Ojo, que tiene 38?
El teletrabajo con ni?os en casa es as¨ª. Una tarea de equipo en la que ella se lo pasa fenomenal y los adultos se van dando relevos
La v¨ªspera de que empiece la suspensi¨®n obligatoria de las clases, Telma y ¡®nonna¡¯ Christine, su abuela italofrancesa, vuelven a casa con una noticia inquietante: ¡°En la guarder¨ªa dicen que tiene 38?¡±. En tiempos de coronavirus y teletrabajo esa frase de siete palabras hace que todos nos miremos a los ojos, bajemos r¨¢pidamente la vista a los pies, y miremos luego al techo. Nos falta silbar, como si aqu¨ª no pasara nada, mientras digerimos lo que puede significar eso. En seguida cogemos el term¨®metro. 36,5. Falsa alarma. Lo mismo ocurre las otras 500 veces que probamos durante las siguientes horas. ?Lo has puesto bien? ?Seguro? Seguro, pensamos mientras Telma se lo pasa pipa con la luz verde que despide el term¨®metro.
Mientras sus padres trabajan, ella baila, saca cuentos de la estanter¨ªa para tirarlos al suelo, corre, gira sobre s¨ª misma, prueba a pintar, intenta rebotar contra un bal¨®n de pilates, entona el Let it Go de Frozen, se intenta arrancar los calcetines, grita de nuevo, corre de nuevo, y finalmente se dedica a aporrear una caja de cart¨®n llena de pa?ales. Aqu¨ª no se ha decretado el estado de sitio, ni se ha ido al asalto de los lineales de los supermercados, ni se ha colapsado Amazon con pedidos de comida, bebida, y todo lo dem¨¢s, pero pa?ales, lo que es pa?ales, s¨ª que se han comprado. Parece lo m¨ªnimo para un beb¨¦ cuando la gente se pelea en los supermercados por el papel higi¨¦nico, y adem¨¢s resulta que le sirven de entretenimiento.
Pum, pum, pum. Los golpes a la caja se mezclan con los de las teclas del ordenador, el sonido que anuncia una catarata permanente de emails y los timbres del tel¨¦fono: whatsapp, telegram, slack y sms se unen a las llamadas en una sinfon¨ªa continua en la que Telma es la solista. El teletrabajo con ni?os en casa es as¨ª. Una tarea de equipo en la que ella se lo pasa fenomenal y los adultos se van dando relevos mientras sacan adelante su tarea con algo de mala conciencia.
La familia acaba el d¨ªa feliz. Y agotada.
Mi¨¦rcoles 11 de marzo. Primer d¨ªa sin clases. Telma canturrea en el coche mientras vamos a casa de los abuelos espa?oles. Cuando llega, sufre una decepci¨®n. ¡°Tato trabaja¡±, acaba diciendo al ver que no est¨¢ su t¨ªo, algo que le resulta incomprensible, y que le hace descubrir que en tiempos de coronavirus no todo el mundo tiene la opci¨®n de quedarse en casa para teletrabajar. ?Qu¨¦ har¨¢n esos padres? ?Qui¨¦nes les ayudar¨¢n? ?C¨®mo saldr¨¢n adelante? Ella no se hace esas preguntas porque ya est¨¢ en el jard¨ªn jugando con la abuela.
-?No me persigas!
Quedan catorce d¨ªas sin clases.
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