Los propietarios de casas en la exclusiva isla gallega de A Toxa piden dinero p¨²blico para mantenerla
Los 600 due?os de chal¨¦s y apartamentos aseguran que no pueden costear los 200 euros mensuales de media que les supone la limpieza de calles o la tra¨ªda de agua y denuncian da?os por la avalancha de turistas
Fue el primero y m¨¢s exclusivo enclave tur¨ªstico de las R¨ªas Baixas desde los a?os setenta, pero ahora sus propietarios han pulsado el bot¨®n de alarma por el deterioro paulatino de sus infraestructuras. La isla gallega de A Toxa, en la que naci¨® el concepto de resort en torno a su gran hotel balneario de aguas termales, est¨¢ hoy atrapada en su pasado. Los empresarios y arist¨®cratas que promovieron su urbanizaci¨®n pactaron hace medio siglo con el Ayuntamiento de O Grove (Pontevedra) que ser¨ªan los due?os de chal¨¦s y apartamentos, 600 en la actualidad, quienes se encargar¨ªan de abonar los costes de los servicios y mantenimiento. Hoy estos propietarios aseguran que esos pagos son inasumibles. Por si fuera poco, la situaci¨®n legal de este singular territorio de apenas un kil¨®metro cuadrado se encuentra en un limbo urban¨ªstico porque el Consistorio de turno nunca lleg¨® a certificar las obras ejecutadas dentro de su plan especial. Como adem¨¢s el municipio carece de planeamiento, no es posible edificar en la isla, afectada por la Ley de Costas y catalogada por Red Natura como espacio protegido. Pese a este intrincado escenario, el precio de su oferta inmobiliaria se ha encarecido.
Los propietarios de las exclusivas viviendas de A Toxa reclaman ayuda econ¨®mica a la Xunta, la Diputaci¨®n de Pontevedra y el Ayuntamiento para poder sufragar la conservaci¨®n de los viales, el servicio de limpieza y jardiner¨ªa, la tra¨ªda y depuraci¨®n de agua, as¨ª como la iluminaci¨®n de la isla. Solo la recogida de basura es competencia municipal. Cualquier accidente que se produzca en la v¨ªa p¨²blica tiene que ser asumido por los vecinos como responsables civiles del mantenimiento de las infraestructuras.
Los gastos comunitarios requieren un presupuesto anual de 800.000 euros que es imputado seg¨²n el ¨ªndice de edificabilidad de cada propiedad o parcela, incluyendo las instalaciones hoteleras, que son las que m¨¢s cuota aportan. El gasto medio que soportan los vecinos es de aproximadamente 200 euros mensuales. La mayor¨ªa son veraneantes, ya que apenas unos 50 est¨¢n censados en O Grove. Tanto la comunidad de propietarios como la plataforma vecinal Por La Toja consideran que ¡°la situaci¨®n es insostenible¡± por la avalancha de turistas que visitan la isla durante todo el a?o. Dependiendo de la temporada, llegan a concentrarse hasta siete autobuses al d¨ªa. ¡°Son miles de personas y continuos actos vand¨¢licos, lo que conlleva un constante desgaste de las instalaciones¡±, afirman desde el colectivo vecinal.
En este enclave, la vigilancia del territorio tambi¨¦n es competencia de los vecinos e incluye la alerta contra posibles incendios o similares accidentes medioambientales. En pleno mes de agosto, se desataron dos alertas de fuego en el bosque central de la isla, frente al Gran Hotel. El aviso de un vigilante contratado evit¨® que las llamas se propagaran. Tres menores fueron los supuestos autores del conato de incendio, que fueron descubiertos por un seguimiento en las redes sociales. Un mes antes, la ermita del siglo XII recubierta de conchas de vieira, uno de los principales atractivos tur¨ªsticos de la isla, sufri¨® un ataque. Un grupo de turistas grab¨® sus nombres en la fachada principal. No es la primera vez que aparecen pintadas en la capilla o se producen da?os importantes en el patrimonio de A Toxa.
¡°Estamos ante una situaci¨®n jur¨ªdicamente compleja que solo puede resolverse con ayuda institucional, ya que se trata de un territorio de inter¨¦s tur¨ªstico¡±, incide Juan Buhigas, presidente de la comunidad de propietarios, que descarta recurrir a los tribunales, como hicieron hace ya dos d¨¦cadas con ¨¦xito los vecinos de la urbanizaci¨®n de San Vicente do Mar, tambi¨¦n en O Grove. ¡°Ser¨ªa un contencioso interminable¡±, alega el presidente.
