La gran ciza?a de los c¨ªborgs
Al menos 30 pa¨ªses sufren la manipulaci¨®n del debate p¨²blico con perfiles fraudulentos en las redes sociales. As¨ª es como los reba?os de trolls y bots intoxican la pol¨ªtica
Durante d¨ªas acapar¨® la atenci¨®n en el Reino Unido y en el resto de Europa. Un tejano seguidor de Trump usaba una foto del atentado de Londres para esparcir odio racista desde su cuenta de Twitter, @SouthLoneStar. Recibi¨® el respaldo de miles de retuits, tambi¨¦n cientos de miles de tuits que reprochaban su islamofobia y numerosas noticias que se hicieron eco de la pol¨¦mica que hab¨ªa surgido en la red por ese comentario. Alcanz¨®, en dos a?os, m¨¢s de 50.000 seguidores interesados por sus tuits contra Clinton, los musulmanes y a favor del Brexit.
Otra cuenta estadounidense, @TEN_GOP, amas¨® 130.000 seguidores gracias a sus soflamas pro-Trump, ultracristianas, militaristas y contrarias a los medios y a los antifascistas. Sus palabras fueron compartidas entre sus seguidores por figuras de la derecha medi¨¢tica de EE UU y llegaron a la esfera m¨¢s cercana del presidente Trump: su hijo Donald, su consejero de Seguridad Nacional, su jefa de campa?a... todos le retuitearon. Distintos medios, como The Washington Post y Los Angeles Times, citaron sus tuits como ejemplo del pensamiento conservador.
Pero @SouthLoneStar no era tejano. Y @TEN_GOP no hab¨ªa estado nunca en EE UU. Eran dos de los millones de cuentas fraudulentas manejadas desde Rusia, en la m¨¢s famosa granja de trolls del planeta: la Internet Research Agency (IRA). Una entidad respaldada por el Kremlin que se dedica a desinformar e intoxicar a escala global. Su m¨¦todo: pastorear las redes sociales. Su logro: manipular el debate p¨²blico.
Pero no son solo los rusos. Al menos en una treintena de pa¨ªses?los gobiernos emplean "ej¨¦rcitos de formadores de opini¨®n" para difundir sus ideas, impulsar sus agendas y contrarrestar las cr¨ªticas en las redes sociales, seg¨²n el informe publicado la semana pasada por Freedom House. En algunos casos se trata de ej¨¦rcitos reales, como los dos millones de comentaristas que China tiene contratados para inundar noticias, redes y foros. De los 65 pa¨ªses analizados (Espa?a no est¨¢ entre ellos), en al menos 20 se identific¨® el uso coordinado de redes de bots (cuentas automatizadas) para influir en el discurso pol¨ªtico. Adem¨¢s, se pudo documentar ejemplos prominentes de noticias falsas sobre elecciones o referendos en al menos 16 pa¨ªses.
"Los gobiernos ahora est¨¢n usando las redes sociales para reprimir la disidencia y promover una agenda antidemocr¨¢tica", denunci¨® Sanja Kelly, directora del proyecto, en la presentaci¨®n del informe. Kelly explic¨® que este tipo de manipulaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil de detectar y de combatir que otros tipos de censura, como el bloqueo de webs. Frente al cierre de una p¨¢gina se puede buscar un plan B, sembrar la confusi¨®n es m¨¢s eficiente.
De media, cada bot recibi¨® cinco retuits de cuentas reales, es decir, cinco humanos compart¨ªan el contenido generado por un robot creado para contaminar
Los bots tambi¨¦n hablan espa?ol: uno de los primeros en usarlos masivamente fue el presidente mexicano Enrique Pe?a Nieto, antes de llegar al poder, con los populares Pe?abots. Luego lleg¨® la oposici¨®n venezolana, pionera en su pa¨ªs en el uso de estas herramientas, a la que ya se ha sumado con fuerza el gobierno de Maduro. Y aunque el informe no la incluye, es un problema que tambi¨¦n afecta a Espa?a y mucho. Un colectivo de investigadores,?@BotsPoliticosNo, realiz¨® minuciosos an¨¢lisis que desvelaron redes de bots fraudulentos y perfiles falsos en el entorno de todos los partidos pol¨ªticos durante 2015 y 2016, especialmente el PP, adem¨¢s de colectivos catalanes contrarios a la independencia. Y en el sumario de la Operaci¨®n P¨²nica, por ejemplo, figura que Esperanza Aguirre contrat¨® una red de 45.000 perfiles falsos de Twitter, como public¨® Eldiario.es, y tambi¨¦n Florentino P¨¦rez. Pero aquellos movimientos eran burdos, b¨¢sicamente millares de perfiles replicando mensajes para conseguir apariencia de popularidad, difamar al adversario y quiz¨¢ lograr alg¨²n Trending Topic (los temas m¨¢s comentados, que visibiliza Twitter).
