A cubierto
Algo que nunca hubiera imaginado es que mi gran alternativa de ocio diaria ser¨ªa salir a las ocho a aplaudir desde el balc¨®n al personal sanitario
No s¨¦ si nos hemos acostumbrado a nuestra existencia de interior, sin embargo, es la que nos toca vivir, por el momento. En algunos casos, no se parece en nada a la de antes del COVID19. Nos hemos quedado sin los olores de fuera, al caf¨¦ y pincho de tortilla de los bares por las ma?anas, a flores, justo ahora que ha empezado la primavera, o a tierra mojada. Si llegan las fragancias, lo hacen mitigadas por la distancia.
La vista tampoco es la misma, puesto que ahora no podemos explorar m¨¢s all¨¢ de lo que nos permiten observar nuestras ventanas. Enfrente, cortinas en tonos marfil, televisiones gigantescas de las que ¨²nicamente intuimos colores saturados, bicicletas est¨¢ticas que algunos ten¨ªan olvidadas en la terraza, pero que usan en la actualidad para no perder la costumbre de moverse. Los sonidos nada tienen que ver con lo que dejamos el d¨ªa que nos encerramos, ni coches ni voces de ni?os en las plazas, solo aves y pocas que estoy a m¨¢s de cincuenta kil¨®metros de la monta?a. El tacto, si el confinamiento nos pilla en solitario, se limita al de los objetos inanimados que limpiamos, movemos o cocinamos. ?Qu¨¦ lejos las caricias y los abrazos!
La actividad se ha trasladado al patio de luces, desde donde me llegan los sonidos de los cubiertos cayendo sobre los platos y los olores de lo que han cocinado. Oigo ladridos, y m¨²sica y risas y enfados. Tambi¨¦n reconciliaciones. Estoy deseando que se vayan las nubes para tender mi ropa en la l¨ªa por si, con suerte, coincido con alguna vecina. Por vez primera en semanas podr¨ªa charlar con alguien mir¨¢ndole a la cara sin que nos separe una pantalla.
La vida ha cambiado en muy poco tiempo y, a pesar de lo mucho malo, tambi¨¦n hay cosas buenas. La gente trata de cubrir necesidades inmediatas imprimiendo en 3D el material que no llega; los carteles en los portales pegados por personas que se prestan a ir a comprar o a pasear las mascotas se han multiplicado y se han creado grupos de whatsapp en los que completos desconocidos con ideolog¨ªas opuestas y edades dispares se organizan para ayudar.
Algo que nunca hubiera imaginado, antes de la pandemia, es que mi gran alternativa de ocio diaria ser¨ªa salir a las ocho a aplaudir desde el balc¨®n al personal sanitario. Todas las jornadas son diferentes. En la ¨²ltima se gritaron de un bloque a otro lo de ¡°camarero, ?qu¨¦?¡±, se dieron las buenas noches dej¨¢ndose los pulmones y alguien puso con los mejores altavoces del universo, ya que su potencia era indiscutible, la canci¨®n de ¡°We are the champion¡± de Queen. Cada tarde nos regala un tema distinto, con el fin de no sumirnos en la rutina.
Mientras, el peque?o comercio se reinventa para continuar funcionando y se enfrenta a los todopoderosos supermercados, que tienen las webs colapsadas y a la gente haciendo cola en la entrada, ofreciendo la posibilidad de comprar por tel¨¦fono y entregando la mercanc¨ªa a domicilio en menos tiempo que las grandes superficies.
Los barrios siguen vivos, eso s¨ª, a cubierto.
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