregan a la causa¡±. Y Fumanal reconoce que hay agencias que lo hacen si el cliente quiere guerra sucia.
¡°Como resultado de la exposici¨®n a contenido divisivo, las personas pueden tener percepciones distorsionadas de aquellos que son diferentes a ellos (...) y exageran la magnitud de la animosidad partidista que el grupo pol¨ªtico opuesto siente hacia su propio grupo pol¨ªtico¡±, explica en su ¨²ltimo estudio un grupo de especialistas en la psicolog¨ªa de las redes, liderados por Jay van Bavel, de la Universidad de Nueva York. ¡°Las redes sociales pueden alimentar conflictos (morales), ya que la mayor¨ªa de las personas son m¨¢s moderadas de lo que la gente piensa¡±. Y aseguran: ¡°Exacerban estos problemas al exponer desproporcionadamente a las personas a extremistas¡±. Y si no lo son tanto, nos lo inventamos.
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