"Ahora tiene m¨¢s fuerza, m¨¢s repercusi¨®n, ha ido sofistic¨¢ndose hasta hacerse tan sutil que resulta espeluznante", asegura Mariluz Congosto, investigadora de la Universidad Carlos III, en referencia a lo mucho que se han desarrollado estas artima?as. "Muchos son h¨ªbridos: generalmente son robots automatizados pero a veces escriben tuits m¨¢s trabajados, como si cogiera las riendas una persona", explica Congosto en referencia a los llamados c¨ªborgs, cuentas bots en las que tambi¨¦n publican a mano para dar credibilidad, dirigir campa?as y apuntalar sus intereses, y que ahora son el material m¨¢s efectivo en las redes de intoxicaci¨®n.
"Los gobiernos ahora est¨¢n usando las redes sociales para reprimir la disidencia y promover una agenda antidemocr¨¢tica", denunci¨® Sanja Kelly
Hubo un tiempo en que lo esencial era llenar auditorios y m¨ªtines con autocares y bocatas. Hoy, si la audiencia se digitaliza, es natural que se automatice su gesti¨®n. Son baratos, f¨¢ciles de crear, cosechan datos, pueden usarse con distintos clientes a la vez, sirven para acosar, para deslegitimar, desmovilizar, generar ruido, fingir popularidad, silenciar al enemigo... Estas redes trabajan a tres niveles con el reba?o digital: los pastores, que son cuentas muy influyentes que marcan la conversaci¨®n; los perros pastores que amplifican el mensaje y atacan a los rivales; y por ¨²ltimo los millares de cuentas automatizadas que, como ovejas, se mueven balando hacia donde les indican, generando una falsa sensaci¨®n de mayor¨ªa social. M¨¢s recientemente, se han detectado indicios de esta actividad hacia Alemania y Espa?a, como public¨® EL PA?S.
Estos reba?os no convencen a nadie, porque no es lo que pretenden. Lo explicaba Adrian Chen, uno de los periodistas que dio a conocer la IRA, en New Yorker. "El verdadero efecto", escribe, "no era lavarle el cerebro a los lectores, sino abrumar las redes sociales con una avalancha de contenido falso, sembrando dudas y paranoia, y destruyendo la posibilidad de usar Internet como un espacio democr¨¢tico". Si los opositores quieren visibilizar sus cr¨ªticas al Gobierno, este inunda la red con otros temas que sean tendencia, desde noticias bobas viralizables hasta medias verdades sobre sus pol¨ªticas.?
En el sumario de la Operaci¨®n P¨²nica, por ejemplo, figura que Esperanza Aguirre contrat¨® una red de 45.000 perfiles falsos de Twitter
Quien controlaba a @SouthLoneStar no pretend¨ªa convencer, sino polarizar la conversaci¨®n en torno al racismo, al odio y la xenofobia. Y lo consigui¨®. M¨¢s de 80 noticias de medios brit¨¢nicos incluyeron tuits de la peque?a muestra de 2.700 usuarios tumbados por Twitter por ser de la IRA, seg¨²n The Guardian. Generalmente para criticarlos o mostrar el rechazo de otros usuarios, pero logrando as¨ª una atenci¨®n inmerecida que permit¨ªa influir en la agenda.
"Los usuarios tienden a propagar informaci¨®n de baja calidad como las noticias falsas porque est¨¢n inundados por ellas y tienen una capacidad de atenci¨®n limitada", asegura Filippo Menczer, investigador de la Universidad de Indiana. Menczer es un pionero en la caza y captura de bots mal¨¦volos porque cree que son un problema para la democracia, que se basa en un electorado informado: "Los bots sociales son efectivos induciendo a las personas a creer y compartir reclamos falsos, manipulando la informaci¨®n a la que est¨¢n expuestos". Esto se logra, explica, creando la falsa impresi¨®n de que muchas personas comparten una opini¨®n o poniendo en jaque los sesgos cognitivos y sociales de las personas. "Si puedes desinformar y enga?ar a los votantes, est¨¢s obstaculizando su capacidad de votar sobre la base de opiniones bien informadas", denuncia.
El modelo econ¨®mico
Los medios y las plataformas que viven de la atenci¨®n favorecen la difusi¨®n de veneno con su modelo de negocio.?El spam pol¨ªtico se convierte en clickbait medi¨¢tico. Los periodistas viven pendientes de Twitter y sienten la necesidad de reflejar en sus medios los supuestos temas candentes, adem¨¢s de necesitar que el p¨²blico pinche en sus noticias. Las plataformas viven del tiempo que pasan los usuarios en ellas gracias a contenidos que se propaguen y que generen participaci¨®n. Adem¨¢s, aparecen nuevos actores, cabeceras digitales sin periodistas creadas exclusivamente para viralizar noticias inventadas, medias verdades e informaci¨®n extremista porque se consume con avidez y genera jugosos ingresos publicitarios sin gastar en sueldos. Muy poca gente lee la noticia antes de compartirla, muchas veces se propaga ¨²nicamente la captura del titular.
