Los d¨ªas de la Bestia
La directora del Vincci Capitol, donde ?lex de la Iglesia rod¨® una de las escenas m¨¢s m¨ªticas de cine espa?ol, pasa las noches en un inmueble vac¨ªo
Hay ma?anas en las que Patricia Rubido tiene el centro de Madrid a sus pies. Se encuentra con el fot¨®grafo de EL PA?S, Jaime Villanueva, en la suite del hotel Vincci Capitol situada encima del letrero de Schweppes que domina la Gran V¨ªa, en el Edificio Carri¨®n. Tiene una terraza con vistas imponentes a la Casa de Campo, el Madrid de los Austrias, el Palacio Real o la Puerta del Sol. Debajo de ella hay dos habitaciones detr¨¢s de los gigantescos neones de Schweppes (decoradas en homenaje a la marca de t¨®nica), ah¨ª donde ?lex Angulo, Santiago Segura y Armando da Razza rodaron, en El d¨ªa de la Bestia (?lex de la Iglesia, 1995), una de las escenas m¨¢s ic¨®nicas del cine espa?ol.
En circunstancias diferentes, Rubido podr¨ªa ser clienta de la suite en la que duerme y que cuesta desde 450 euros la noche, llamar al servicio de habitaciones y cenar en esa terraza mientras abajo pasan coches y cientos de personas en una de aquellas noches de Madrid en las que cruzar la plaza de Callao llevaba 15 minutos. La realidad es otra: Rubido es la directora del hotel, duerme en un edificio de 143 habitaciones y se siente como ¡°una capitana del barco¡± en medio de un naufragio sin precedentes. No se ve un alma abajo y las vistas imponentes son de una ciudad vac¨ªa y en silencio, aplastada por la epidemia.
¡°Si da miedo una calle grande y vac¨ªa, imagina ¨¦sta¡±, dice Rubido se?alando la Gran V¨ªa. Construido a principios de los a?os 30, el Edificio Carri¨®n (o Capitol) fue proyectado por dos arquitectos j¨®venes, Luis Mart¨ªnez-Feduchi y Vicente Eced y Eced por encargo del marqu¨¦s Enrique Carri¨®n. Se trata de una construcci¨®n influida por la arquitectura de Mendelsohn y el expresionismo alem¨¢n. En 1972 se coloc¨® el letrero de Schweppes, 100 kilos a 37 metros de altura en el torre¨®n, dispuesto al principio para acoger neones de publicidad que poco a poco fueron desapareciendo hasta quedar s¨®lo Schweppes y, en la azotea, Vodafone desde 2007. Una de las joyas de la corona del edificio es el Capitol, un cine con un aforo de 2.000 personas. Semejante lugar tan representativo del ocio de la capital de Espa?a es hoy un sitio cerrado a cal y canto en el que trabaja el personal m¨ªnimo para el mantenimiento del hotel de 4 estrellas que lo ocupa.
¡°A¨²n sin hu¨¦spedes, un hotel no puede dormir¡±, dice Rubido. La declaraci¨®n del estado de alarma los pill¨® preparando una nueva temporada que conllevaba, entre otros cambios, la apertura de terrazas. Su situaci¨®n es extrapolable a la de tantos establecimientos tur¨ªsticos que han frenado en seco cuando se acercaba su mejor momento, los meses m¨¢s calientes del a?o. Todos estos hoteles se han puesto en modo hibernaci¨®n mediante respiraci¨®n asistida. ¡°Un hotel no se puede apagar como un ordenador y esperar que a los dos meses cuando le demos al ¡®on¡¯ todo vuelva a funcionar de la misma forma, necesitamos de un mantenimiento continuo como la revisi¨®n general de todas las instalaciones, colocaci¨®n durante 24 horas de ozonizador en cada habitaci¨®n para limpieza y desinfecci¨®n exhaustiva, desmonte de las habitaciones, guardar los elementos de decoraci¨®n¡¡±, dice Carlos Calero, director general de Vincci Hoteles.
60.000 guantes
¡°Hoy tendr¨ªamos una ocupaci¨®n del 90%. Abril y mayo est¨¢n perdidos y a partir del mes de junio depender¨¢ de cuanto se alargue la pandemia¡±, dice Calero. Han entregado m¨¢s de 60.000 unidades de guantes, mascarillas, geles de hidroalcohol, gorros de ducha, etc., a la ayuda de la contenci¨®n de la covid-19. Y entre sus hoteles de Madrid y Barcelona se han donado m¨¢s de 200 camas para poder aumentar plazas de hospitalizaci¨®n en la Cl¨ªnica Fuensanta y en la Cl¨ªnica Universitaria de Navarra, explica Aixa Rodr¨ªguez, jefa de comunicaci¨®n de la cadena.
Rubido no duerme siempre en el hotel ni siempre en esa habitaci¨®n, curiosamente la m¨¢s econ¨®mica si el Vincci est¨¢ vac¨ªo al tener esa planta una fase de luz propia. Cuando lo hace y se queda al frente del torre¨®n de uno de los edificios m¨¢s fotografiados de Espa?a, la ejecutiva descuenta los d¨ªas que faltan para abandonar su improvisado cuarto. Eso significar¨¢ que la enfermedad que se ha llevado hasta ahora a 20.000 espa?oles remite.
De momento, las vistas que mejor miden la temperatura social de la ciudad, con sus arterias llenas de gente, son hoy las que mejor presagian el mundo inminente: m¨¢s acera, m¨¢s silencio. Aunque Aixa Rodr¨ªguez es optimista: ¡°Madrid volver¨¢, y volver¨¢ m¨¢s y mejor que antes¡±.
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