Buhigas explica que los actuales habitantes de A Toxa arrastran las consecuencias del pacto que suscribieron hace medio siglo la Inmobiliaria La Toja, que promovi¨® la urbanizaci¨®n de la isla, y el Ayuntamiento de O Grove. ¡°No sabemos a cambio de qu¨¦ intereses se acord¨® que unos servicios, que en circunstancias normales tendr¨ªan que ser de competencia municipal, sean exclusivamente privados¡±, expone. ¡°Los tiempos han cambiado y la isla ya no es lo que era; ha perdido su esencia por falta de recursos¡±. Buhigas ve voluntad en el Ayuntamiento para encontrar una soluci¨®n y conf¨ªa en que las negociaciones que se han iniciado con el alcalde, el socialista Jos¨¦ Antonio Cacabelos, pongan fin a este limbo jur¨ªdico.
Cacabelos admite que ¡°es un problema que hay que resolver¡±, aunque reconoce que no hay una respuesta a corto plazo, al tratarse de ¡°un caso excepcional, ya que las obras que se hicieron nunca se certificaron por el Ayuntamiento¡±. Adem¨¢s, las posibles soluciones pasan por la implicaci¨®n de la Xunta de Galicia y la Diputaci¨®n de Pontevedra, que acometi¨® recientemente la reparaci¨®n del puente de construcci¨®n decimon¨®nica que conecta la isla con el resto del municipio. La infraestructura, sin embargo, requiere todav¨ªa m¨¢s inversiones.
Del marqu¨¦s al Club Bilderberg
El modelo de A Toxa tiene como referente al banquero Jos¨¦ Riestra L¨®pez, marqu¨¦s de Riestra, que compr¨® la isla a principios del pasado siglo. Tras el crack de 1929, el complejo pas¨® a manos del conde de Fenosa, Pedro Barri¨¦ de la Maza, que sigui¨® con los planes de parcelaci¨®n y privatizaci¨®n ideados por su amigo, el marqu¨¦s. Por aquel entonces solo pod¨ªan entrar a la isla sus due?os y los hu¨¦spedes del Gran Hotel. Un puesto con vigilantes uniformados controlaba el puente, un servicio exclusivo que pas¨® a la historia con la llegada del turismo masivo.
A pesar de los vicios ocultos heredados, el suelo de esta isla se revaloriza tanto o m¨¢s que el de otras populares zonas tur¨ªsticas del entorno como San Vicente do Mar y Sanxenxo, seg¨²n Benito Castro, perito de Tinsa, la firma internacional l¨ªder del sector en tasaci¨®n inmobiliaria. Castro confirma que la propiedad en A Toxa se ha revalorizado un 30% en los dos ¨²ltimos a?os. ¡°Hay demanda, pero no hay oferta porque aqu¨ª no se puede construir como en otros vecinos enclaves tur¨ªsticos¡±, apunta el arquitecto.
Con unas 26 propiedades a la venta, la oferta en A Toxa no languidece al ritmo de sus infraestructuras. Las villas m¨¢s exclusivas son las de mayor antig¨¹edad. Una de ellas, con una parcela de 1.000 metros cuadrados, est¨¢ valorada en 3,5 millones de euros, mientras el precio de un d¨²plex puede alcanzar el medio mill¨®n. Familias adineradas y arist¨®cratas fueron los fundadores del exclusivo veraneo en la isla. En la d¨¦cada de los noventa el nuevo cach¨¦ de A Toxa lo marcaron conocidos empresarios gallegos como el due?o de Inditex, Amancio Ortega, y otras familias vinculadas a la moda como la de Adolfo Dom¨ªnguez, propiedades que en su mayor¨ªa est¨¢n a nombre de sociedades mercantiles.
En 1989, A Toxa lleg¨® a acoger una reuni¨®n del selecto Club Bilderberg y ahora trata de recuperar su modelo de negocio elitista con el Foro La Toja, impulsado desde 2019 por el empresario gallego Amancio L¨®pez Seijas, presidente de la firma hotelera Grupo Hotusa. Un a?o antes, en 2018, L¨®pez Seijas rescat¨® de la decadencia las instalaciones de cinco estrellas del Gran Hotel, que estaba sumido en un evidente declive por falta de inversiones de su propietario, el desaparecido Banco Pastor. Este c¨®nclave internacional de intelectuales, pol¨ªticos, empresarios y acad¨¦micos, cuya quinta edici¨®n se celebr¨® hace unos d¨ªas con la presencia del rey Felipe VI, supone un atractivo a?adido para la isla y el propio complejo hotelero. En invierno, el Gran Hotel volver¨¢ a cerrar sus puertas, lejos del bullicio en sus a?os de apogeo.
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