"Ahora tiene m¨¢s fuerza, m¨¢s repercusi¨®n, ha ido sofistic¨¢ndose hasta hacerse tan sutil que resulta espeluznante", asegura Mariluz Congosto
En Michigan, uno de los estados clave en las elecciones que auparon a Trump, el producto de los "medios basura" tuvo m¨¢s ¨¦xito en redes sociales que las noticias de medios profesionales, seg¨²n un estudio de la Universidad de Oxford sobre la campa?a (PDF). "Los bots difunden noticias falsas, inundan hashtags haciendo in¨²tiles las conversaciones pol¨ªticas en las redes sociales y fabrican un consenso manipulando m¨¦tricas", asegura una de las autoras de ese trabajo, Lisa-Maria Neudert. Y a?ade: "No solo manipulan usuarios, tambi¨¦n algoritmos de redes sociales, mostrando propaganda en las tendencias y en la parte superior del suministro de noticias". "Los bots se activan en momentos de mayor inter¨¦s pol¨ªtico: elecciones, referendos, crisis", explica esta especialista en bots de Oxford. "Pero lo que es m¨¢s, buscan influir en la vida pol¨ªtica cotidiana, sembrando confusi¨®n, descontento y escepticismo", resume.
Adem¨¢s, las redes sociales est¨¢n obligadas por sus accionistas a crecer y crecer: el responsable de seguridad de Twitter advirti¨® en 2015 de la presencia de numerosas cuentas fraudulentas creadas por rusos, pero no se borraron porque perjudicaba el crecimiento de la compa?¨ªa, seg¨²n Bloomberg. Twitter reconoce ahora que detecta 3,3 millones de cuentas sospechosas cada semana y desde este verano se ha comprometido a hacerle frente al problema. "No es tan f¨¢cil detectarlos cuando escriben unas pocas oraciones propagand¨ªsticas el 20% del tiempo y copian actividad humana el otro 80%", explica Takis Metaxas, investigador en Wellesley y Harvard. "Comprender la propaganda, emplear el pensamiento cr¨ªtico y darnos cuenta de nuestros propios prejuicios es la mejor manera de defender la democracia", reclama Metaxas, que descubri¨® en la campa?a senatorial de 2010 uno de los primeros episodios de uso masivo de bots. Aquellos, dice, "fueron f¨¢cilmente detectables, pero desde entonces han mejorado mucho".
Son baratos, f¨¢ciles de crear, cosechan datos, pueden usarse con distintos clientes a la vez, sirven para acosar, para deslegitimar, desmovilizar, generar ruido, fingir popularidad, silenciar al enemigo...
Justo antes del Brexit, Rusia lanz¨® 150.000 cuentas falsas que inundaron la conversaci¨®n en el Reino Unido con mensajes xen¨®fobos, uno de los asuntos m¨¢s espinosos del refer¨¦ndum. De media, cada bot recibi¨® cinco retuits de cuentas reales, es decir, cinco humanos compart¨ªan el contenido generado por un robot creado para contaminar. Despu¨¦s del refer¨¦ndum del Brexit, una petici¨®n online que reclamaba su repetici¨®n tuvo que cancelarse porque 77.000 bots la ahogaron con firmas falsas. En EEUU, dos cuentas fraudulentas rusas convocaron y anunciaron en Facebook sendas manifestaciones frente al centro isl¨¢mico de Houston: una islam¨®foba y otra en defensa de los musulmanes. Los dos grupos chocaron en la calle y los medios recogieron su enfrentamiento como ejemplo de la profunda divisi¨®n de los estadounidenses.
Cuando el Instituto de Internet de la Universidad de Oxford analiz¨® a fondo este fen¨®meno en nueve pa¨ªses, no tuvo dudas: "Los bots utilizados para la manipulaci¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n son herramientas efectivas para fortalecer la propaganda online y las campa?as de odio. (...) La propaganda inform¨¢tica es ahora una de las herramientas m¨¢s poderosas contra la democracia". Muchos de esos casos son de los gobiernos contra sus propios ciudadanos. Un dato de Sanja Kelly, de Freedom House: "En 14 pa¨ªses, los gobiernos que intentan combatir las noticias falsas ir¨®nicamente terminan restringiendo la libertad de internet". Las plataformas digitales est¨¢n cumpliendo un oscuro papel en pol¨ªtica y los bots (y los c¨ªborgs) son solo una m¨¢s de las herramientas.
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